Una vida hecha polvo
M¨¢s de un centenar de ex empleadas de Persan padece dolencias irreversibles por inhalaciones t¨®xicas
Mar¨ªa del Carmen Casta?o dej¨® de trabajar en la empresa sevillana de jabones Persan en 1974, unos meses antes de casarse. Hab¨ªa estado vinculada a la empresa durante seis a?os, de los 20 a los 26, durante los cuales se recuerda a s¨ª misma, como al resto de sus compa?eras, con la cara blanca por el polvo de s¨ªlice con el que se hac¨ªa el jab¨®n, las manos llenas de llagas, los ojos llorosos, y cont¨ªnuas hemorragias nasales. Y todo por 60 pesetas diarias, en jornadas de 12 horas. Sin embargo, nadie se quejaba. 'No conoc¨ªamos nuestros derechos', se lamenta ahora.
Los s¨ªntomas m¨¢s superficiales desaparecieron nada m¨¢s dejar la empresa, pero poco despu¨¦s de nacer su hijo, en 1977, not¨® que se asfixiaba cuando intentaba hacer el m¨¢s m¨ªnimo esfuerzo, y que las manos y las piernas se le estaban deformando, hasta el punto de que se vio obligada a recurrir a las muletas. Para entonces ella ya intu¨ªa que la causa de sus dolencias pod¨ªa estar vinculada a su etapa en Persan, donde embasaba en cajas el jab¨®n en polvo, pero hasta 1989 no consig¨ª¨® que le diagnosticaran silicosis, una enfermedad pulmonar cr¨®nica, causada, en su caso, por inhalaci¨®n de polvo de s¨ªlice.
El pasado invierno estuvo ingresada cuatro veces, la ¨²ltima, durante 25 d¨ªas. A Mar¨ªa del Carmen, que ahora tiene 54 a?os, le cuesta llevar la cuenta de su cuadro patol¨®gico, que incluye silicosis, episodios de alopecia, varias enfermedades graves de la piel y dificultades respiratorias. Sus manos, siempre heladas porque no le circula bien la sangre, son puro hueso, igual que los pies. Tiene la voz muy d¨¦bil, aunque ahora no atraviesa una mala racha.
Encarnaci¨®n Mor¨¢n, de 57 a?os, tiene mejor aspecto, pero tambi¨¦n padece silicosis. Mar¨ªa del Carmen y Encarnaci¨®n, junto a otras dos ex compa?eras, acaban de ganar en el Tribunal Supremo una demanda contra su antigua empresa, que las tendr¨¢ que indemnizar a cada una con 12 millones de pesetas.
En los a?os setenta trabajaban en Persan unas 150 embasadoras y casi todas padecen hoy alguna enfremedad irreversible, aunque cada caso es distinto: en algunas ha derivado en c¨¢ncer de pulm¨®n, en otras en silicosis, a otras les afecta al ri?¨®n. Y muchas han muerto, con apenas 40 o 50 a?os.
Las afectadas y el Supremo dicen que Persan sab¨ªa que all¨ª se trabajaba 'en un ambiente contaminado' y sin protecci¨®n, mientras que los encargados se tapaban la cara con un pa?uelo cada vez que se acercaban al jab¨®n en polvo. Por eso, a Alfonso Carpintero, el abogado de Mar¨ªa del Carmen, Encarnaci¨®n y otras 12 ex empleadas, le cuesta entender que la empresa insista en pasar por juicios una y otra vez en vez de reconocer el da?o, subsanado ya en las actuales instalaciones de Persan, y llegar a un acuerdo con todos los afectados. Los 12 millones de indemnizaci¨®n saben a muy poco. 'Si esto hubiera ocurrido en cualquier otro pa¨ªs europeo, se les hubiera indemnizado por lo menos con 100', asegura el abogado.
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