Peligro de deserci¨®n
Aunque el n¨²cleo duro es compacto, los nuevos 'compa?eros de viaje' de los talibanes recelan de Bin Laden
Las fuerzas estadounidenses y brit¨¢nicas que lanzaron la ofensiva contra Afganist¨¢n esta semana pueden esperar una dura resistencia de la guerrilla que proviene de un f¨¦rreo n¨²cleo de l¨ªderes talibanes que contribuyeron a fundar el movimiento y siguen dirigi¨¦ndolo. Osama Bin Laden y sus fuerzas ¨¢rabes, que han llegado a formar parte del proceso de toma de decisiones de los talibanes, tienen ahora una funci¨®n militar integrada en la resistencia talib¨¢n. Es probable que las deserciones del movimiento provengan de los 'compa?eros de viaje' sin ideolog¨ªa entre los comandantes past¨²n y los jefes tribales, m¨¢s que del n¨²cleo central.
Durante los ¨²ltimos siete a?os un estrecho c¨ªrculo de unos 30 j¨®venes ha dirigido a los talibanes. Una tercera parte ha muerto en la encarnizada lucha en el norte de Afganist¨¢n desde que los talibanes tomaron Kabul en 1996, pero los dem¨¢s han seguido siendo amigos ¨ªntimos, camaradas de armas que son leales a su l¨ªder, el mul¨¢ Mohamed Omar.
Es probable que la deserci¨®n venga de guerreros sin ideolog¨ªa y jefes tribales
Los intentos para dividir a los talibanes se centran en los que rechazan a Bin Laden
Originarios de dos provincias del sur, Kandahar y Urozgan, la mayor¨ªa eran demasiado j¨®venes para luchar contra los sovi¨¦ticos en los a?os ochenta. Su experiencia en la batalla y su camarader¨ªa brota de la guerra muyahid¨ªn entre 1989 y 1992 contra el Gobierno comunista que dejaron atr¨¢s los sovi¨¦ticos. 'Despu¨¦s de que se fueran los sovi¨¦ticos, luchamos contra el r¨¦gimen comunista de Najibul¨¢, y tras su ca¨ªda nos fuimos a casa o a estudiar en madrazas de Pakist¨¢n'. El mul¨¢ Mohamed Hassan, el gobernador de Kandahar al que le falta una pierna, me dijo en una entrevista en 1997: 'Todos nos conoc¨ªamos porque ven¨ªamos de la misma regi¨®n, hab¨ªamos luchado juntos y asistido a las mismas madrazas'.
La lealtad mutua que sienten estos hombres es profunda y muy rara vez se han mostrado en desacuerdo con Omar, a pesar de que en privado algunos de ellos se quejen de la presencia constante de los ¨¢rabes que est¨¢n vinculados a Bin Laden. Hoy ocupan todos los altos cargos del Gobierno de Kabul, del Ej¨¦rcito, de la muy temida polic¨ªa religiosa y de las provincias. Este grupo compacto nunca ha intentado ampliar la base de la Shura Suprema, o consejo isl¨¢mico, de Kandahar incluyendo a l¨ªderes que se unieron m¨¢s tarde a los talibanes o que fueron conquistados por ellos.
El 90% de la Shura Suprema, presidida por Omar, procede del mismo grupo original de past¨²n de Kandahar y no incluye a l¨ªderes prominentes de grupos ¨¦tnicos minoritarios y ni siquiera a pastunes de otras regiones. Un golpe contra Omar por cualquiera de este grupo de Kandahar, como el mul¨¢ Mohamed Hassan Akhund, el actual jefe del Gobierno de Kabul y segundo l¨ªder talib¨¢n, es muy improbable. 'Vivir¨¢n y morir¨¢n juntos y no se traicionar¨¢n unos a otros', dice un intelectual afgano en Peshawar.
El ala 'moderada' de los talibanes ha surgido de los ¨²ltimos reclutamientos del movimiento: jefes de clan, comandantes y comerciantes que se unieron al bando vencedor cuando los talibanes completaron su serie de victorias en el cintur¨®n sur past¨²n entre 1994 y 1996. Hoy algunas de estas figuras ocupan el segundo pelda?o en el escalaf¨®n de altos cargos de Kabul, gobernadores de provincias y comandantes en el frente. A muchos de ellos les desagrada la presencia de los ¨¢rabes y han intentado sin ¨¦xito convencer a Omar para que cree en Kabul un sistema de gobierno m¨¢s moderno, que respondiera mejor a las necesidades de la gente. Pero Omar se ha resistido porque dichos pasos podr¨ªan diluir el poder del grupo de Kandahar. M¨¢s a¨²n, desde la muerte en abril del segundo hombre m¨¢s poderoso de los talibanes, el mul¨¢ Mohamed Rabbani, los moderados no tienen l¨ªder. Rabbani, que muri¨® de c¨¢ncer, era miembro fundador de los talibanes y se hab¨ªa convertido en el jefe del Gobierno de Kabul. Hab¨ªa llegado a tener diferencias con Omar, especialmente acerca de la influencia de los ¨¢rabes y de la necesidad de establecer un mecanismo adecuado de consulta de gobierno. La base del poder de Rabbani estaba en la ciudad oriental de Jalalabad y no depend¨ªa del grupo de Kandahar para el apoyo pol¨ªtico.
