Los dos bandos de la guerra universitaria
El Ministerio defiende una ley que ha desatado las protestas de la mayor¨ªa de profesores, estudiantes y personal no docente
El proyecto de la Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU) ha llegado al Congreso. En una sola reuni¨®n, los grupos parlamentarios han visto esta semana gran parte de las 800 enmiendas. Pero este ajetreo se ve con recelo en los campus.
Los sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras y UGT; una parte muy representativa de asociaciones de estudiantes, unidas en la denominada Campa?a Estatal contra la LOU; y tambi¨¦n los rectores y miles de profesores se quejan de esta ley, aunque no de que se reforme el sistema universitario. Entre otras cosas, porque creen que con ella la Universidad perder¨¢ independencia y flexibilidad para adaptarse a nuevos tiempos. Su descontento tiene fechas de expresi¨®n: los sindicatos han convocado huelga general en la Universidad para el pr¨®ximo 7 de noviembre. Y los estudiantes, el jueves siguiente, el 14. Antes, todos movilizar¨¢n concentraciones ante el Congreso el pr¨®ximo 31 de octubre, cuando se debata la LOU en el pleno.
'Ha habido decenas de horas de debate del borrador', dice el secretario de Estado
'Es hip¨®crita que se tomen medidas como el distrito ¨²nico sin una pol¨ªtica de becas', plantea un alumno
Del otro lado, el Ministerio de Educaci¨®n defiende su proyecto, s¨®lo p¨²blicamente apoyado por un manifiesto encabezado por el catedr¨¢tico Gabriel Tortella y respaldado por unos 500 profesores. En palabras del secretario de Estado de Universidades, Julio Iglesias de Ussel, esta ley supera la 'prueba del algod¨®n' frente a la anterior y permitir¨¢ 'un nuevo salto en la calidad del sistema'. ?stos son los argumentos de ambas partes:
'La ministra no viene aqu¨ª, ni habla con nosotros', plantea Jos¨¦ Miguel P¨¦rez. 'Ella tiene a un grupo de expertos, entre comillas, que deciden lo que hacer sin pedir opini¨®n a nadie'. Este estudiante de Filosof¨ªa de 22 a?os apunta un sentimiento muy com¨²n: que el proyecto de reforma de la Universidad se ha hecho casi a espaldas de quienes deber¨¢n regirse por ¨¦l. Y la LOU va a afectarles en cosas concretas: como, por ejemplo, en si los estudiantes participan en la decisi¨®n de las fechas de los ex¨¢menes o en si se acaba con la endogamia.
'Se ha dado poco margen a la recogida de sugerencias', sostiene tambi¨¦n Fernando Lezcano, secretario general de la Federaci¨®n de Ense?anza de Comisiones Obreras, mayoritaria en representaci¨®n sindical y con m¨¢s presencia en cuanto a afiliaci¨®n entre el personal no docente que entre el profesorado. 'Luego el ministerio ha sido incapaz de asumir las cr¨ªticas', contin¨²a, 'se han interpretado como una zancadilla. Y aunque han recogido algunas de nuestras observaciones en las enmiendas, lo cierto es que eran de sentido com¨²n u omisiones graves como la del acceso de los mayores de 25 a?os'.
La visi¨®n del secretario de Estado de Universidades es completamente opuesta. Iglesias de Ussel asegura que en el procedimiento de discusi¨®n de los borradores de la ley ha habido muchos encuentros informales con profesores, representantes de los estudiantes y sindicatos. Pero adem¨¢s se ha seguido el procedimiento formal, a trav¨¦s del Consejo de Universidades. 'Y no hay que olvidar que el procedimiento de discusi¨®n establecido para el Consejo se hizo por unanimidad de los rectores', se?ala. 'Ha habido decenas de horas de debate del borrador en sus aspectos sustanciales'.
