Con el oto?o, lleg¨® el metro
Hace unos d¨ªas nos dimos una vuelta por las nuevas estaciones del metro inauguradas por la Merc¨¨: Mundet, Valldaura y Canyelles. Era un anhelo repetidamente expresado por los habitantes de estos barrios, siempre nada o mal conectados con el centro. Pasaron los Juegos Ol¨ªmpicos, se construy¨® la Ronda de Dalt, pero no lleg¨® el metro prometido. M¨¢s de uno, durante la inauguraci¨®n del d¨ªa 21 de septiembre pasado, no se lo deb¨ªa de creer. De hecho, a juzgar por las caras de la gente que sale de estas nuevas bocas de metro, m¨¢s de uno a¨²n no se lo cree.
Uno de estos d¨ªas de octubre nos apostamos un ratito en las tres nuevas bocas de metro y nos pusimos a observar la cara de los usuarios al entrar (no al salir, matiz importante). Ustedes dir¨¢n: tonter¨ªas, todos estar¨ªan contentos, es la novedad. Y tendr¨ªan raz¨®n. A toda esa gente de Canyelles y de la zona de Horta del paseo de Valldaura, as¨ª como a los trabajadores, estudiantes y profesores de la zona de los antiguos Hogares Mundet, ir a trabajar o a estudiar les resultar¨¢ mucho m¨¢s llevadero. Pero tengo para m¨ª que por esas zonas va a tardar m¨¢s a pasar la novedad. Por eso, aparte de contenta, a mucha gente se la ve¨ªa satisfecha. Muchos se acordar¨ªan de la situaci¨®n anterior, cuando desplazarse al centro era un v¨ªa crucis.
Mundet, Valldaura, Canyelles: nuevas estaciones de metro para la ciudad. Caras de satisfacci¨®n...
Son barrios donde los primeros autobuses empezaron a llegar a finales de la d¨¦cada de 1950, los taxis se negaban a ir m¨¢s all¨¢ de Sant Andreu o el servicio de correos funcionaba gracias a un bar que hac¨ªa las veces de central repartidora. Barrios de nuevo asiento donde el aislamiento causaba situaciones dram¨¢ticas: partos, accidentes e incidentes varios. Son muchos a?os esperando y reclamando, pero m¨¢s vale tarde que nunca. De las tres estaciones, la de Mundet, por ejemplo, pone como contrapeso a su entorno vagamente hostil (encajonada por la Ronda de Dalt) la dulcificaci¨®n de la media de edad de sus usuarios, mucho m¨¢s baja gracias a la Universidad y a la escuela de formaci¨®n de maestros, y al hecho de que muchos de ellos se dirigen a destinos no necesariamente repugnantes (comp¨¢rese con sus vecinas estaciones de Vall d'Hebron y Montbau, usadas por la mayor¨ªa de la gente que buenamente se acerca a la Residencia a visitar a los enfermos), como el Vel¨®dromo de Horta o el parque del Laberinto. Dicha estaci¨®n ofrece una colecci¨®n de retratos de personas apellidadas Mundet. Tiene gracia, pero los pasajeros est¨¢n m¨¢s atentos a las cuatro grandes pantallas de televisi¨®n que ofrecen canal Metro.
Las estaciones de Valldaura y Canyelles son otra cosa, claro. Muchos barceloneses descubrieron estos dos nombres gracias a los carteles de la nueva Ronda de Dalt. Un mundo nuevo yendo al o viniendo del nudo de la Trinitat. La estaci¨®n de Valldaura, recogida y tranquila, ha empezado con mal pie: los miles de peque?os mapas editados, incluso los t¨ªpicos que est¨¢n en los vest¨ªbulos de las estaciones o en el exterior, contienen un error de bulto. Sit¨²an la estaci¨®n en la plaza de Karl Marx, cuando en realidad est¨¢ en la esquina de la calle de Canig¨® con el paseo de Valldaura. En fin, pelillos a la mar, que ¨¦sta no es tierra que ame particularmente la cartograf¨ªa urbana y la gente de esa zona de Horta est¨¢ m¨¢s contenta que unas casta?uelas.
Lo que s¨ª estaba en la plaza de Marx es la falsa estaci¨®n que levantaron los vecinos en 1992 para protestar por el metro que no llegaba. Con tochos grises y un palo y una banderola met¨¢licos con un rombo pintado a imitaci¨®n de los del metro, aguant¨® tan tranquila hasta que los mismos vecinos, por propia iniciativa, la derribaron simb¨®licamente el pasado d¨ªa 6 de octubre. El tiempo pasa r¨¢pido pero no tanto como para olvidar esas formas de protesta, ¨¦pocas en que se constru¨ªan estaciones de mentirijillas o incluso se secuestraban autobuses.
La nueva estaci¨®n de Canyelles se encuentra apenas a cien metros de donde se levantaba la falsa. En ella todo es movimiento y actividad. El d¨ªa que la visitamos a¨²n se trabajaba a destajo. Se acababan las aceras, se instalaba un reloj en la parte superior del ascensor para minusv¨¢lidos, incluso vimos un par de obreros inyectando silicona y asegurando barandillas. Todo ello, convenientemente comentado por los jubilados que, apoyados en la baranda exterior, no se perd¨ªan detalle. El acceso principal se llama Garc¨ªa Lorca. El barrio se acab¨® de construir en 1976, con lo cual se aprovech¨® para reparar injusticias en el nomencl¨¢tor de nuestra ciudad: V¨ªctor Jara, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Federico Garc¨ªa Lorca, Miguel Hern¨¢ndez, Ignasi Agust¨ª, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Carles Soldevila son los nombres de sus principales calles.
Cuando visitamos la parada de Canyelles, al lado, en el parque de Serra Mart¨ª, hab¨ªa fiesta mayor: paraditas, caballitos, puestos de fritura y de venta de aceitunas. Lo viejo y lo nuevo. Era una tarde cualquiera y los ni?os, seg¨²n descend¨ªan de los caballitos, se pon¨ªan a subir y a bajar por las escaleras mec¨¢nicas nuevas. Como si fueran otra atracci¨®n. Y gratis. Le pregunt¨¦ a uno de los viejos que observaban la colocaci¨®n del gran reloj sobre el ascensor del metro y me dijo: 'La espera ha valido la pena'.
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