La muerte de Rabbani dej¨® un vac¨ªo de liderazgo para los moderados, que algunos analistas occidentales esperaban que pod¨ªa ser cubierto por el ministro de Asuntos Exteriores, Wakil Ahmed Muttawakil, el rostro p¨²blico de los talibanes desde 1999. Pero Muttawakil, que estudi¨® con Omar en la misma madraza y comenz¨® su carrera pol¨ªtica como ch¨®fer, catador de comidas, traductor y secretario de Omar, ha dependido siempre del apoyo de Omar y no tiene base de poder tribal. Muttawakil es lo m¨¢s parecido a un tecn¨®crata talib¨¢n, pero nunca contrariar¨ªa a Omar.
Los intentos que est¨¢n ahora en marcha entre los l¨ªderes past¨²n leales al antiguo rey Zahir Shah para crear una divisi¨®n en los talibanes no se centran en el grupo de Kandahar, sino en los compa?eros de viaje a los que les molesta la influencia que ejercen los ¨¢rabes y no est¨¢n dispuestos a convertir a la naci¨®n afgana en reh¨¦n de Bin Laden.
Bin Laden ha sido el centro de una controversia entre los talibanes desde hace varios a?os, incluso mientras su influencia crec¨ªa. Tras dejar Sud¨¢n, en mayo de 1996, volvi¨® a la regi¨®n de Jalalabad, al este de Afganist¨¢n, y entr¨® en el talib¨¢n en septiembre, tras la toma de Kabul. Los oficiales militares retirados y los partidos isl¨¢micos desempe?aron un papel esencial para garantizar que los talibanes y Bin Laden trabajasen juntos y para asegurarse de que los campos de entrenamiento en el este de Afganist¨¢n para los militantes de Pakist¨¢n y de Cachemira se pudieran mantener.
Bin Laden r¨¢pidamente se congraci¨® con Omar construy¨¦ndole una nueva casa y una mezquita a prueba de bombas en Kandahar y entrenando a sus guardaespaldas. Despu¨¦s empez¨® a subvencionar las campa?as militares de los talibanes y la construcci¨®n de carreteras y emisoras de radio, y reclut¨® a unos 3.000 ¨¢rabes que ahora luchan por los talibanes. Estableci¨® empresas con los talibanes, dedicadas entre otras cosas al contrabando de bienes de consumo desde Dubai y Pakist¨¢n y al tr¨¢fico de drogas desde Afganist¨¢n.
Ha construido varios b¨²nker subterr¨¢neos para ¨¦l y para la c¨²pula talib¨¢n y se dice que est¨¢ muy implicado en la planificaci¨®n de la estrategia militar talib¨¢n. 'Bin Laden es pr¨¢cticamente el ministro de Defensa de los talibanes', dice Hamid Karzai, un jefe tribal afgano que intenta organizar una revuelta a favor del rey y en contra de los talibanes.
Pero la contribuci¨®n m¨¢s duradera de Bin Laden ha sido radicalizar la c¨²pula talib¨¢n a trav¨¦s de su visi¨®n de una yihad global contra Estados Unidos. Los talibanes no hab¨ªan elaborado una pol¨ªtica exterior antes de 1997, ni se ve¨ªan a s¨ª mismos como modelo para el mundo musulm¨¢n. Bin Laden introdujo a Omar al amplio mundo del islamismo radical adul¨¢ndole y dici¨¦ndole que era el Emir, o l¨ªder, de todo el mundo musulm¨¢n, que hab¨ªa creado el Estado isl¨¢mico m¨¢s puro del mundo.
Freno a la ayuda
Fue la influencia de Bin Laden, seg¨²n los cooperantes humanitarios occidentales, la que convenci¨® a Omar para implicar a las agencias de ayuda de Naciones Unidas en una serie de incidentes virulentos, que desde 1998 han hecho mucho m¨¢s dif¨ªcil la tarea de la ayuda humanitaria en Afganist¨¢n. M¨¢s recientemente se sospech¨® que Bin Laden desempe?¨® un papel muy importante en la decisi¨®n de los talibanes de destruir las antiguas estatuas de Buda en Bamiyan , de obligar a todos los periodistas occidentales a abandonar el pa¨ªs y a crear riesgos en la seguridad encaminados a forzar a las agencias de ayuda internacionales a marcharse. Unos d¨ªas antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre, se sospechaba que Bin Laden hab¨ªa organizado el asesinato de Ahmed Shah Masud, el peor enemigo de los talib¨¢n y l¨ªder del Frente Unido anti-talib¨¢n o Alianza del Norte.
En la crisis actual, la adulaci¨®n a Omar por parte de Bin Laden ha alcanzado nuevas cotas. 'Estamos firmes en el camino de la yihad en nombre de Dios inspirados por su Profeta y con el heroico y ferviente pueblo afgano bajo el mando del Emir de los creyentes el mul¨¢ Mohamed Omar y para hacerle triunfar sobre las fuerzas infieles', dijo Bin Laden a la televisi¨®n de Qatar Al Yazira en un mensaje enviado por fax el 23 de septiembre.
A su vez, el ultim¨¢tum de Omar a Estados Unidos ten¨ªa poco que ver con su pa¨ªs o la triste situaci¨®n de su pueblo, sino que m¨¢s bien es un eco del mensaje de Bin Laden. 'Si Estados Unidos quiere acabar con el terrorismo debe retirar sus ej¨¦rcitos del Golfo y acabar con su parcialidad en la cuesti¨®n palestina', dijo en un discurso para Radio Sharia el 25 de septiembre.
Los dos l¨ªderes se han fundido ahora en una relaci¨®n simbi¨®tica y en una sola voz. 'Estados Unidos ha creado el mal que le est¨¢ atacando', dijo Omar a la emisora La Voz de Am¨¦rica el 23 de septiembre. 'El mal no desaparecer¨¢ ni siquiera si yo muero y Osama muere y otros mueren', a?adi¨®. Seguir¨¢n juntos en la vida y en la muerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.