Otra de las grandes diferencias est¨¢ en el dinero con el que se abordar¨¢ el nuevo sistema. 'Si quieren una ley nueva, que saquen un documento de financiaci¨®n', apunta Roberto Gonz¨¢lez, de 21 a?os y estudiante de Derecho. Cierto es que la LOU pasa de puntillas por la cuesti¨®n, aunque el Ministerio se escuda en que la financiaci¨®n es competencia auton¨®mica. 'A las comunidades les corresponden los recursos, pero hay una pol¨ªtica de igualdad de oportunidades que pertenece a la Administraci¨®n', matiza un portavoz de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas (CRUE), que re¨²ne a 66.
Iglesias pide tiempo. Argumenta que se ha incluido en el proyecto que el Consejo de Universidades elabore un modelo de financiaci¨®n, que marque criterios b¨¢sicos a las autonom¨ªas. 'Es conveniente que se nos d¨¦ un tiempo m¨ªnimo'.
Un modelo no es un plan de financiaci¨®n. Y en la opini¨®n de muchos de los consultados, la Universidad requiere de inversiones concretas para que la reforma se lleve a cabo. 'No se consigue m¨¢s calidad en la ense?anza, sin poner un duro m¨¢s', a?ade el portavoz de los rectores.
Un ejemplo son las becas y ayudas al estudio. Toda la comunidad universitaria coincide en que son insuficientes. Incluido el ministerio: 'Nunca dir¨¦ que es un sistema ¨®ptimo', dice Iglesias. 'Pero hay un compromiso real de mejorar'. Y aporta datos: 'Entre el 2000 y el 2001 creci¨® en un 12% el porcentaje en becas. Y entre el 2001 y el 2002 el presupuesto aumenta un 7,4%. Adem¨¢s, en a?os de descenso del n¨²mero de estudiantes'.
Cifras poco tangibles para los principales afectados, los estudiantes. 'Es hip¨®crita que se tomen medidas como el distrito ¨²nico [el libre acceso a todas las universidades] sin una pol¨ªtica de becas. ?Cu¨¢ntos se pueden permitir estudiar fuera de su ciudad?', se pregunta Miguel Jim¨¦nez, del Sindicato de Estudiantes.
Entre los cambios espec¨ªficos que propone la ley preocupa la supresi¨®n de la selectividad. El ministerio ha pasado de anunciar a los cuatro vientos que ¨¦sta desaparecer¨¢ a cambio de que se establezca un examen por Universidad, a afirmar que s¨®lo se ha querido crear un marco jur¨ªdico para los ex¨¢menes espec¨ªficos que ya exist¨ªan -los de ingreso a carreras como Bellas Artes o INEF-. 'La Universidad tomar¨¢ la decisi¨®n de establecer una prueba en los casos espec¨ªficos en los que crea que es necesaria', explica el secretario de Estado. Pero el ministerio no ha aclarado si definitivamente se establecer¨¢ una prueba de rev¨¢lida al final del Bachillerato.
'El modelo tiene trampas', sostiene Nerea Fern¨¢ndez, estudiante de Biol¨®gicas de 21 a?os. 'Crea universidades de primera con pruebas de dif¨ªcil acceso y otras de segunda, que para atraerse estudiantes dejan el libre acceso'.
Otros alumnos se quejan de que el sistema favorece el nepotismo ('?C¨®mo se controla que no haya enchufe? Ahora la nota de corte es meridiana, pero ?cu¨¢les ser¨¢n los criterios para valorar los conocimientos?'); es irrealizable en la pr¨¢ctica ('Si ya cuesta que no coincidan ex¨¢menes de dos cursos, ?c¨®mo se va a evitar que todos tengan al menos la posibilidad de presentarse a los ex¨¢menes de las universidades de toda Espa?a?) y favorece un modelo elitista ('Las universidades jugar¨¢n a ser Harvard en un sistema p¨²blico').
El ministerio no esconde que la LOU favorece la competencia entre universidades. De hecho introduce una Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad, que servir¨¢ para medir la oferta universitaria: permitir¨¢ establecer un ranking de facultades.
Un sistema que no gusta a muchos por el car¨¢cter p¨²blico de la ense?anza superior espa?ola. 'Eso fomenta una minor¨ªa con t¨ªtulo de calidad y vulnera el la igualdad de oportunidades', dice un representante de los estudiantes en el Foro Estatal de Representantes de Universidades P¨²blicas. En su opini¨®n, el proyecto de ley se conforma con crear una ¨¦lite para determinados sectores. 'No les interesa una formaci¨®n universitaria para la sociedad, que ¨¦sta tenga capacidad de an¨¢lisis, capacidad de debate o esp¨ªritu democr¨¢tico'.
