Un gasoducto para Kabul
Una gran compa?¨ªa petrolera intent¨® negociar con los talibanes el paso de uno de los mayores conductos de gas del mundo
Tres d¨ªas despu¨¦s de los atentados de Nueva York y Washington, cuando ya se empezaba a sospechar que eran obra de Bin Laden, un peque?o grupo de ejecutivos de una de las mayores empresas petroleras norteamericanas se reuni¨® apresuradamente en su sede de El Segundo, cerca del aeropuerto de Los ?ngeles (California). El objetivo era difundir un comunicado negando que hubiera apoyado al Gobierno talib¨¢n y recordando que su plan para construir uno de los gasoductos m¨¢s importantes del mundo a trav¨¦s de las tierras afganas, para unir los yacimientos de Turkmenist¨¢n y los mercados de Pakist¨¢n, hab¨ªa sido abandonado hac¨ªa tres a?os.
La empresa en cuesti¨®n es Unocal (Union Oil Company of California), una de las productoras de gas y petr¨®leo m¨¢s grandes del planeta, y el proyecto, que iba a ser financiado tambi¨¦n por Arabia Saud¨ª, fue abandonado efectivamente, y al parecer por presiones del Gobierno norteamericano, a finales de 1998. Algunas fuentes publicaron entonces que Unocal hab¨ªa llegado a pactar con los talibanes, pero que los atentados contra las embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania, el 7 de agosto de ese a?o, atribuidos tambi¨¦n a seguidores de Bin Laden, obligaron a la petrolera a romper el pacto.
Unocal ha negado siempre haber llegado a un acuerdo con el r¨¦gimen talib¨¢n. 'Contrariamente a lo que se ha publicado', asegur¨® entonces en un comunicado oficial, 'Unocal no es parte de ning¨²n acuerdo con ninguna de las facciones concretas de Afganist¨¢n'. 'La compa?¨ªa', prosegu¨ªa, 'no invertir¨¢ en un pa¨ªs cuyo Gobierno no haya sido reconocido por las Naciones Unidas y por Estados Unidos'.
Era una afirmaci¨®n algo sorprendente, porque cuando acept¨® poner el 46,5% del consorcio, llamado CentGas, en el que Arabia Saud¨ª (Delta Oil Company Ltd.) dispon¨ªa de un 15% y el Gobierno de Turkmenist¨¢n ten¨ªa un 7%, ya se sab¨ªa que el r¨¦gimen talib¨¢n no era aceptado por la ONU ni por Washington.
Talibanes en Tejas
Fuentes cercanas a la compa?¨ªa han admitido que mantuvieron contactos con los talibanes hasta el ¨²ltimo momento, pero aseguran que tambi¨¦n conversaron con la Alianza del Norte y con otros grupos, y que su objetivo era convencerles para que aceptaran negociaciones y poder pacificar el pa¨ªs. La agencia France Presse public¨® en su momento que algunos representantes del r¨¦gimen de Kabul hab¨ªan visitado Tejas en 1997, invitados precisamente por la compa?¨ªa norteamericana.
CentGas ha seguido existiendo tras la retirada de Unocal, bajo control saud¨ª, pero no hay noticias de que se produjeran avances desde 1998. Es precisamente ahora cuando no se descarta que, eliminado Bin Laden e impuesto un Gobierno de coalici¨®n que permita pacificar el territorio, se reactiven los planes para construir el ansiado gasoducto, incluso con la renovada participaci¨®n de Unocal, aunque la empresa asegura que ahora no est¨¢ interesada.
Cuando se cre¨® el consorcio Central Asia Gas Pipeline (CentGas) pareci¨® que se daba un paso muy importante en el mapa de influencias de Asia Central y que una de las m¨¢s grandes empresas norteamericanas, que ya ten¨ªa intereses en Azerbaiy¨¢n, hab¨ªa conseguido instalarse s¨®lidamente en el ¨¢rea, sin necesidad de contar con Rusia. El gasoducto formaba parte, se dec¨ªa, del nuevo gran juego entre potencias por obtener el control en la zona.
[Gran juego fue el nombre que se dio en el siglo XIX y principios del XX a la batalla entre Gran Breta?a y Rusia por hacer primar su influencia en la zona en general y en Afganist¨¢n en particular].
La batalla a principios del siglo XXI es fundamentalmente comercial, y gira en torno a la explotaci¨®n de importantes reservas de gas y petr¨®leo (las mayores del mundo, despu¨¦s de las de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga) localizadas en Asia Central y en los pa¨ªses ribere?os del Caspio.
