?Hay que regular la recolecci¨®n de setas?
Alcaldes y propietarios forestales piden m¨¢s control sobre los 'boletaires' y el acceso a los bosques
Cuando la llegada de los boletaires se limitaba a unos cuantos buscadores de setas que adem¨¢s normalmente eran amantes de la naturaleza, no hab¨ªa problema. Nadie cuestionaba que el bosque fuera considerado un lugar de libre acceso. Pero ahora, los bosques y la naturaleza en general son el lugar de ocio al que acuden cada fin de semana miles de personas. Y las setas se han convertido adem¨¢s en un producto de lujo que se comercializa en grandes cantidades y altos precios.
Coger setas puede ser ahora una actividad muy lucrativa. Por eso, no s¨®lo llegan a los bosques cientos de boletaires ocasionales, sino furgonetas con cuadrillas de buscadores que no siempre respetan la regla de oro de un buen boletaire: no arrancar la seta completamente, sino cortarla con una navaja y dejar la cola para que pueda reproducirse al a?o siguiente. Como las setas crecen bajo un manto de hojas, muchos de estos buscadores utilizan rastrillos para ir m¨¢s deprisa, algo que indigna a los boletaires porque arrasa con la simiente.
Si coger setas puede ser muy lucrativo. ?Qui¨¦n debe beneficiarse de ello? Es l¨ªcito que los pocos habitantes que quedan en el ¨¢mbito rural reclamen para s¨ª este beneficio y pongan cadenas a las pistas? ?Ser¨ªa aceptable crear cotos de setas? ?Deber¨ªa crearse un carnet de boletaire y regular as¨ª el acceso los bosques? ?Ser¨ªa leg¨ªtimo que los municipios cobraran una tasa?
El debate se repite cada oto?o con mayor intensidad, justo cuando los mercados se llenan de robellones, llanegues y fredolics, las tres variedades m¨¢s apreciadas. Los propietarios forestales tienen la impresi¨®n de que ellos son los ¨²nicos que no se benefician del negocio. Algunos alcaldes del Alt Urgell ya han lanzado la idea de que se puedan cobrar tasas e impuestos a los que llevan a cabo esta actividad en sus municipios. Los payeses, mientras tanto, observan a los que vienen de fuera como a intrusos y algunos municipios han colocado cadenas en los accesos a las pistas.
La Generalitat ha legislado para intentar evitar los conflictos y proteger el espacio natural, pero la ley que regula el acceso motorizado al bosque duerme cual duende y su aplicaci¨®n es pr¨¢cticamente nula.
El sindicato agrario Uni¨® de Pagesos ha propuesto, seg¨²n explica Joan Jou, responsable del ¨¢rea forestal, que se regule el negocio de la recolecci¨®n de setas, pero no ha obtenido respuesta. Jou asegura que el problema radica en los grupos de buscadores profesionales que llegan a los bosques y 'arrasan con todo porque tienen que volver con la camioneta llena'. El diputado del PSC y alcalde de Borred¨¤ (Bergued¨¤), Joan Roma, sostiene que hay adem¨¢s un problema de invasi¨®n, de exceso de gente y de falta de conciencia para respetar el bosque, mantenerlo limpio y tener una actitud c¨ªvica.
La asociaciones de boletaires y los profesionales de la restauraci¨®n entienden que debe mantenerse la tradici¨®n de salir a buscar setas. Jordi Camps, presidente de la Penya Boletaire de Berga, no quiere hablar de l¨ªmites, prefiere hablar de libertades, aunque tambi¨¦n entender¨ªa una regulaci¨®n para los buscadores que hacen negocio. Carles F¨ªgols, presidente del Gremio de Hosteler¨ªa del Bergued¨¤, que ha organizado una muestra de cocina de setas, asegura que es muy positivo para su comarca que se mantenga la tradici¨®n y admite que los restaurantes tienen en el oto?o una segunda temporada tur¨ªstica.
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