Barcelona ha recalificado el 27% del suelo en 25 a?os de vigencia del plan metropolitano

Desde 1977, primer a?o de vigencia del Plan General Metropolitano de Barcelona y su ¨¢rea de influencia, se han producido casi dos centenares de modificaciones que afectan a 2.627 hect¨¢reas del total de la superficie del municipio barcelon¨¦s, que es de 9.800 hect¨¢reas. Esto supone que el 27% del suelo ten¨ªa una calificaci¨®n inicial y hoy tiene otra, sobre todo en el sector industrial, que ha perdido m¨¢s de 2.300.000 metros cuadrados. La oposici¨®n reclama un nuevo plan que ponga orden en el conjunto. El equipo de gobierno lo rechaza y asegura que el marco legal es m¨¢s que suficiente.

La Barcelona de 1976, a?o de la aprobaci¨®n del Plan General Metropolitano (PGM), no es la de ahora, ni social ni laboralmente. La ciudad ya no tiene industria pesada y el equipo de gobierno ha recalificado diversos terrenos que en su d¨ªa fueron calificados como de uso industrial para convertirlos en terciario unas veces, en equipamientos otras, y en algunos casos, en vivienda. El total de hect¨¢reas afectadas por las modificaciones del PGM hechas durante los ¨²ltimos 25 a?os es de 2.627, sin tener en cuenta la modificaci¨®n que pueda hacer en la zona del 22@, en el viejo tejido de Poblenou, donde convivir¨¢n la vivienda y la industria de nueva creaci¨®n con ¨¢reas dedicadas a servicios.

Tantos cambios suponen, en opini¨®n de la oposici¨®n convergente, una alteraci¨®n del mapa global previsto por el plan y hacen recomendable un alto en el camino, una reflexi¨®n general que d¨¦ paso a una nueva planificaci¨®n. As¨ª lo cree, por ejemplo, el presidente del grupo municipal de Converg¨¨ncia, Joan Puigdollers.

En opini¨®n del dirigente nacionalista catal¨¢n, hay dos motivos para acometer la revisi¨®n del plan general metropolitano: los cambios hechos y los que no se han hecho. Como ejemplo de los segundos, cita tres casos en los que terrenos ocupados por viviendas ya en 1976 pasaron a ser calificados de otra forma. 'Veinticinco a?os despu¨¦s no hemos acometido los cambios, ser¨¢ porque la ciudad no los necesita', dice Puigdollers. Se refiere a unos terrenos situados en la zona de Diagonal, en el distrito de Sant Mart¨ª; a un conjunto de casitas en la zona de la Font d'en Fargas, en el Tur¨® de la Rovira, y a otro conjunto de casas unifamiliares en la Font de la Guatlla.

'No actuar es una injusticia. Los residentes de estas casas s¨®lo pueden hacer las modificaciones imprescindibles para mantener la habitabilidad y no pueden vender ni reestructurar ni nada que se le parezca', asegura Joan Puigdollers.

Pero el problema principal, dice Puigdollers, es que Barcelona ha perdido una gran cantidad de suelo industrial. En su opini¨®n, las modificaciones para dar cabida a nueva industria, ni siquiera imaginada en el momento de establecer la tipolog¨ªa del suelo, pueden acabar un d¨ªa en los tribunales, con todo lo que ello tiene de imprevisible. 'Se hacen modificaciones que no est¨¢ claro que se ajusten a la letra de la ley'. Pero adem¨¢s, a?ade, se ha modificado tanto el plan que el todo resulta irreconocible y conviene pensarlo de nuevo.

Joan Puigdollers cita las principales modificaciones del Plan General Metropolitano. 'Todas han supuesto p¨¦rdida de suelo industrial, sin que se haya ganado un metro de zona verde', asegura.

Entre estas operaciones est¨¢n la conversi¨®n de la vieja f¨¢brica de Olivetti en centro comercial, la recalificaci¨®n de los terrenos de la Villa Ol¨ªmpica y del sector industrial de Sant Andreu, y las actuaciones en Diagonal-Poblenou y en el tri¨¢ngulo de Diagonal mar.

El equipo de gobierno cree que se trata de una propuesta con trampa. Para empezar, afirma el primer teniente de alcalde, Xavier Casas, no hay una autoridad que pueda acometer la revisi¨®n del Plan General Metropolitano porque el Gobierno catal¨¢n se encarg¨® en su d¨ªa de suprimir la corporaci¨®n metropolitana. As¨ª que, sigue diciendo Casas, esta modificaci¨®n o la acomete cada localidad por su cuenta o se le encomienda al Gobierno catal¨¢n, que, opina Casas, 'est¨¢ deseando quedarse con estas competencias'.

La posibilidad de que cada poblaci¨®n elabore su propio plan le parece al primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona un puro desprop¨®sito. 'La planificaci¨®n debe establecer los espacios id¨®neos para servicios comunes e infraestructuras. ?C¨®mo va una poblaci¨®n a decidir que se instale en la vecina un vertedero o un aeropuerto?'. La soluci¨®n ser¨ªa que hubiera un plan territorial, pero Casas ironiza con el hecho de que el Gobierno catal¨¢n lleva 10 a?os y 3.000 millones de pesetas (unos 18 millones de euros) invertidos en elaborar uno sin que de momento se sepa nada al respecto.

Xavier Casas se?ala que hay una objeci¨®n a¨²n m¨¢s grave: la elaboraci¨®n de un nuevo plan comportar¨ªa autom¨¢ticamente la suspensi¨®n de licencias, y el proceso podr¨ªa durar hasta cinco a?os. 'La ciudad no puede permitirse paralizar las licencias durante este tiempo'.

Puigdollers responde que no hace falta que el plan se haga en toda el ¨¢rea metropolitana. ?l habla de Barcelona y, en la medida en que hubiera un pacto sobre zonas que no quedar¨ªan afectadas, la suspensi¨®n de licencias se aplicar¨ªa a una parte m¨ªnima de la ciudad.

Tambi¨¦n ah¨ª discrepa Casas. En Barcelona, explica, no hay suelo urbano que recalificar porque ya no hay suelo no ocupado. Se pueden hacer peque?os ajustes y para eso la normativa actual ya vale. Lo que hay, dice, detr¨¢s de la pretensi¨®n de CiU es la voluntad de convertir parte del entorno cercano a Barcelona en edificable.

El arquitecto jefe de Barcelona, Josep Anton Acebillo, coincide con Casas: el plan se ha mostrado capaz de asumir las transformaciones necesarias en Barcelona, asegura. Y a?ade que uno nuevo s¨®lo servir¨ªa para que los especuladores se lanzaran sobre terrenos libres en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona