?A qu¨¦ espera el BCE?
O el BCE dispone de informaci¨®n que no tiene el com¨²n de los mortales o est¨¢ absolutamente fuera de la realidad. Desde principios de a?o la totalidad de los bancos centrales de los pa¨ªses industrializados, con la Reserva Federal a la cabeza, han tratado de neutralizar los serios riesgos recesivos que planean sobre la econom¨ªa mundial, Europa incluida. El balance de amenazas se inclinaba hacia el lado de la intensa desaceleraci¨®n en mayor medida que al de la intensificaci¨®n de las tensiones inflacionistas. A medida que se han ido sucediendo los meses, esas evidencias se han ido afianzando. Los episodios del 11 de septiembre han acentuado la incertidumbre e intensificado la p¨¦rdida de confianza de los agentes econ¨®micos. Las previsiones de crecimiento para el conjunto de la econom¨ªa mundial en 2002 son las m¨¢s bajas en varias d¨¦cadas. Con este cuadro de riesgos econ¨®micos inminentes, es dif¨ªcil entender la decisi¨®n del Consejo de Gobierno del BCE de mantener inalterables sus tipos de inter¨¦s en el 3,75%.
En Europa, contrariamente a lo que presum¨ªa el BCE, el enfriamiento estadounidense ha calado hondo. Adem¨¢s de las v¨ªas de contaminaci¨®n derivadas de los lazos comerciales que algunas de las grandes econom¨ªas del ¨¢rea euro mantienen con EE UU, las importantes inversiones directas y de cartera que han efectuado en los ¨²ltimos a?os han actuado como importantes propagadores de la contracci¨®n econ¨®mica. Alemania se encuentra sumida en una profunda desaceleraci¨®n, hasta el punto de que es probable que no est¨¦ creciendo en este momento. Todos los institutos econ¨®micos han reducido significativamente las previsiones de crecimiento para 2001 y 2002, al tiempo que han reclamado a las autoridades actuaciones de est¨ªmulo: anticipaci¨®n de las reducciones impositivas que el Gobierno pensaba aplicar a partir de 2003 y, al BCE, reducciones de los tipos de inter¨¦s. El resto de las econom¨ªas del euro tambi¨¦n ha visto reducirse sus posibilidades de crecimiento.
Las amenazas de grave desaceleraci¨®n coexisten con una rebaja muy significativa de las tensiones inflacionistas en la zona. Tampoco otros indicadores, como la evoluci¨®n de la masa monetaria o la demanda de cr¨¦dito, que empieza a mostrar la inhibici¨®n en las decisiones de gasto de familias y empresas, generan inquietud suficiente como para no reducir el coste del dinero. Sobre esa base, la mayor¨ªa de los ministros de Finanzas de la UE y de los analistas no han dejado de reclamar el desbloqueo de esa suerte de autismo en el que est¨¢ inmerso el Banco Central Europeo.
?A qu¨¦ espera el BCE? Es dif¨ªcil explicar esa resistencia a mejorar las condiciones de financiaci¨®n de las econom¨ªas. La reacci¨®n depresiva de los mercados financieros es consecuente con esa anticipaci¨®n de desaceleraci¨®n brusca del crecimiento en la eurozona. La terquedad del BCE nos sit¨²a m¨¢s cerca del escenario recesivo, al tiempo que incita a los Gobiernos a tratar de compensar la ausencia de est¨ªmulos monetarios con los de car¨¢cter fiscal, de efectos m¨¢s lentos y dudosos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.