Pero la evaluaci¨®n de universidades s¨ª le parece bien a los rectores, como ha manifestado su presidente, Saturnino de la Plaza.
Lo que es pol¨¦mica es la remodelaci¨®n de los ¨®rganos de gobierno. Como el m¨¦todo de elecci¨®n del rector, por sufragio universal ponderado. Los propios rectores se quejan de que el debate se ha presentado como si se resistieran a nuevas f¨®rmulas. Y lo que piden es que la LOU abarque proyectos eficientes, pero diferentes. Es decir, se d¨¦ m¨¢s libertad a cada universidad para elegir su modelo de gobierno en sus estatutos, sin imponer uno solo desde arriba.
Como argumento, el hecho de que las universidades son muy diferentes: no es lo mismo un campus repartido por diversas ciudades de toda una comunidad aut¨®noma, como la Universidad de Castilla-La Mancha, que uno donde todas las facultades est¨¢n en edificios pr¨®ximos, como el de la Carlos III de Getafe (Madrid).
'Parece m¨¢s democr¨¢tico poder elegir directamente al rector', sostiene Santos Bolado, bibliotecario en la Universidad Complutense de Madrid. 'Pero el sistema anterior lo era m¨¢s, porque hab¨ªa control del trabajo de cada representante. ?ste ten¨ªa que dar explicaciones directas a los trabajadores. Ahora no hay posibilidad de pedir cuentas, porque muchas veces ni siquiera conoces al rector'. En una universidad peque?a al rector se le ve en la cafeter¨ªa; en una grande puede ser un desconocido.
Tambi¨¦n preocupa que las campa?as de los rectores atraigan intereses externos. Iglesias barre de un plumazo estos argumentos: 'Incluso en el actual sistema no hay ning¨²n candidato a rector que no haga campa?a en todos los sectores y centros'. Pero, adem¨¢s, rechaza injerencias externas: 'El sistema actual posibilita que esas injerencias queden clandestinas. Ahora cualquier intervenci¨®n va a tener que ser manifiesta. Y se pagar¨¢n las consecuencias porque se apostar¨¢ por otras candidaturas'.
Estudiantes y personal no docente tambi¨¦n se quejan de que pierden presencia en los ¨®rganos de gobierno y que algunos de ¨¦stos tienen menos competencias. 'Por ejemplo, ahora la Junta de facultad pasa a ser consultiva', apunta un estudiante de Econ¨®micas. Esto supone que decisiones del d¨ªa a d¨ªa, como las fechas de ex¨¢menes, la apertura de las bibliotecas o la reforma de los planes de estudio ya no se deciden en estos ¨®rganos. No imponen su criterio, que queda en manos del decano. 'Pero es que adem¨¢s en la nueva ley se da la posibilidad de que ¨¦ste sea designado por el rector', a?ade el portavoz de la CRUE.
Una de las novedades que m¨¢s defiende el secretario de Estado es el sistema de ingreso de los docentes contratados. 'Ahora el profesor joven, para su promoci¨®n, depende de quien tiene al lado al 100%. La ley lo que le garantiza es que si no tiene armon¨ªa con su superior, su trabajo y su prestigio y su esfuerzo le lleven a los niveles que espera', argumenta. Se har¨¢ a trav¨¦s de un sistema de habilitaci¨®n igual para todo el Estado que, seg¨²n Iglesias, es como el que siguen el resto de funcionarios.
Pero no est¨¢ claro que el sistema ayude a reducir la endogamia. 'La habilitaci¨®n conlleva la trampa de que ni siquiera garantiza una plaza, porque tienes que volver a pasar una prueba en la Universidad donde quieras trabajar', afirma Jes¨²s Esquinas, profesor de Matem¨¢ticas de la Complutense.
