Compromiso dudoso
He vivido los atentados sufridos por Estados Unidos desde el interior de este pa¨ªs y no puedo compartir la admiraci¨®n que ha suscitado su reacci¨®n un¨¢nime ante el terrorismo, ni los reproches por la falta de consenso al respecto en la sociedad espa?ola.
He recibido informaci¨®n de tres fuentes: los medios nacionales, los extranjeros y las personas con las que trabajo y convivo. Los primeros han pasado de concentrarse en noticias no ya nacionales, sino fundamentalmente locales, a hablar de Afganist¨¢n como si fuera una noticia local m¨¢s; los segundos me han proporcionado una informaci¨®n m¨¢s amplia del escenario internacional que se estaba produciendo, y los terceros me han convencido de que la causa de la unanimidad, expresada en esa exhibici¨®n de banderas tan exportable, y que no todos comparten, es un completo desconocimiento del fen¨®meno con el que ahora se enfrentan.
De las conversaciones que he mantenido con estadounidenses se deduce que ignoraban -y a¨²n ignoran- la existencia de ETA. A¨²n m¨¢s sorprendente es que hubiera quien no ten¨ªa noticia del IRA. Argelia, Colombia y hasta el detalle del conflicto palestino-israel¨ª apenas existen en su vocabulario. Su unidad es posible por esa falta de informaci¨®n acerca de las complicaciones y ambig¨¹edades presentes en todo conflicto, lo que hace posible que impere el manique¨ªsmo impuesto desde Washington.
Pero no nos dejemos cegar por esa imagen -casi dir¨ªa est¨¦tica- que trata de imponerse dentro (y, al parecer, fuera) de Estados Unidos: juntos =invencibles. Dos tercios de la poblaci¨®n renunciar¨ªan a algunas libertades por razones de seguridad. En permitir eso consiste la victoria de los terroristas. Antes de proclamar un consenso, se debe tener presente que hay cosas que, en democracia, son irrenunciables, aunque vaya la vida en ello. Una lecci¨®n aprendida en Espa?a que aqu¨ª hace falta dar a conocer.
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