Del buen yantar
Cada a?o, desde Sant F¨¨lix (patr¨®n de Vilafranca) hasta Santa Tecla (patrona de Tarragona) o poco m¨¢s all¨¢, es decir, pr¨¢cticamente todo el mes de septiembre, las carreteras del Pened¨¨s se inundan de una especie de caracoles con ruedas que, no obstante la animadversi¨®n de los conductores locales, valen su peso en oro. Los primeros los llaman 'los tractores asesinos' porque circulan arrimaditos a la derecha, pero no lo bastante para dejar el carril libre, y despacito, pero no lo suficiente para superarlos con soltura, de manera que entre frenazos y adelantamientos equ¨ªvocos cada temporada contribuyen a reducir en gran n¨²mero el parque automovil¨ªstico de la comarca. Para el resto de los mortales, y especialmente para los numerosos empresarios vin¨ªcolas de la zona, son los portadores dichosos de esos granitos que se convertir¨¢n en el n¨¦ctar de la felicidad, en forma de desinhibici¨®n y jolgorio para los unos, de pela llarga para los otros.
A nadie le amarga un dulce. El premio gastron¨®mico Sent Sov¨ª no lo patrocina una empresa dedicada al comer, sino al beber
Uno de esos otros es el se?or Freixenet, aunque ahora ya no se llame as¨ª. De hecho, desde que la cava Freixenet empez¨® a hacerse del color de su producto han cambiado ah¨ª dentro cuatro cosas muy importantes: el amo, que ya no es el se?or Freixenet, sino la familia Ferrer; el idioma, que de puertas hacia fuera es el castellano; el nombre del producto, que ahora se llama de esa manera tan sosa pero, al parecer, tan catalana (aunque mi abuela, pobre mujer, le tiene dicho a mi padre que le ponga lo de siempre y que nada de 'champa?a de baratillo'), y la estrategia publicitaria de la casa, que es lo que nos interesa ahora.
La estrategia publicitaria de Freixenet, como la de muchas otras empresas que han estudiado en Am¨¦rica, incluye mantener buenas relaciones con el mundo de la cultura, por lo que tiene de prestigio y todo eso. Y nada de mirarla por encima del hombro. Gracias a esa estrategia, unos cuantos elegidos (servidor y un par de centenares m¨¢s) tienen la oportunidad de ponerse las botas una vez al a?o en la cena en que se falla el Premio Sent Sov¨ª, y el resto de la ciudadan¨ªa, o sea ustedes, de ganarlo. Que no es poco: a partir de este a?o, con la sustituci¨®n de Destino por el grupo RBA como editora del libro, el cheque ha pasado de 1,5 millones a cuatro. El hecho singular de que un galard¨®n de literatura gastron¨®mica lo patrocine una firma que s¨®lo se ocupa de lo l¨ªquido, desde?ando una posible colaboraci¨®n con, qu¨¦ s¨¦ yo, La Sirena o Paellador, a nadie le ha amargado hasta ahora el dulce.
El dulce y todo lo que le precede, es decir, inn¨²meros aperitivos y un men¨² de tres platos, cada uno con su correspondiente vino. Les ahorro los detalles por educaci¨®n, pero baste saber que los encargados de elaborarlos, tomando el testigo de sus colegas Ferran Adri¨¤, de El Bulli, y Josep Maria Boix, del hotel Boix de Martinet, fueron los hermanos Roca, de El Celler de Can Roca, en Girona. La bacanal ten¨ªa lugar el pasado jueves en la sede de Freixenet, SA, por supuesto en Sant Sadurn¨ª d'Anoia, la capital del espumoso en cuesti¨®n. Digo por supuesto porque a uno que infravalor¨® el orgullo patrio ('vols una copeta de xampany?') un poco m¨¢s y se lo llevan preso. Debe de ser que no hab¨ªa acudido a la visita previa a las cavas Segura Viudas, donde lo atractivo de la t¨¦cnica corr¨ªa parejo a lo estricto del l¨¦xico.
Una vez en las mesas, la excitaci¨®n por los manjares que se nos ca¨ªan encima empa?aba un poco el verdadero motivo de la fiesta. Al lado de la carta de comestibles hab¨ªa otra, m¨¢s peque?ita, de premiables. Estad¨ªsticamente, seis hombres y cuatro mujeres; siete obras en castellano y tres en catal¨¢n, y nueve t¨ªtulos con referencia gastron¨°mica por uno que no. De las posibles combinaciones sali¨® ganadora Mar¨ªa Pino con Un feroz apetito, definido por ella misma como 'un libro de mucho m¨¦rito' porque habla 'durante 175 p¨¢ginas de los banquetes del caballero Casanova sin recurrir al erotismo'. El a?o que viene tendr¨¢ ocasi¨®n de a?adir al libreto conmemorativo una breve reflexi¨®n sobre tan suculenta experiencia, como ya hicieron sus predecesores, en tono humilde Javier Tomeo al respecto de La rebeli¨®n de los r¨¢banos ('un divertimento literario sin demasiadas pretensiones. En unos tiempos en que se desmoronan las torres m¨¢s altas, puede que lo m¨¢s prudente y sabio sea no ser demasiado pretencioso y no tratar de alcanzar el cielo con la mano') y en uno m¨¢s m¨ªstico Nora Lobo con Ni gordas ni flacas, apetitosas ('la emoci¨®n y el regusto del que gozo me sobrecoge y no me abandonar¨¢ jam¨¢s. La dign¨ªsima Universidad me ungi¨® de pr¨®diga plenitud y Freixenet cocin¨® mis humores en el fuego lento de los aromas y las confesiones se caldearon en regocijo'). Habr¨¢n notado, por cierto, que ambos t¨ªtulos incluyen tambi¨¦n la necesaria, supongo, referencia al universo de lo digesto.
La universidad a que alud¨ªa la escritora argentina es la de Barcelona, promotora de la convocatoria de la mano del ex rector Antoni Caparr¨®s, fallecido precisamente este a?o y a quien se le brind¨® un sentido homenaje durante la ceremonia. Precisamente este hecho nos lleva de la mano a la conclusi¨®n de la velada. Con el rector de la UB y la esposa de Caparr¨®s en el estrado, dos numerosos jurados (tambi¨¦n se fallaba el Premio Juan Mari Arzak de periodismo gastron¨®mico, que recay¨® en Miguel ?ngel Rom¨¢n), representantes de Freixenet y de RBA Libros y la ganadora del Sent Sov¨ª, ?adivinan qui¨¦n se llev¨® la ovaci¨®n de la noche? Exacto: los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca.
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