Ser¨¢ dif¨ªcil que estas dos posturas lleguen a un acuerdo, aunque el Ministerio tiene las de ganar, porque su ley contar¨¢ con el apoyo de la mayor¨ªa del PP en el Congreso. Los detractores de la ley consideran que, al menos, dejan constancia de que la LOU no les gusta.El proyecto de la Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU) ha llegado al Congreso. En una sola reuni¨®n, los grupos parlamentarios han visto esta semana gran parte de las 800 enmiendas. Pero este ajetreo se ve con recelo en los campus.
Los sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras y UGT; una parte muy representativa de asociaciones de estudiantes, unidas en la denominada Campa?a Estatal contra la LOU; y tambi¨¦n los rectores y miles de profesores se quejan de esta ley, aunque no de que se reforme el sistema universitario. Entre otras cosas, porque creen que con ella la Universidad perder¨¢ independencia y flexibilidad para adaptarse a nuevos tiempos. Su descontento tiene fechas de expresi¨®n: los sindicatos han convocado huelga general en la Universidad para el pr¨®ximo 7 de noviembre. Y los estudiantes, el jueves siguiente, el 14. Antes, todos movilizar¨¢n concentraciones ante el Congreso el pr¨®ximo 31 de octubre, cuando se debata la LOU en el pleno.
Del otro lado, el Ministerio de Educaci¨®n defiende su proyecto, s¨®lo p¨²blicamente apoyado por un manifiesto encabezado por el catedr¨¢tico Gabriel Tortella y respaldado por unos 500 profesores. En palabras del secretario de Estado de Universidades, Julio Iglesias de Ussel, esta ley supera la 'prueba del algod¨®n' frente a la anterior y permitir¨¢ 'un nuevo salto en la calidad del sistema'. ?stos son los argumentos de ambas partes:
Falta de debate'La ministra no viene aqu¨ª, ni habla con nosotros', plantea Jos¨¦ Miguel P¨¦rez. 'Ella tiene a un grupo de expertos, entre comillas, que deciden lo que hacer sin pedir opini¨®n a nadie'. Este estudiante de Filosof¨ªa de 22 a?os apunta un sentimiento muy com¨²n: que el proyecto de reforma de la Universidad se ha hecho casi a espaldas de quienes deber¨¢n regirse por ¨¦l. Y la LOU va a afectarles en cosas concretas: como, por ejemplo, en si los estudiantes participan en la decisi¨®n de las fechas de los ex¨¢menes o en si se acaba con la endogamia.
'Se ha dado poco margen a la recogida de sugerencias', sostiene tambi¨¦n Fernando Lezcano, secretario general de la Federaci¨®n de Ense?anza de Comisiones Obreras, mayoritaria en representaci¨®n sindical y con m¨¢s presencia en cuanto a afiliaci¨®n entre el personal no docente que entre el profesorado. 'Luego el ministerio ha sido incapaz de asumir las cr¨ªticas', contin¨²a, 'se han interpretado como una zancadilla. Y aunque han recogido algunas de nuestras observaciones en las enmiendas, lo cierto es que eran de sentido com¨²n u omisiones graves como la del acceso de los mayores de 25 a?os'.
La visi¨®n del secretario de Estado de Universidades es completamente opuesta. Iglesias de Ussel asegura que en el procedimiento de discusi¨®n de los borradores de la ley ha habido muchos encuentros informales con profesores, representantes de los estudiantes y sindicatos. Pero adem¨¢s se ha seguido el procedimiento formal, a trav¨¦s del Consejo de Universidades. 'Y no hay que olvidar que el procedimiento de discusi¨®n establecido para el Consejo se hizo por unanimidad de los rectores', se?ala. 'Ha habido decenas de horas de debate del borrador en sus aspectos sustanciales'.
Otra de las grandes diferencias est¨¢ en el dinero con el que se abordar¨¢ el nuevo sistema. 'Si quieren una ley nueva, que saquen un documento de financiaci¨®n', apunta Roberto Gonz¨¢lez, de 21 a?os y estudiante de Derecho. Cierto es que la LOU pasa de puntillas por la cuesti¨®n, aunque el Ministerio se escuda en que la financiaci¨®n es competencia auton¨®mica. 'A las comunidades les corresponden los recursos, pero hay una pol¨ªtica de igualdad de oportunidades que pertenece a la Administraci¨®n', matiza un portavoz de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas (CRUE), que re¨²ne a 66.
