Soldadito espa?ol
No hace demasiados a?os, el soci¨®logo alem¨¢n Ulrich Beck consideraba a los 'Ej¨¦rcitos sin enemigos' como un t¨ªpico ejemplo de instituciones zombies. Con tan curioso nombre alud¨ªa a aquellas instituciones que logran sobrevivir por pura inercia y se van arrastrando en el tiempo como muertos vivientes, sin una clara funci¨®n que cumplir. Esta nueva crisis nos ha mostrado que estaba equivocado. Para bien o para mal, es evidente que las Fuerzas Armadas no s¨®lo no van a desaparecer sino que se han convertido en una pieza decisiva a la hora de evaluar el protagonismo internacional de los diferentes pa¨ªses. Y lo ser¨¢n a¨²n m¨¢s a medida que crezca el furor hobbesiano que ha comenzado a prender tras los atentados del 11 de septiembre. Urge, pues, aproximarse a este renovado protagonismo del que ahora parecen gozar.
Como tantas otras veces, esta situaci¨®n nos ha pillado con el paso cambiado: con un Ej¨¦rcito en plena fase de profesionalizaci¨®n y asimilando apenas sus nuevas tareas de intervenci¨®n humanitaria en misiones de la ONU o de la OTAN. A?¨¢dase a esto la perplejidad derivada de tener que asumir ahora a la carrera nuevas funciones frente a un enemigo esquivo y difuso como es el 'terrorismo internacional'. ?C¨®mo distinguir el combate a este formidable y todav¨ªa bastante invisible adversario de nuestra propia lucha contra el tan manifiesto terrorismo 'interno'? No es de extra?ar que el almirante Antonio Moreno Barber¨¢ tuviera un acto fallido en el Congreso y cortara por lo sano: el Ej¨¦rcito est¨¢ para repeler cualquier 'amenaza para la supervivencia del Estado'. Es cierto que despu¨¦s hubo de matizar sus palabras en la l¨ªnea que luego reforzar¨ªa el ministro de Defensa, Federico Trillo: las amenazas que competen al Ej¨¦rcito son de 'naturaleza externa', y punto. Y no hay verdaderas razones para pensar que esta distinci¨®n entre 'dentro' y 'fuera' no vaya a ser respetada.
Lo que s¨ª muestran estas intervenciones es la necesidad de replantearse seriamente la pol¨ªtica de defensa, la ya iniciada reforma de los servicios secretos y las pautas de la colaboraci¨®n internacional en materia de seguridad. De otros pa¨ªses llegan se?ales similares. No hace mucho, la propia Alemania se desayun¨® con las pol¨¦micas declaraciones del carism¨¢tico general Kujat afirmando que el Ej¨¦rcito alem¨¢n no estaba preparado para satisfacer sus obligaciones en Macedonia (!?). Con la diferencia de que all¨ª se suscit¨® de inmediato un debate sobre el Ej¨¦rcito y su previsible futuro. Aqu¨ª se percibe, por el contrario, una gran indiferencia y distanciamiento p¨²blico hacia nuestra propia implicaci¨®n b¨¦lica y, en general, hacia el papel internacional de Espa?a. Puede que sean los ecos de esa larga tradici¨®n de aislacionismo espa?ol tan bien analizada en Mater dolorosa, el reciente libro de Jos¨¦ ?lvarez Junco (Taurus). Actitud que encuentra una exacta correspondencia tambi¨¦n en, por ejemplo, el raquitismo de nuestro servicio exterior o en la ausencia de centros de excelencia en estudios internacionales. Pero que a todas luces contrasta con la ya conocida ret¨®rica de nuestro presidente del Gobierno sobre el protagonismo exterior de Espa?a.
Mucho se ha hablado ya del desd¨¦n de Aznar al Parlamento al posponer su presencia en las Cortes para ofrecer explicaciones sobre el conflicto b¨¦lico y sobre nuestro papel e implicaci¨®n efectiva en ¨¦l. Esta actitud muestra un desprecio que tiene una dimensi¨®n de tipo simb¨®lico m¨¢s que 'informativa' o 'did¨¢ctica'. Como hemos visto en todos nuestros vecinos, la informaci¨®n al Parlamento es algo m¨¢s que un acto de cortes¨ªa, forma parte de la misma esencia de lo que significa el ejercicio del poder en una democracia parlamentaria. Es ya tanta la reiteraci¨®n en la atenci¨®n que reciben las Cortes que bien parece que pretenda hacerse de ellas otras instituciones zombies. Recurrir al lejano precedente de la guerra del Golfo y a la entonces tard¨ªa comparecencia de Felipe Gonz¨¢lez ante las Cortes no exime a Aznar de su propia responsabilidad. S¨®lo cabe esperar que ese acto no se quede de nuevo en un cruce de acusaciones mutuas entre los distintos grupos pol¨ªticos y comience ya de una vez el imprescindible debate sobre la nueva guerra y la nueva dimensi¨®n y papel de las Fuerzas Armadas.
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