Ninguna guerra podr¨¢ ser humanitaria
Esta carta va dirigida a Rosal¨ªa Blanco, como contestaci¨®n a su carta '?Ya era hora!', del martes 9 de octubre de 2001.
Hemos visto en vuestra carta una perversa justificaci¨®n de la intervenci¨®n armada de EE UU como liberadores de la poblaci¨®n afgana, y sobre todo de las mujeres afganas, como tambi¨¦n lo hicieron los talib¨¢n al llegar al poder, con la toma de Kabul. Nosotros, como pacifistas, no nos avergonzamos de declararnos como tal, y quisiera aclararle que las bombas de EE UU y sus aliados no tienen la intenci¨®n de acabar con el r¨¦gimen talib¨¢n y sus pol¨ªticas que niegan la vida a las mujeres afganas, sino justificar una intervenci¨®n por los ataques terroristas ocurridos el 11 de septiembre.
?Qu¨¦ es lo que le asegura que los bombardeos van a mejorar la situaci¨®n de las mujeres afganas? ?Por qu¨¦ est¨¢ tan segura de que los ataques que sufre Afganist¨¢n acabar¨¢n con los talib¨¢n? ?Cree usted que las mujeres afganas esperan con alegr¨ªa las bombas que acabar¨¢n con sus hijos, maridos o ellas mismas? ?Cree usted que las bombas pueden diferenciar entre hombres talib¨¢n y mujeres? ?Cree usted que todos los afganos son culpables? Ninguna guerra es humanitaria, ¨¦sta tampoco. Esto es una guerra por venganza, para poder calmar la opini¨®n p¨²blica. El Gobierno de EE UU quiere hacer algo, pero la ¨²nica v¨ªa que conocen son las armas. Para terminar, una aclaraci¨®n: cuando habla de los campos de concentraci¨®n que son las casas de las afganas, quisiera decirle que con ese razonamiento ?cu¨¢ntos hogares donde las mujeres sufren habr¨ªa que bombardear en el mundo?
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