Iglesias pide tiempo. Argumenta que se ha incluido en el proyecto que el Consejo de Universidades elabore un modelo de financiaci¨®n, que marque criterios b¨¢sicos a las autonom¨ªas. 'Es conveniente que se nos d¨¦ un tiempo m¨ªnimo'.
Un modelo no es un plan de financiaci¨®n. Y en la opini¨®n de muchos de los consultados, la Universidad requiere de inversiones concretas para que la reforma se lleve a cabo. 'No se consigue m¨¢s calidad en la ense?anza, sin poner un duro m¨¢s', a?ade el portavoz de los rectores.
Un ejemplo son las becas y ayudas al estudio. Toda la comunidad universitaria coincide en que son insuficientes. Incluido el ministerio: 'Nunca dir¨¦ que es un sistema ¨®ptimo', dice Iglesias. 'Pero hay un compromiso real de mejorar'. Y aporta datos: 'Entre el 2000 y el 2001 creci¨® en un 12% el porcentaje en becas. Y entre el 2001 y el 2002 el presupuesto aumenta un 7,4%. Adem¨¢s, en a?os de descenso del n¨²mero de estudiantes'.
Cifras poco tangibles para los principales afectados, los estudiantes. 'Es hip¨®crita que se tomen medidas como el distrito ¨²nico [el libre acceso a todas las universidades] sin una pol¨ªtica de becas. ?Cu¨¢ntos se pueden permitir estudiar fuera de su ciudad?', se pregunta Miguel Jim¨¦nez, del Sindicato de Estudiantes.
Entre los cambios espec¨ªficos que propone la ley preocupa la supresi¨®n de la selectividad. El ministerio ha pasado de anunciar a los cuatro vientos que ¨¦sta desaparecer¨¢ a cambio de que se establezca un examen por Universidad, a afirmar que s¨®lo se ha querido crear un marco jur¨ªdico para los ex¨¢menes espec¨ªficos que ya exist¨ªan -los de ingreso a carreras como Bellas Artes o INEF-. 'La Universidad tomar¨¢ la decisi¨®n de establecer una prueba en los casos espec¨ªficos en los que crea que es necesaria', explica el secretario de Estado. Pero el ministerio no ha aclarado si definitivamente se establecer¨¢ una prueba de rev¨¢lida al final del Bachillerato.
'El modelo tiene trampas', sostiene Nerea Fern¨¢ndez, estudiante de Biol¨®gicas de 21 a?os. 'Crea universidades de primera con pruebas de dif¨ªcil acceso y otras de segunda, que para atraerse estudiantes dejan el libre acceso'.
Otros alumnos se quejan de que el sistema favorece el nepotismo ('?C¨®mo se controla que no haya enchufe? Ahora la nota de corte es meridiana, pero ?cu¨¢les ser¨¢n los criterios para valorar los conocimientos?'); es irrealizable en la pr¨¢ctica ('Si ya cuesta que no coincidan ex¨¢menes de dos cursos, ?c¨®mo se va a evitar que todos tengan al menos la posibilidad de presentarse a los ex¨¢menes de las universidades de toda Espa?a?) y favorece un modelo elitista ('Las universidades jugar¨¢n a ser Harvard en un sistema p¨²blico').
El ministerio no esconde que la LOU favorece la competencia entre universidades. De hecho introduce una Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad, que servir¨¢ para medir la oferta universitaria: permitir¨¢ establecer un ranking de facultades.
Un sistema que no gusta a muchos por el car¨¢cter p¨²blico de la ense?anza superior espa?ola. 'Eso fomenta una minor¨ªa con t¨ªtulo de calidad y vulnera el la igualdad de oportunidades', dice un representante de los estudiantes en el Foro Estatal de Representantes de Universidades P¨²blicas. En su opini¨®n, el proyecto de ley se conforma con crear una ¨¦lite para determinados sectores. 'No les interesa una formaci¨®n universitaria para la sociedad, que ¨¦sta tenga capacidad de an¨¢lisis, capacidad de debate o esp¨ªritu democr¨¢tico'.
