El debate y la inmigraci¨®n
Empieza en el Parlament un nuevo debate de pol¨ªtica general. Probablemente no ha habido un debate igual a otro en estos 20 a?os, pero supongo que no me considerar¨¢n excesivamente ret¨®rico si considero que ¨¦ste es un debate especial. Es el primer debate en el que tenemos un conseller en cap que discute el protagonismo desde el Gobierno con el sempiterno Pujol y que antecede a la prometida moci¨®n de censura de Maragall. Es un debate previo a varios congresos de partido y al acuerdo de federaci¨®n entre CDC y UDC. Y todo ello enmarcado en un contexto sin duda peculiar. Clima b¨¦lico, constantes alusiones a conflicto entre culturas y civilizaciones, y sensaci¨®n general de que se est¨¢ acabando una ¨¦poca sin que sepamos demasiado en qu¨¦ consiste la nueva. Por si fuera poco, los quebraderos de cabeza de la 'coalici¨®n duradera' (que no infinita) entre CiU y el PP no dejan de crecer y agrandarse. Por una parte, los populares han de aprovechar estos meses para dejar huella y presentar un balance presentable ante su electorado, que no entender¨ªa que no llevaran adelante su programa con la mayor¨ªa absoluta de que disponen (leyes de reforma educativa, ley de cooperaci¨®n auton¨®mica, ley de estabilidad presupuestaria...). Por otra parte, los convergentes han de tratar de no quedar engullidos por su dependencia enfermiza del partido conservador, y es necesario que procuren demostrar que no s¨®lo les preocupa permanecer el poder como sea, sino que tambi¨¦n tienen ideas y proyecto.
Pero, puestos a escoger, me gustar¨ªa que ¨¦ste fuera tambi¨¦n el debate de la inmigraci¨®n. Hasta ahora, las autoridades de todo pelaje han ido funcionando con la fotograf¨ªa que qued¨® en Espa?a tras los sucesos de El Ejido de febrero de 2000. La imagen que ha quedado en la retina de la mayor¨ªa de los ciudadanos es ¨¦sta: nos est¨¢n invadiendo, no paran de llegar m¨¢s y m¨¢s inmigrantes sin dinero, sin papeles, sin casa, y acaban provocando conflictos, delitos y problemas de convivencia. Da igual si ¨¦sa es una imagen que no concuerda con la realidad. Da igual si Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos con menor n¨²mero de inmigrantes. Da igual si la pol¨ªtica emprendida por el PP no se sostiene. Los grandes partidos en Espa?a han llegado a la conclusi¨®n de que si contradices esa imagen los electores te lo har¨¢n pagar. Y nadie quiere salir movido en la foto.
Estos d¨ªas estamos teniendo abundantes confirmaciones de que ¨¦ste va a ser un tema central en los pr¨®ximos meses y a?os. Veamos si no las reacciones a los atentados terroristas de Nueva York y Washington. El mismo d¨ªa del atentado, en la COPE, Jim¨¦nez Losantos nos preven¨ªa sobre las evidentes cosecuencias negativas de tanto musulm¨¢n en Espa?a. Algunos peri¨®dicos, como El Mundo, han publicado art¨ªculos en los que se glosa la idea de que tanta mezcla cultural no acaba de funcionar y de que ahora pagamos los platos rotos de tanta tolerancia. Como no pod¨ªa ser menos, Berlusconi se ha a?adido a tal deriva insistiendo en que nuestra civilizaci¨®n es superior y en que islamismo y derechos humanos son incompatibles. En casa, Duran Lleida nos advierte de que se ha de poner l¨ªmite a la 'masiva' llegada de inmigrantes y han de endurecerse las v¨ªas de acceso para prevenir males mayores. Pujol hace tiempo que insin¨²a que hay inmigrantes m¨¢s asimilables que otros y que no podemos caer en la mezcla indiscriminada.
