?Qu¨¦ es terrorismo?
Lo que parece, huele y mata como terrorismo, es terrorismo'. La definici¨®n del embajador brit¨¢nico ante Naciones Unidas, Jeremy Greenstock, no es cient¨ªfica, pero refleja bien cu¨¢l es la situaci¨®n en la comunidad internacional tras los atentados del pasado 11 de septiembre en Washington y Nueva York.
La destrucci¨®n de las Torres Gemelas, sobre todo, ha despertado unanimidad y ha sido identificada como terrorismo por Gobiernos tan opuestos como los de China, Ir¨¢n, Siria, Rusia, Palestina o Burkina Fasso. 'Es de una extrema claridad: esto no tiene nada que ver con conflictos armados, luchas nacionales ni ocupaciones extranjeras. Esto parece, huele y sabe a terrorismo y es terrorismo', se apunt¨® el representante palestino ante la ONU, Nasser al Kidwa.
Habr¨¢ dificultades para aplicar la resoluci¨®n 1.373 del Consejo de Seguridad a zonas grises como las relacionadas con el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª
En Estados Unidos circulan tres definiciones legales distintas sobre el delito de terrorismo: C¨®digo Penal, FBI y Departamento de Defensa
Annan: 'Comprendo que son necesarias las precisiones legales, pero sobre todo hay una gran necesidad de claridad moral'
'Comprendo que son necesarias las precisiones legales', afirm¨® el propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, al abrir el debate sobre terrorismo en la Asamblea General, 'pero dej¨¦nme decirles que sobre todo hay una gran necesidad de claridad moral. No puede haber nada que justifique quitar la vida a civiles inocentes, sea cual sea la causa o el agravio. Y si hay un principio universal en el que todo el mundo est¨¢ de acuerdo, es seguramente ¨¦ste'.
'No hace falta que nos dediquemos a grandes discusiones diplom¨¢ticas o entre abogados y expertos en leyes. Lo que hace falta es una clara voluntad pol¨ªtica de acabar con quienes respaldan este tipo de acciones', precis¨® el embajador de Mongolia, miembro temporal del Consejo de Seguridad, al apoyar la hist¨®rica resoluci¨®n de la ONU.
Buscar una definici¨®n jur¨ªdica de 'terrorismo' sobre la que aplicar la resoluci¨®n 1.373 del Consejo de Seguridad no parece ser buen camino para solucionar las dudas. En lugar de aclarar las zonas grises, las complica. Sobre todo, porque nunca se ha conseguido llegar a una definici¨®n consensuada.
Incluso dentro de Estados Unidos existen varias definiciones legales. Seg¨²n Bruce Hoffman (autor del libro A mano armada), circulan tres:
C¨®digo Penal: 'Violencia premeditada y pol¨ªticamente motivada contra objetivos no combatientes, cometida por grupos infranacionales o actores clandestinos, habitualmente pensados para influir a un p¨²blico'.
FBI: 'Uso ileg¨ªtimo de la fuerza o la violencia contra personas o propiedades para intimidar y cooaccionar a un Gobierno, a una poblaci¨®n civil o a cualquier segmento de ¨¦sta, para la consecuci¨®n de objetivos pol¨ªticos o sociales'.
Departamento de Defensa: 'Uso ileg¨ªtimo, o amenaza, de la fuerza o violencia contra individuos o propiedades para coaccionar o intimidar a los Gobiernos y a las sociedades, a menudo para obtener objetivos pol¨ªticos, religiosos o ideol¨®gicos'.
En el caso europeo, el terrorismo s¨®lo est¨¢ tipificado como un delito concreto en seis de los quince miembros de la UE, y aun as¨ª no son muy coincidentes.
La nueva Ley antiterrorista aprobada por el Gobierno de Blair en 2000 (hasta entonces las normas antiterroristas se consideraban una ley provisional que debia ser ratificada cada a?o en los Comunes) afirma que terrorismo es el 'uso o amenaza de uso de acciones violentas contra personas o propiedades con el prop¨®sito de apoyar una causa pol¨ªtica, religiosa o ideol¨®gica'.
En Espa?a, la definici¨®n contenida en el C¨®digo Penal es bastante precisa. Delitos terroristas son los que se cometen 'perteneciendo, actuando o colaborando con bandas armadas, organizaciones o grupos cuya finalidad sea la de subvertir el orden constitucional o alterar gravemente la paz publica'.