Pero la evaluaci¨®n de universidades s¨ª le parece bien a los rectores, como ha manifestado su presidente, Saturnino de la Plaza.
Lo que es pol¨¦mica es la remodelaci¨®n de los ¨®rganos de gobierno. Como el m¨¦todo de elecci¨®n del rector, por sufragio universal ponderado. Los propios rectores se quejan de que el debate se ha presentado como si se resistieran a nuevas f¨®rmulas. Y lo que piden es que la LOU abarque proyectos eficientes, pero diferentes. Es decir, se d¨¦ m¨¢s libertad a cada universidad para elegir su modelo de gobierno en sus estatutos, sin imponer uno solo desde arriba.
Como argumento, el hecho de que las universidades son muy diferentes: no es lo mismo un campus repartido por diversas ciudades de toda una comunidad aut¨®noma, como la Universidad de Castilla-La Mancha, que uno donde todas las facultades est¨¢n en edificios pr¨®ximos, como el de la Carlos III de Getafe (Madrid).
'Parece m¨¢s democr¨¢tico poder elegir directamente al rector', sostiene Santos Bolado, bibliotecario en la Universidad Complutense de Madrid. 'Pero el sistema anterior lo era m¨¢s, porque hab¨ªa control del trabajo de cada representante. ?ste ten¨ªa que dar explicaciones directas a los trabajadores. Ahora no hay posibilidad de pedir cuentas, porque muchas veces ni siquiera conoces al rector'. En una universidad peque?a al rector se le ve en la cafeter¨ªa; en una grande puede ser un desconocido.
Tambi¨¦n preocupa que las campa?as de los rectores atraigan intereses externos. Iglesias barre de un plumazo estos argumentos: 'Incluso en el actual sistema no hay ning¨²n candidato a rector que no haga campa?a en todos los sectores y centros'. Pero, adem¨¢s, rechaza injerencias externas: 'El sistema actual posibilita que esas injerencias queden clandestinas. Ahora cualquier intervenci¨®n va a tener que ser manifiesta. Y se pagar¨¢n las consecuencias porque se apostar¨¢ por otras candidaturas'.
Estudiantes y personal no docente tambi¨¦n se quejan de que pierden presencia en los ¨®rganos de gobierno y que algunos de ¨¦stos tienen menos competencias. 'Por ejemplo, ahora la Junta de facultad pasa a ser consultiva', apunta un estudiante de Econ¨®micas. Esto supone que decisiones del d¨ªa a d¨ªa, como las fechas de ex¨¢menes, la apertura de las bibliotecas o la reforma de los planes de estudio ya no se deciden en estos ¨®rganos. No imponen su criterio, que queda en manos del decano. 'Pero es que adem¨¢s en la nueva ley se da la posibilidad de que ¨¦ste sea designado por el rector', a?ade el portavoz de la CRUE.
Una de las novedades que m¨¢s defiende el secretario de Estado es el sistema de ingreso de los docentes contratados. 'Ahora el profesor joven, para su promoci¨®n, depende de quien tiene al lado al 100%. La ley lo que le garantiza es que si no tiene armon¨ªa con su superior, su trabajo y su prestigio y su esfuerzo le lleven a los niveles que espera', argumenta. Se har¨¢ a trav¨¦s de un sistema de habilitaci¨®n igual para todo el Estado que, seg¨²n Iglesias, es como el que siguen el resto de funcionarios.
Pero no est¨¢ claro que el sistema ayude a reducir la endogamia. 'La habilitaci¨®n conlleva la trampa de que ni siquiera garantiza una plaza, porque tienes que volver a pasar una prueba en la Universidad donde quieras trabajar', afirma Jes¨²s Esquinas, profesor de Matem¨¢ticas de la Complutense.
Ser¨¢ dif¨ªcil que estas dos posturas lleguen a un acuerdo, aunque el Ministerio tiene las de ganar, porque su ley contar¨¢ con el apoyo de la mayor¨ªa del PP en el Congreso. Los detractores de la ley consideran que, al menos, dejan constancia de que la LOU no les gusta.
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