?Es innata la gram¨¢tica?
Existe una opini¨®n muy extendida seg¨²n la cual los ni?os aprenden su lengua materna por imitaci¨®n. Sin embargo, ya hab¨ªa indicios de que el lenguaje tenga unas ra¨ªces gen¨¦ticas. El aprendizaje de una lengua no puede limitarse a la imitaci¨®n: los ni?os pronuncian a menudo palabras o frases que nunca han o¨ªdo. Por ejemplo, un ni?o podr¨¢ producir la palabra 'humedar' (en vez de 'volver h¨²medo' o la frase 'me he hecho da?o' aunque jam¨¢s la haya escuchado). 'Estos ejemplos sugieren que el ni?o que aprende una lengua realiza unas hip¨®tesis sobre su gram¨¢tica, aunque luego pueda corregirlas si resultan equivocadas', explica Christophe Pallier, investigador de la Escuela de Estudios Superiores de Ciencias Sociales (Par¨ªs). 'Sin embargo, no se puede plantear cualquier tipo de hip¨®tesis. Unos estudios formales sobre el aprendizaje demuestran que en ausencia de fuertes imposiciones sobre las hip¨®tesis potenciales, los algoritmos de aprendizaje no podr¨ªan converger en una lengua estable'.
Algunos ling¨¹istas y psic¨®logos consideran que las hip¨®tesis planteadas por el ni?o sobre las reglas posibles de una lengua humana son innatas. As¨ª, las estructuras cerebrales que subyacen tras el lenguaje delimitar¨ªan el espacio de las lenguas posibles.
Nuevas lenguas
El estudio sobre el origen del pidgin y de las lenguas criollas que realiz¨® Derek Bickerton fue una aportaci¨®n considerable a la teor¨ªa de la existencia de estructuras cerebrales anteriores a la adquisici¨®n del lenguaje. Las lenguas criollas surgieron entre 1500 y 1900 en las islas tropicales o en lugares aislados habitados por una minor¨ªa de europeos y una gran masa de agricultores, normalmente esclavos, procedentes, en la mayor¨ªa de los casos, de numerosos grupos ling¨¹¨ªsticos. Estos adultos crearon en un primer momento unas lenguas simplificadas y con una capacidad de expresi¨®n limitada, el pidgin y, m¨¢s tarde, sus hijos inventaron el criollo.
Otra indicaci¨®n del car¨¢cter innato de las estructuras sint¨¢cticas la aportaron en 1998 Susan Goldin-Meadow y Carolyn Mylander, que describieron la creaci¨®n de un sistema de comunicaci¨®n mediante signos entre ni?os de tres a cinco a?os sordos profundos y sus padres, sin ninguna disfunci¨®n, pertenecientes a familias estadounidenses y taiwanesas que todav¨ªa no hab¨ªan sido expuestas al lenguaje de signos. Estos elementos son poderosos argumentos a favor de la teor¨ªa seg¨²n la cual los ni?os nacen con una disposici¨®n natural a inventar lenguas siguiendo unas imposiciones innatas.
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