Alcance global
Hace muchos a?os que la ONU est¨¢ convencida de que el terrorismo iba a ser una de las grandes amenazas del siglo XXI, y de hecho existen 19 instrumentos jur¨ªdicos internacionales sobre el tema. Incluso existe una importante resoluci¨®n del Consejo de Seguridad, de 19 de octubre de 1999, en la que se aborda por primera vez el problema del terrorismo de su forma general, y no ' internacional'. Y otra, de diciembre del mismo a?o, para evitar su financiaci¨®n.
La falta de una definici¨®n consensuada hab¨ªa impedido, sin embargo, hasta ahora la adopci¨®n de medidas imperativas, como las que se aprobaron el pasado d¨ªa 29 de septiembre. Los atentados de Washington y Nueva York dieron, aunque s¨®lo sea aparentemente, una nueva claridad al asunto. De momento, el acuerdo se aplicar¨¢ a lo que parece, huele y sabe como terrorismo, es decir, a los grupos sobre los que existe un consenso extendido. Pero una vez se organice la persecuci¨®n de Bin Laden y similares y se deje constancia de la voluntad internacional de intervenir en los pa¨ªses, como Afganist¨¢n, que ayuden o financien a estos grupos, se plantear¨¢ una segunda fase menos evidente.
El presidente Bush ha hablado de una guerra 'de alcance global', larga y dif¨ªcil, y nadie duda de que va a ser as¨ª. La dificultad saltar¨¢ en cuanto se intente ampliar la lista de 27 organizaciones que Washington ha enumerado ya.
El debate se plantea no s¨®lo en los pa¨ªses que sufren acciones terroristas de grupos no incluidos en esa lista, como Espa?a, Reino Unido o Rusia, sino tambi¨¦n dentro de la Administraci¨®n norteamericana: ?debe esa guerra combatir s¨®lo a las organizaciones que perjudiquen o amenacen intereses de Estados Unidos, o debe lanzarse tambi¨¦n contra otras, de alcance menos global, o incluso locales, y hasta qu¨¦ punto?
The Christian Science Monitor apunt¨® esta semana un enfoque que parece razonable a muchos norteamericanos: 'Los actos indiscriminados de violencia contra la poblaci¨®n civil son abominables..., pero muchos grupos que hacen uso de tales t¨¢cticas operan dentro de un contexto nacionalista muy reducido. Sus m¨¦todos deben ser objeto de condena, pero no implican necesariamente una respuesta militar por parte de Estados Unidos'. Es decir, colaborar¨¢ en la lucha que cada pa¨ªs haga contra los terroristas de ¨¢mbito m¨¢s reducido, pero no es razonable suponer que en esos casos vaya a implicarse directamente.
La 'zona gris' m¨¢s importante ser¨¢n las organizaciones isl¨¢micas vinculadas al conflicto ¨¢rabe-israel¨ª. Un sector del Pent¨¢gono, de c¨ªrculos acad¨¦micos y de medios proisrael¨ªes quieren que se incluya en la lista, tan pronto como sea posible, a Hezbollah y a Hamas, que figuran desde hace a?os en los documentos oficiales norteamericanos como 'organizaciones terroristas'.
Otro sector del Pent¨¢gono y del Departamento de Estado considera que no merece la pena abrir esa discusi¨®n. Sobre todo porque Hezbollah, la milicia shi¨ª libanesa, cuenta con el apoyo de determinados sectores de Ir¨¢n, y porque Hamas, el grupo palestino del que proceden los hombres-bomba que act¨²an en Israel, encuentra sost¨¦n en otros pa¨ªses aliados de EE UU.
El caso m¨¢s turbio es el de Arabia Saud¨ª, que financia centenares de centros isl¨¢micos en los que se ense?a la forma m¨¢s intransigente y contraria a los derechos humanos del islam. Algunos especialistas creen que Washington, tras el 11 de septiembre, no puede seguir mirando hacia otro lado y debe iniciar acciones para controlar estas prolongadas actividades de la familia real saud¨ª. Significar¨ªa realmente un gran cambio en la pol¨ªtica exterior norteamericana.
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