El Reino Unido ya no es protagonista y ha dejado paso a Estados Unidos, pero Mosc¨² no ha abandonado sus aspiraciones. Algunos proyectos son conjuntos, como el nuevo oleoducto inaugurado esta semana para llevar el petr¨®leo de Kazajist¨¢n hasta la costa rusa del mar Negro, en el que participa una gran empresa norteamericana, Chevron. Pero la pregonada cooperaci¨®n entre Rusia y Estados Unidos no impide planes individuales, como era el de Unocal, el gasoducto favorito de la Secretar¨ªa de Estado, seg¨²n afirm¨® The Washington Post en 1998, o la Shanghai Cooperation Organization, en la que Rusia ha juntado a China, Kazajist¨¢n, Kirguizist¨¢n, Uzbekist¨¢n y Tayikist¨¢n.
Hasta Unocal habl¨® entonces de lo importante que era su proyecto para Occidente al 'abrir un nuevo corredor comercial en la regi¨®n, una nueva ruta de la seda para el siglo XXI', separada, a?ad¨ªan los expertos, de la v¨ªa rusa y apartada de las manos iran¨ªes.
La verdad es que el dise?o inicial de la ruta afgana no fue norteamericano, sino de un duro hombre de negocios argentino, Carlos Bulgheroni, presidente de la compa?¨ªa Bridas. Fue ¨¦l quien lleg¨® a un acuerdo con Turkmenist¨¢n para analizar sus yacimientos de gas, quien realiz¨® el mapa geol¨®gico de los campos de Dauletabad y quien concluy¨® que eran de los mayores del mundo.
A la hora de firmar el acuerdo para el oleoducto apareci¨®, sin embargo, un potente competidor, Unocal, capaz de ofrecer m¨¢s garant¨ªas al presidente turcomano sobre su capacidad de abrir una ruta por Afganist¨¢n . 'Unocal tiene un gran atractivo', analiz¨® The Washington Post, 'porque, frente al caos que existe en Kabul, puede presentar el m¨²sculo pol¨ªtico de Estados Unidos' para lograr la pacificaci¨®n. Bridas no pod¨ªa presentar a Argentina como potencia mundial.
Bulgheroni luch¨®, sin embargo, hasta el final: present¨® una demanda contra Unocal en Tejas por interferir en sus negocios e intent¨® forzar al Gobierno de Turkmenist¨¢n firmando en 1996 un acuerdo exclusivo de derechos de paso con el Ejecutivo instalado en Kabul. Sin embargo, a finales de ese mismo a?o, los talibanes lograron entrar en Kabul, expulsar a los amigos de Bridas, pulverizar las aspiraciones de Bulgheroni y reanimar las de Unocal.
El acuerdo con la empresa norteamericana para la creaci¨®n del consorcio CentGas se firm¨® finalmente en octubre de 1997 en Ashgabat (Turkmenist¨¢n) por el propio presidente de Unocal Corporation, John Imle Jr. Se propon¨ªa construir un gasoducto de 1.271 kil¨®metros desde los yacimientos de gas de Dauletabad, siguiendo la carretera de Herat a Kandahar (Afganist¨¢n), hasta Multan (Pakist¨¢n) y el mar de Arabia y el oc¨¦ano ?ndico. La primera etapa costar¨ªa unos 2.000 millones de d¨®lares.
'El de Unocal es un megaproyecto que crear¨¢ una v¨¢lvula de seguridad en el sur de la regi¨®n del Caspio', explicaba en 1997, ante la Asociaci¨®n Americana de Analistas de Petr¨®leo, Richard H. Matzke, presidente de la competidora Chevron Overseas.
La visita de Richardson
En aquel momento, 1997, los responsables de Unocal cre¨ªan contar con el acuerdo de los talibanes. Al menos eso se deduce de su propio comunicado: 'Este proyecto disfruta de un fuerte apoyo de los Gobiernos y de los dirigentes de los tres pa¨ªses directamente implicados'. Es decir, Turkmenist¨¢n, Pakist¨¢n y Afganist¨¢n. En los meses siguientes, finales de 1997 y primeros de 1998, debieron celebrarse las reuniones encaminadas a lograr que se formara un Gobierno reconocido internacionalmente de las que hablan los responsables de Unocal.
En abril de 1998 se produjo adem¨¢s una extra?a visita, quiz¨¢ expresi¨®n del m¨²sculo pol¨ªtico de Washington. El embajador ante las Naciones Unidas, Bill Richardson, realiz¨® una gira por Asia que incluy¨® una parada en Kabul, donde se entrevist¨® con los representantes talibanes. La visita fue tan sorprendente que el entonces embajador brit¨¢nico en la ONU, John Weston, dej¨® constancia de ello, meses m¨¢s tarde, en una conversaci¨®n period¨ªstica: 'Era un momento cr¨ªtico y Richardson no dijo a nadie que iba a ir'.
