?Reformar el himno andaluz?
El pasado 20 de octubre escrib¨ª un art¨ªculo en la edici¨®n de EL PA?S de Andaluc¨ªa conmemorativo del aniversario de la aprobaci¨®n del Estatuto y, en ese contexto, puse una apostilla final en la que apuntaba algo que muchas mujeres pensamos: la posibilidad de que, con consenso, se reforme esa estrofa del himno de Andaluc¨ªa que dice: 'Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, hombres de luz que a los hombres, alma de hombres le dimos'. Un grupo de parlamentarias socialistas andaluzas exterioriz¨® conmigo, ese mismo d¨ªa, que podr¨ªa haber llegado el momento de llevar a la pr¨¢ctica algo que deber¨ªa haberse hecho hace tiempo, que no cuesta dinero y que s¨®lo requiere de voluntad pol¨ªtica para llevarlo a cabo.
En estos a?os han pasado muchas cosas en Andaluc¨ªa y, afortunadamente, esta ya no es lo que era; entre otras cosas, nos estamos planteando, en el nuevo siglo y para abordar lo que el presidente Chaves ha llamado la segunda modernizaci¨®n, la posibilidad de reformar el Estatuto de Autonom¨ªa, que fue aprobado por refer¨¦ndum del pueblo andaluz y parec¨ªa posible exteriorizar un pensamiento largamente ocultado por muchas mujeres: la modificaci¨®n de esa estrofa de la letra del himno andaluz, que est¨¢ regulado por una ley del Parlamento de Andaluc¨ªa y que, aunque sea obra de Blas Infante, padre de la patria andaluza, tampoco parece que, como cualquier obra humana, tenga que ser inamovible...pero ? si hasta la Iglesia Cat¨®lica ha modificado la letra del Padrenuestro!
Mi sorpresa ha sido enorme; he tenido un ¨¦xito medi¨¢tico que jam¨¢s hubiera sospechado; es m¨¢s, si hubiera hecho una propuesta formal, no habr¨ªa corrido la misma suerte: casi todos los comentaristas pol¨ªticos de casi todos los medios de comunicaci¨®n andaluces han opinado; todos ellos han pontificado y devaluado no s¨®lo la idea, sino tambi¨¦n a las autoras de ella, con una falta de respeto absoluta hac¨ªa algo que, ya se sabe, 'son cosas de chicas' y se merecen como respuesta el habitual 'cachonde¨ªto' masculino. Seguimos siendo unas locas, que ponemos en riesgo las esencias del ser andaluz.
?Modificar el himno para que su letra nos represente a todos los andaluces, sin distinci¨®n de g¨¦nero? ?Qu¨¦ disparate! Hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar, dicen algunos; con la de cosas tan graves que les ocurren a las mujeres, a?aden, y en esto s¨ª estoy de acuerdo; todav¨ªa a las mujeres, desgraciadamente, les pasan cosas muy gordas: la peor de todas, los malos tratos, que los producen los hombres y que encuentran la comprensi¨®n de muchos de ellos: jueces, pol¨ªticos y periodistas. Y muchos m¨¢s problemas: desde soportar discriminaci¨®n salarial hasta mayores ¨ªndices de desempleo, pasando por tener que realizar doble o triple trabajo diario y as¨ª suma y sigue.
Las mujeres queremos compartir con los hombres el trabajo, el poder y las responsabilidades familiares; en definitiva, la vida y tambi¨¦n las palabras, el lenguaje que, como todo, es esencialmente masculino y lo queremos tambi¨¦n compartido. Se podr¨ªan recordar muchas cosas, por ejemplo, que con la Revoluci¨®n francesa, se proclamaron los derechos del hombre y del ciudadano, de los que las mujeres quedamos excluidas hasta del nombre y que para lograrlo hizo falta el esfuerzo de muchas generaciones; hoy ya se habla de derechos humanos, que nos engloba a todos, aunque sigan siendo las mujeres las que menos participan de su disfrute y basta con recordar, como s¨ªmbolo del dolor, a las mujeres afganas 'viviendo', en la paz o en la guerra, encerradas en la c¨¢rcel del burka.
Se cumplen en estos meses el 70 aniversario del reconocimiento del derecho de voto a las mujeres en la Constituci¨®n de la Segunda Rep¨²blica, la ¨¦poca de Blas Infante; les sugiero que lean el debate parlamentario o los medios de comunicaci¨®n de entonces y podr¨¢n darse cuenta de las lindezas que sus contempor¨¢neos le dedicaron a la mujer que lo hizo posible, Clara Campoamor; eran de todas las profesiones y de todos los colores pol¨ªticos: liberales, radicales y socialistas y aunque estos mayoritariamente apoyaron el reconocimiento del derecho al voto, si no, no se hubiera obtenido, otros tambi¨¦n muy ilustres estuvieron en contra.
No s¨¦ si se modificar¨¢ o no la letra del himno y es verdad que no es algo que me quite el sue?o; otra posibilidad es dejarlo as¨ª, como una antigualla ling¨¹¨ªstica, pero si s¨¦ que la igualdad entre los sexos es imparable y que si el siglo XX ha sido el de la igualdad legal, el XXI va a ser el de la igualdad real... Y mientras tanto, algunos y algunas, que de todo hay en la vi?a del se?or (este casi siempre es masculino), pueden seguir haciendo chistes sobre las cosas de las chicas. No nos vamos a parar por eso.
Amparo Rubiales es vicepresidenta del Congreso de los Diputados.
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