Quiz¨¢ me equivoque, pero me temo que a algunos partidos les empieza a tentar la idea de que, a pesar de lo resbaladizo del tema, conviene aprovechar la oleada de preocupaci¨®n y la t¨®pica desconfianza hacia el moro para pescar en aguas revueltas. El escenario parece propicio. Dudas constantes sobre la compatibilidad entre islamismo y derechos humanos.
Problemas aqu¨ª y all¨¢ con grupos o colectivos de inmigrantes magreb¨ªes. Y la sensaci¨®n de que el PP consigui¨® dividendos de su endurecimiento ante la inmigraci¨®n justo antes de las elecciones generales de 2000. Las declaraciones de Duran fueron claras: necesitamos a los inmigrantes, pero con acceso controlado. Y la receta es la del PP: policializaci¨®n del problema, fronteras impermeables, expulsi¨®n de los sin papeles, acuerdos bilaterales con pa¨ªses de origen y definici¨®n anual de contingentes que establezcan criterios de llegada.L¨¢stima que ¨¦sa es precisamente la pol¨ªtica que se viene llevando a cabo desde hace meses sin que nada de ello ocurra. En un solo d¨ªa de agosto la guardia civil detuvo a m¨¢s de 500 inmigrantes ilegales. No hemos conseguido expulsar m¨¢s que a unas decenas de los miles de irregulares del pa¨ªs. Los acuerdos bilaterales no son operativos. Y los contingentes tardan meses en concretarse y cuando ven la luz s¨®lo sirven para regularizar a los ilegales.
No podemos ser ingenuos e infantiles, se nos dice, pero la pol¨ªtica que se aplica es, por irreal, ingenua e infantil. Uno piensa, en su ingenuidad, que todo est¨¢ dise?ado para que el mercado encuentre siempre a quien est¨¦ dispuesto a trabajar sean cuales sean las condiciones de la oferta. Se apuntan los problemas de las condiciones de vida en que se encuentran los que llegan, pero se hace muy poco para adecentar su situaci¨®n y evitar los problemas de convivencia que acaban produci¨¦ndose, que han de afrontar los ayuntamientos.Pujol afirm¨® hace tiempo que no se puede permitir que los valores de la gente de aqu¨ª no sean preeminentes y que sean pisoteados por los que llegan (Casino de Madrid, 4 julio 2000). En estas ideas segu¨ªa a Sartori (La sociedad multi¨¦tnica, Taurus), quien afirma sin tapujos que 'la integraci¨®n s¨®lo puede darse entre integrables' y que los 'musulmanes' (en general) no lo son. Berlusconi, de manera m¨¢s simplona y directa, ha remachado el clavo aprovechando el clima preb¨¦lico. Me gustar¨ªa ver en el Parlament un poco de debate sobre un tema que, sin duda, estar¨¢ en primera l¨ªnea de los pr¨®ximos meses. Y me gustar¨ªa ver posiciones que fueran m¨¢s all¨¢ del oportunismo m¨¢s rampl¨®n y se preguntaran qu¨¦ v¨ªas de acci¨®n positiva pueden emprenderse desde el pluralismo pol¨ªtico y social, y no desde una pretendida superioridad de los catalanes-europeos-occidentales. O si no, que se nos diga de una vez que hay inmigrantes asimilables y otros que no lo son. Y actuemos en consecuencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- VI Legislatura Catalu?a
- Plenos parlamentarios auton¨®micos
- Josep Antoni Duran Lleida
- Federico Jim¨¦nez Losantos
- Mociones censura
- Debates parlamentarios auton¨®micos
- Inmigrantes magreb¨ªes
- Opini¨®n
- El Mundo
- Silvio Berlusconi
- Jordi Pujol
- Generalitat Catalu?a
- Inmigrantes
- Parlamentos auton¨®micos
- Gobierno auton¨®mico
- Inmigraci¨®n
- Catalu?a
- Migraci¨®n
- Prensa
- Parlamento
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Demograf¨ªa
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Medios comunicaci¨®n