La prosa en¨¦rgica de un perdonavidas
No s¨¦ qu¨¦ diablos haya podido sucederle en la vida al se?or Vidiadhar Surajprasad Naipaul, nacido en Trinidad hace sesenta y nueve a?os, para que tenga tan mal car¨¢cter. Es una persona despectiva, arrogante, que trata a patadas a todo el que no sea Naipaul-el-escritor o considere que no est¨¢ a su altura intelectual y literaria. Pertenece a ese tipo de gente que considera que el mundo le debe algo, y no se rebajar¨¢ a decir el qu¨¦ hasta que el mundo no se lo reconozca y le pida perd¨®n. Es algo as¨ª como esos aficionados del tendido siete de la plaza de toros de Madrid para los que no hay toro bueno ni torero entero, y uno acaba por sospechar que lo que ellos exigen ni lo hay ni lo habr¨¢ porque no es de este mundo. Y he de decir que no conozco colega suyo alguno que haya dado una explicaci¨®n satisfactoria a la altaner¨ªa del se?or Naipaul. Habiendo le¨ªdo entre l¨ªneas, uno puede sospechar lo m¨¢s l¨®gico: cierto sentimiento de inferioridad o de humillaci¨®n por el hecho de ser escritor de lengua inglesa con complejo de colonia, un perfeccionista que no puede soportar la consideraci¨®n de colonizado no ya por parte de sus iguales, sino, sencillamente, de sus inferiores, pues hay que a?adir que se considera a s¨ª mismo poco menos que el mejor escritor vivo en lengua inglesa y lleva media vida esperando la pleites¨ªa y el reconocimiento que considera debidos. Su libro El enigma de la llegada, que pudo ser, y en buena parte es, un bello y poderoso relato del encuentro de un hombre con una tierra ajena y propia, est¨¢ tan dominado por su autoculto a la personalidad que consigue irritar al lector m¨¢s paciente. O sea, que deber¨ªa estar entusiasmado con la concesi¨®n del Premio Nobel, porque no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s reconocimiento puede esperar ahora. Pero ya ver¨¢n c¨®mo vuelve a ponerse borde.
Entonces -se preguntar¨¢ el lector-, ?por qu¨¦ le han dado el Premio Nobel? La verdad es que el Premio Nobel se lo han dado a unas cuantas median¨ªas, pero ¨¦ste no es el caso de Naipaul. Una cosa es el car¨¢cter, y otra, la escritura. Al fin y al cabo, a un escritor se le exige que escriba bien e incluso que muera en el intento, pero no que adem¨¢s sea agradable, educado y cort¨¦s. Y el se?or Naipaul es un excelente escritor y un buen premio Nobel. Las cosas, como son.
Naipaul escribi¨® sobre Trinidad con un sentido m¨¢s bien costumbrista, pero con una capacidad tal de seleccionar lo significativo entre todo lo que ten¨ªa ante los ojos que pronto cuaj¨® su escritura -precisa, segura, compacta, fluida- en la tercera de sus novelas, Miguel Street (1959), en la que la iron¨ªa, que nunca perder¨¢, es empleada como un contrapunto medido e inteligente; pero su consagraci¨®n y proyecci¨®n internacional se produce con Una casa para el se?or Biswas (1961). Para entonces, si no me equivoco, ya est¨¢ de vuelta en Trinidad tras una larga estancia en Inglaterra. La creaci¨®n del se?or Biswas -un hombre que tuerce voluntariamente su destino para convertirse en periodista y que deber¨¢ enfrentarse a la derrota que le infligen las circunstancias y el tiempo, y al desvanecimiento de su autoestima, pero que, aun confundido y humillado (y bastante intratable, por cierto), busca un lugar, un espacio, una casa donde anide el resto de su orgullo-, la creaci¨®n del se?or Biswas, repito, es un verdadero tour de force y una magn¨ªfica creaci¨®n. Pocas veces se habr¨¢ hablado de manera tan sutil y certera a la vez acerca del colonialismo. De hecho, ¨¦ste es un tema central en su obra, que en sucesivos libros -varios de ellos, ensayos- se extender¨¢ a la India y a ?frica. En cuanto a ?frica, conviene detenerse en otra pieza narrativa de primer orden, tambi¨¦n editada en Espa?a: En un estado libre (1971). Este libro es una mezcla de diario de autor -al principio y al final-, al que siguen dos relatos: Uno de tantos, magistral visi¨®n del inmigrante que debe integrarse en otro pa¨ªs, concebida como otra forma de colonizaci¨®n, y Decidme a qui¨¦n he de matar; pero el verdadero relato largo, el que da t¨ªtulo al libro, cuenta una historia de dos blancos en plena guerra civil en un pa¨ªs africano, que se creen a salvo mientras la inquietud y la amenaza se van cerrando en torno a ellos en un crescendo admirable.
Hay otros libros de Naipaul que no conozco y sobre los que malamente podr¨ªa hablar. Lo que s¨ª resulta impresionante y cautivador es la serenidad y energ¨ªa de su prosa y la amplitud y convicci¨®n de su pensamiento acerca de los modos de colonizaci¨®n y la supervivencia de las culturas en el mundo moderno. No digo que haya que perdonarle por eso su car¨¢cter, pero lo que s¨ª hay que aprovechar ahora es para leer o revisar su obra, porque es sin duda un gran escritor. En un estado libre lo edit¨® Destino en 1976; antes, la editorial argentina Los Libros del Mirasol hab¨ªa publicado Miguel Street y Una casa para el se?or Biswas. Esta ¨²ltima, en nueva traducci¨®n, junto a Un camino en el mundo, El enigma de la llegada e India, se encuentran publicadas por la editorial Debate, que apost¨® por Naipaul desde hace unos a?os y ve ahora recompensada su decisi¨®n de publicar literatura de verdad. Que sea enhorabuena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.