El aliado chino
La reciente cumbre de Shanghai fue un pleno para George Bush, por el apoyo recibido de los l¨ªderes del foro Asia-Pac¨ªfico a su guerra antiterrorista, y un ¨¦xito m¨¢s limitado para el presidente Jiang Zemin, que vio c¨®mo la agenda econ¨®mica era desplazada por los efectos de los atentados del 11 de septiembre. Muy atr¨¢s, en los rostros sonrientes de ambos dirigentes, quedaba la crisis del avi¨®n esp¨ªa estadounidense del pasado abril. Pek¨ªn, que forma parte de la coalicion diplom¨¢tica contra el terrorismo islamista, pero no de la militar, se ha comprometido a colaborar con Washington en su cruzada global.
Pero, pese a las apariencias, poco de progreso real ha habido en las relaciones entre los dos pa¨ªses en este primer viaje de Bush a China. Por un lado, su cooperaci¨®n antiterrorista est¨¢ inequ¨ªvocamente limitada por la disparidad de m¨¦todos y objetivos entre ambos. China, una dictadura de partido ¨²nico, coloca con extrema facilidad la etiqueta terrorista, que aplica por igual a los separatistas tibetanos o de Xinjiang o a los seguidores del movimiento espiritual Falun Gong. Y conf¨ªa en que, en la circunstancia actual, Washington se muestre mucho m¨¢s indulgente con su represi¨®n. Por otro, EE UU y el gigante asi¨¢tico permanecen enfrentados por la falta de progreso en la aplicaci¨®n por China de los acuerdos de no proliferaci¨®n firmados hace casi un a?o, parte de un esfuerzo internacional para restringir la multiplicaci¨®n de las tecnolog¨ªas militares m¨¢s destructivas. Zemin se comprometi¨® a limitar sus exportaciones de componentes de misiles y tecnolog¨ªa nuclear, pero contin¨²a vendi¨¦ndolos a Gobiernos de tan dudosa ejecutoria como Pakist¨¢n o Ir¨¢n. Washington mantiene las sanciones, impuestas tras la matanza de Tiananmen, por las que veta el suministro a China de equipo b¨¦lico sofisticado y tecnolog¨ªa punta.
Los complejos intereses estrat¨¦gicos de China, que comparte frontera con otros 14 vecinos, se miden en plazos mucho m¨¢s largos de los vigentes en Occidente. Y sus dirigentes -abandonada la introspecci¨®n de la revoluci¨®n comunista- tienen claro que su objetivo final es convertirse en el poder determinante de Asia, por encima de Rusia, Jap¨®n o el indiscutible predominio de EE UU desde la Segunda Guerra Mundial. La guerra contra el terrorismo islamista impulsada por Bush puede ayudar a estabilizar las relaciones entre ambos poderes, pero es una alianza de circunstancias. El horizonte de China est¨¢ m¨¢s all¨¢ de las coyunturas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.