El Gobierno desiste de imponer de forma unilateral una reforma de los convenios

El di¨¢logo sobre negociaci¨®n colectiva dio ayer un giro radical al aceptar el Gobierno la petici¨®n de sindicatos y patronal de que desista de imponer una reforma del marco normativo. Al tiempo, los ministros de Econom¨ªa y Trabajo dieron su respaldo al compromiso adquirido por los agentes sociales de negociar un acuerdo interconfederal para 2002 que sirva de referencia a los salarios y otros contenidos de los convenios. Su prop¨®sito es reeditar los pactos de principios de los a?os ochenta, que ten¨ªan como eje la moderaci¨®n salarial y el control de la inflaci¨®n.

Los ministros de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, y de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, mantuvieron ayer una reuni¨®n de urgencia con los l¨ªderes de la patronal CEOE y los sindicatos CC OO y UGT, Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo y C¨¢ndido M¨¦ndez. Ese encuentro, a petici¨®n de los agentes sociales, sirvi¨® para encontrar una soluci¨®n al estado de bloqueo en el que se encontraba el debate sobre la reforma de la negociaci¨®n colectiva.

Cuevas, Fidalgo y M¨¦ndez, tal y como hab¨ªan acordado el martes por la ma?ana, comunicaron al Gobierno su determinaci¨®n de abrir conversaciones bilaterales para 'definir los contenidos de los convenios colectivos' que se deben negociar el pr¨®ximo a?o. Es decir, se comprometieron a discutir un acuerdo interconfederal, con recomendaciones que se tomen de referencia en las empresas en temas como salarios, jornada, contrataci¨®n y aquellos contenidos propios de los convenios.

Los m¨¢ximos responsables de las centrales y la patronal solicitaron paralelamente al Gobierno que detenga el proceso de discusi¨®n de una reforma de la norma que rige la negociaci¨®n colectiva, abierto hace meses y en el que no exist¨ªa el m¨¢s m¨ªnimo consenso.

Esa propuesta 'un¨¢nime' de 'una cuesti¨®n nueva', como fue definida por Rato, fue aceptada ayer por el Gobierno. El ministro de Econom¨ªa asegur¨® que cuenta con el respaldo del Ejecutivo y mostr¨® su convencimiento de que 'puede tener consecuencias muy positivas para el crecimiento econ¨®mico y el empleo'.

Los propios dirigentes sindicales M¨¦ndez y Fidalgo aseguraron que su discusi¨®n tendr¨¢ en cuenta que '2002 es el a?o de entrada en el euro y el agravamiento de la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa'.

El campo de juego se traslada en consecuencia a un escenario bien distinto. Se abandona el di¨¢logo sobre un cambio normativo y los sindicatos y la patronal, cara a cara, sin la presencia del Gobierno, discutir¨¢n los contenidos de los convenios.

Menor urgencia

Tambi¨¦n parece que hay una menor urgencia y se desiste de dar plazos imperativos. En el olvido quedan los tres ultimatos dados por el Gobierno hasta primeros de octubre. Ayer, en el encuentro celebrado en la sede del Ministerio de Hacienda, tan s¨®lo se insinu¨® que les gustar¨ªa ver resultados para finales de noviembre. Pero hay margen, ya que el grueso de los convenios colectivos se empieza a discutir avanzado el mes de enero.

Este giro que se ha producido supone una clara renuncia de los planes del Ejecutivo, aunque ayer Rodrigo Rato eludi¨® hablar en esos t¨¦rminos. 'El Gobierno', dijo, 'sigue pensando que en la actual legislaci¨®n cabe una mayor libertad y flexibilidad para la negociaci¨®n colectiva', aunque al tiempo cree que 'el marco actual permite mejoras'.

Pero esa reforma normativa queda, al menos de momento, aparcada, aunque los sindicatos y la patronal no descartan que, una vez discutan los contenidos de un acuerdo interconfederal para 2002, puedan abordar cambios estrictamente normativos.

Lo que s¨ª rechazan las tres organizaciones sociales es la propuesta del Gobierno, y los tres borradores de anteproyecto de ley de reforma del Estatuto de los Trabajadores que les ha presentado. Adem¨¢s de su desacuerdo, los responsables de patronal y sindicatos han dejado claro que una reforma impuesta ser¨ªa ineficaz y previsiblemente provocar¨ªa conflictividad e incertidumbre.

Un argumento un¨¢nime que ayer presentaron al Gobierno es que deb¨ªa dejarlos negociar en libertad y respetar la autonom¨ªa colectiva que les reconoce la Constituci¨®n y, de momento, parece que lo han conseguido.