Rivaldo: m¨¢s temido que querido
El delantero brasile?o del Barcelona logr¨® en M¨¢laga su gol n¨²mero 100 en la Liga
A juzgar por la cara que puso, sobre todo por el gesto serio y la rabia con la que apret¨® el pu?o, nadie habr¨ªa dicho que Rivaldo (Recife, 1972) celebraba el s¨¢bado en M¨¢laga su gol n¨²mero 100 en la Liga. Alguna cosa pasa con el brasile?o, inexpresivo en la calle, siempre escrutado en la cancha, dif¨ªcil de entender por sus cambios de humor. El gol, ciertamente, ten¨ªa un valor personal importante -'me hace ilusi¨®n', hab¨ªa dicho- y bien bonito y sereno que pareci¨®, especialmente por el toque sutil de zurda que el brasile?o le dio a la pelota, que describi¨® una precisa vaselina hasta alojarse junto al poste izquierdo de Contreras. En el contexto del partido, sin embargo, no significaba nada m¨¢s que el empate ante un rival menor despu¨¦s de hora y cuarto de aburrimiento. No hab¨ªa lugar, consecuentemente, para la jarana, y as¨ª lo entendi¨® el brasile?o, que en su segundo partido de Liga se estren¨® con un tanto que mantiene su media de 0,55 goles por partido.
La productividad de Rivaldo es tan incuestionable que el entrenador le mantiene en la cancha cuando peor pintan las cosas. 'Puede estarse media hora sin tocar la pelota y decidir en una jugada', asinti¨®, al final del encuentro, Carles Rexach, que ha incluido al brasile?o en su equipo ideal, de acuerdo a una encuesta elaborada por el diario Clarin. 'Por la lesi¨®n de Rivaldo, 'agreg¨® Charly, 'hemos concedido muchas ventajas a los rivales'.
No hay un jugador m¨¢s f¨¢cil de enjuiciar que Rivaldo, convertido en problema o soluci¨®n seg¨²n el resultado del partido. Quiz¨¢ porque es el jugador mejor pagado del campeonato, con una ficha anual que supera los mil millones de pesetas, al brasile?o se le exige que sus goles sean proporcionales a sus ingresos, tal que si marca uno, dos y hasta tres tantos es su obligaci¨®n y si no los mete se le pone a deber, y ya se apa?ar¨¢.
Rivaldo nunca gana porque es un individualista en un deporte de equipo. Ni juega ni hace jugar, sino que s¨®lo se explica por sus goles. Pese a su curr¨ªculo, ni en A Coru?a, ni en Barcelona ni en Brasil le han tratado en consonancia con los partidos que ha resuelto, sino que a menudo le han recordado los que no arregl¨®, como si fuera un funcionario. La falta de carisma y su incapacidad para el politiqueo futbol¨ªstico le ha llevado a constantes desencuentros, por no decir desamores, agravados por sus afrentas particulares: que si no quiere jugar en la banda, que no vuelve si no le pagan lo que le deben o que jam¨¢s viajar¨¢ de bulto.
Rivaldo no admite medias tintas y exige decisiones dr¨¢sticas. El club que quiera tenerle debe asumirlo con todas las consecuencias. Venderle suena a negocio porque aliviar¨ªa la caja y liberar¨ªa al equipo, que jugar¨ªa menos hipotecado. Ocurre, sin embargo, que el Deportivo no consigui¨® traspasarle -el Bar?a pag¨® su cl¨¢usula de rescisi¨®n- ni el Barcelona ha podido colocarlo o traspasarlo. M¨¢s que querido, Rivaldo es temido. T¨¦cnicos y jugadores le apuntan siempre como el jugador m¨¢s desequilibrante al tiempo que ninguno a?ade que le gustar¨ªa jugar un d¨ªa a su lado.
Puesto que nunca declar¨® su amor por nadie, sino que s¨®lo est¨¢ comprometido consigo mismo, dif¨ªcilmente tendr¨¢ un gran club de fans, aunque s¨ª millares de admiradores y, puesto que ¨¦l no dice nada, centenares de defensores. La falta de carisma no deber¨ªa solapar su car¨¢cter de futbol¨ªsta ¨²nico, desequilibrante y que siempre est¨¢, sobre todo cuando es menester. La hinchada parece hoy encaprichada de Saviola, pero Rexach sabe que nadie como Rivaldo para afrontar el partido m¨¢s exigente o servir de escudo a la cr¨ªtica, aun cuando no est¨¦ recuperado de su lesi¨®n. M¨¢s que importante, Rivaldo se siente utilizado, y de ah¨ª su mosqueo. Fichado de emergencia tras el susto con el Skonto Riga, a¨²n hoy act¨²a de apagafuegos y no de bandera del Bar?a.
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