El suelo y el techo
Casi sepultadas informativamente en el resto de Espa?a por la conmoci¨®n del 11 de septiembre, las sextas elecciones gallegas han revalidado el cuarto mandato consecutivo con mayor¨ªa absoluta de Fraga. Los frutrados asaltos a la presidencia del Gobierno entre 1977 y 1986 -tambi¨¦n cuatro seguidos - del fundador del PP mostraron la existencia de un techo (en torno al 25% ) para la aceptaci¨®n de su candidatura a escala nacional; las victorias obtenidas en el ¨¢mbito auton¨®mico desde 1989, en cambio, parecen mostrar que dispone de un suelo a prueba de terremotos en Galicia. ?C¨®mo explicar esos opuestos efectos de arquitectura electoral causados por una misma persona? El transcurso del tiempo y el relevo generacional casi han borrado el recuerdo -muy vivo durante la etapa de la transici¨®n- del desp¨®tico comportamiento de Fraga como ministro de Franco y de su proyecto pol¨ªtico continuista lanzado en 1976 -con ayuda de otros seis ex ministros de la dictadura- bajo las siglas de Alianza Popular; la participaci¨®n de Fraga en la ponencia constitucional y el rescate de su figura por los socialistas ('le cabe el Estado en la cabeza') para erosionar a Su¨¢rez ayudaron a la benevolente revisi¨®n historiogr¨¢fica de su inc¨®modo pasado, elevado a los altares por el PP tras la victoria de 1996.
El desnudo pragmatismo de Fraga (camuflado bajo la altisonante ret¨®rica de los sagrados principios) y su rampante oportunismo (pas¨® de exigir la reforma de la Constituci¨®n en materia auton¨®mica a presidir la Xunta de Galicia) explican su f¨¢cil adaptaci¨®n a diferentes situaciones pol¨ªticas. Movido por la pasi¨®n pol¨ªtica de ocupar el m¨¢ximo posible de poder en el Estado, su doctrina combina los mensajes autoritarios (llevados a la pr¨¢ctica siempre que ocupa cargos p¨²blicos), la defensa de las costumbres y valores tradicionales (compatible con sus chocarreros piropos a la condici¨®n femenina) y el intervencionismo de la Administraci¨®n (caldo de cultivo para la utilizaci¨®n partidista del gasto p¨²blico y la creaci¨®n de redes clintelares).
Como presidente de la Xunta, Fraga se ha beneficiado de la tendencia inercial de muchos votantes en las elecciones auton¨®micas a ratificar su apoyo a los administradores que aplican los recursos p¨²blicos a mejorar las infraestructuras, los servicios y la calidad de vida. Gracias a su control de la propaganda y de la publicidad institucional, los presidentes auton¨®micos suelen proclamarse autores exclusivos y excluyentes de tales realizaciones redistribuidoras, financiadas con impuestos recaudados por el Estado y a veces con fondos europeos. La regla en favor del partido que ocupa el poder para ganar las siguientes elecciones auton¨®micas ofrece excepciones: aunque el PSOE gobierna desde siempre en Andaluc¨ªa, Extremadura y Castilla-La Mancha, perdi¨® en su d¨ªa Madrid, la Comunidad Valenciana, Murcia, La Rioja y Asturias (luego recuperada), al tiempo que el PP fue desalojado de su feudo de Baleares.
Limitado al ¨¢mbito auton¨®mico, el an¨¢lisis completo de los comicios gallegos deber¨¢ aguardar al recuento del voto de los emigrantes. En todo caso, cabe ya formular algunas conjeturas sobre el futuro. La improbabilidad de que Fraga se presente a la cita auton¨®mica del a?o 2005 podr¨ªa mover el suelo de la mayor¨ªa absoluta del PP, garantizado hasta ahora por su candidatura; la guerra sucesoria ser¨¢ desestabilizadora para los populares. La ligera remontada del PSOE (que hab¨ªa perdido m¨¢s de 100.000 votos entre 1989 y 1997) salvar¨¢ a P¨¦rez Touri?o de la defenestraci¨®n sufrida por sus cuatro predecesores El frenazo del BNG, que ha perdido 50.000 votos y ha bajado incluso en ciudades donde ejerce el gobierno municipal, tal vez sea utilizado por los sectores m¨¢s radicales de la coalici¨®n para reprochar el improductivo giro hacia la moderaci¨®n de Beiras y exigir su relevo. Es inevitable, por lo dem¨¢s, que los partidos ganadores de unos comicios auton¨®micos los consideren la primera vuelta de las elecciones generales: relami¨¦ndose como un ni?o goloso ante el escaparate de una pasteler¨ªa, Javier Arenas ha aprovechado los comicios de Galicia para jubilar a Zapatero y profetizar el reinado eterno del PP. Los resultados del 21-0, sin embargo, no son concluyentes para nadie: ni adelantan la segura victoria del PP en las generales de 2004, ni revalidan inequ¨ªvocamente la estrategia opositora del PSOE.
La 'situaci¨®n angustiosa' de Arafat
Don Juan Carlos hizo personalmente gestiones que facilitaron que el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqu¨¦, fuera recibido por el rey Fahd de Arabia Saud¨ª el pasado fin de semana. Piqu¨¦, que recibi¨® el lunes una llamada telef¨®nica del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, para interesarse por los resultados de esa entrevista, fue contactado ayer telef¨®nicamente por el l¨ªder palestino, Yasir Arafat, mientras almorzaba en Amsterdam con su colega holand¨¦s, Johanes van Aarsten. El ministro espa?ol le expuso a Van Aarsten la 'situaci¨®n angustiosa' de Arafat bajo las presiones israel¨ªes y la importancia fundamental de que el presidente palestino conserve su autoridad para evitar un caos total en los territorios, informan fuentes diplom¨¢ticas.
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