Richardson, famoso por su gran capacidad de mediaci¨®n, anunci¨® que los responsables de Kabul se hab¨ªan comprometido 'a mantener conversaciones cara a cara con la Alianza [del Norte]'. La reuni¨®n con los talibanes, seg¨²n Reuters, dur¨® dos horas en lugar de los 30 minutos previstos.
A la vista de lo sucedido despu¨¦s, y aunque nadie ha dado explicaciones, parece probable que el diplom¨¢tico norteamericano intentara dos cosas: explicar que si no se pon¨ªa fin a la guerra civil ser¨ªa imposible construir el oleoducto de Unocal y pedir que le entregaran o negaran refugio a Bin Laden, que ya era considerado como un peligro terrorista.
Richardson no consigui¨® sus objetivos, como lo demuestra que s¨®lo cuatro meses despu¨¦s, el 7 de agosto, se produjeran los atentados de Kenia y Tanzania. ?l consigui¨®, pese a todo, ser nombrado secretario de Energ¨ªa, gracias a sus magn¨ªficos contactos con el mundo del petr¨®leo. Pero el r¨¦gimen talib¨¢n hab¨ªa perdido su oportunidad de consolidarse y el oleoducto de Unocal y de los saud¨ªes quedaba pospuesto hasta mejor ocasi¨®n.
M¨¢s relaci¨®n con el petr¨®leo que nunca
La retirada de Unocal del proyecto CentGas responde al principio de que lo que importa a la hora de que una gran compa?¨ªa haga una inversi¨®n elevada es la estabilidad de los pa¨ªses con los que se firma el acuerdo. Ese mandamiento es tan obligado que pasa por encima de cualquier otro y ha terminado por acarrearles otros problemas. Las juntas generales de Unocal, por ejemplo, se celebran a menudo con protestas de los grupos pro derechos humanos debido al continuo apoyo que presta al r¨¦gimen de Birmania, uno de los m¨¢s brutales de Asia. La compa?¨ªa participa en ese pa¨ªs precisamente en la construcci¨®n de otro oleoducto, que, seg¨²n el sindicato AFL-CIO, est¨¢ siendo levantado en parte con mano de obra forzada. En el proyecto del oleoducto de Yadana, con un coste de 1.200 millones de d¨®lares, participa tambi¨¦n otra importante empresa norteamericana, la tejana Halliburton, el m¨¢s grande proveedor del mundo de servicios y productos para las compa?¨ªas petrol¨ªferas. Las actividades de Unocal, y sobre todo de Halliburton, han sido defendidas p¨²blicamente por el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney. Durante una de sus apariciones en el programa del periodista Larry King, en la CNN, el vicepresidente dijo textualmente: 'A veces hay que operar en algunos lugares muy dif¨ªciles y a menudo en pa¨ªses que est¨¢n gobernados de una forma que no es consistente con nuestros principios, aqu¨ª en Estados Unidos'. Cheney es un gran conocedor del mundo del petr¨®leo. Al abandonar el cargo de secretario de Defensa que desempe?¨® con Bush padre fue nombrado precisamente presidente de Halliburton, cargo que ocup¨® hasta el a?o 2000 y que abandon¨® para presentarse a las elecciones junto con Bush hijo. La compa?¨ªa, agradecida por su trabajo, le dio una prima de retiro valorada en 33 millones de d¨®lares, lo que le provoc¨® algunos problemas durante la campa?a electoral. Los Bush, padre e hijo, salieron siempre en defensa de Cheney, tal vez porque su propia fortuna est¨¢ tambi¨¦n relacionada con la industria del petr¨®leo, algo casi normal teniendo en cuenta que proceden de Tejas. El primer presidente, Bush senior, cre¨® una empresa llamada Bush-Overbey Oil Developement Company, y posteriormente otra llamada Zapata Petroleum Corporation, que cimentaron su fortuna antes de dedicarse a la pol¨ªtica. Bush hijo hizo tambi¨¦n sus pinitos en una peque?a empresa petrol¨ªfera llamada Arbusto, aunque con menos ¨¦xito que su padre. Su asesora de seguridad, Condoleeza Rice, tambien procede de ese mundo: trabaj¨® en Chevron y un petrolero de la compa?¨ªa lleva actualmente su nombre
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