Una magn¨ªfica regularidad
La ecuaci¨®n a la que se enfrentaba ?ngel Casero era bien sencilla. Si en la monta?a los mejores corredores son aqu¨¦llos que guardan mejor relaci¨®n entre su peso y su potencia y en el llano la ventaja es para aqu¨¦llos que m¨¢s potencia bruta posean, si quer¨ªa convertirse en un corredor m¨¢s regular, menos brillante pero m¨¢s seguro, no le quedaba m¨¢s remedio que adelgazar.
Gan¨® su primera gran carrera, el Tour del Porvenir de 1974, gracias a su potencial de contrarrelojista, ya que apenas hab¨ªa monta?a. Desde entonces ha perdido peso regularmente todas las temporadas. Pesa un kilo menos que en 2000, seis menos que hace siete a?os. En paralelo, y como comprobaci¨®n pr¨¢ctica de la teor¨ªa, fue perdiendo capacidad de contrarrelojista y ganando aptitudes de escalador. En 1999 logr¨® la confirmaci¨®n absoluta de que la v¨ªa era la buena al quedar el quinto en el Tour.
En lo que no ha cambiado nada Casero es en su car¨¢cter defensivo, obligatoriamente conservador, en la carretera. Ha logrado una magn¨ªfica regularidad, pero se ha tornado un resistente. No ha logrado convertirse en Miguel Indurain, que desde la p¨¦rdida de peso logr¨® ser, al mismo tiempo, el mejor escalador y el mejor contrarrelojista del momento, pero s¨ª se ha convertido en un corredor capaz de ganar la Vuelta simplemente qued¨¢ndose a esperar el derrumbe de sus rivales.
No puede atacar en la monta?a. Y, cuando lo hace, como en Aitana, traicionado por sus buenas sensaciones, acaba lament¨¢ndolo. As¨ª, que para la etapa de hoy, avisa: 'Quien debe atacar es Sevilla. No es mi terreno'. Entonces esperar¨¢ a su rueda que el manchego acabe sucumbiendo a su propio intento.
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