Una moci¨®n de censura que es m¨¢s que eso
El autor cree que la moci¨®n presentada por Maragall ha logrado remover a una Catalu?a que se hab¨ªa estancado peligrosamente en el plano pol¨ªtico
No s¨¦ cu¨¢l ha sido fuera de Catalu?a la repercusi¨®n del debate sobre la moci¨®n de censura presentada en el Parlament por Pasqual Maragall en nombre del Partit dels Socialistes (PSC), pero me temo que s¨®lo en determinados espacios se le habr¨¢ prestado la atenci¨®n que se merec¨ªa. Es una l¨¢stima, porque la moci¨®n y su debate han resultado ser un acontecimiento parlamentario de muy buen nivel pol¨ªtico y medi¨¢tico, en el que se han discutido serios problemas y se han abierto no menos serias perspectivas. Pero sobre todo porque ha removido las aguas en una Catalu?a que en los ¨²ltimos a?os se ha estado encerrando cada vez m¨¢s en s¨ª misma.
A mi entender, Catalu?a se ha estado estancando peligrosamente en el plano pol¨ªtico, y esto ha repercutido tambi¨¦n en el econ¨®mico y en el cultural. En el plano pol¨ªtico, porque desde hace algunos a?os, y muy especialmente en los dos ¨²ltimos, hemos vivido en un mundo que yo calificar¨ªa de irreal. Como es bien sabido, en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, el partido m¨¢s votado fue el PSC, liderado por Pasqual Maragall. Pero el ligero avance del Partido Popular y el retroceso de Converg¨¨ncia i Uni¨® dieron lugar a una extra?a coalici¨®n de estos dos ¨²ltimos que, juntos -y para m¨¢s inri enfrentados entre s¨ª- alcanzaron un esca?o m¨¢s que la suma de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. Desde entonces, Catalu?a ha tenido un Gobierno que no es tal, porque el partido gobernante es minoritario, y su l¨ªder, Jordi Pujol, se ha dedicado sobre todo a buscar un sucesor. Pero, por encima de todo, Converg¨¨ncia i Uni¨® ha dejado de gobernar porque quien le dicta la l¨ªnea a seguir es el PP, con un argumento muy simple y muy contundente: 'Vosotros -o sea, Jordi Pujol y su equipo- no pod¨¦is gobernar sin nosotros. Nosotros podemos actuar sin vosotros, aqu¨ª y en Madrid'. Jordi Pujol y los suyos han aceptado esta servidumbre y el resultado ha sido un estancamiento pol¨ªtico sin precedentes, mientras la oposici¨®n, mayoritaria en votos y s¨®lo perdedora por un esca?o -manejado, adem¨¢s, desde el Gobierno de Madrid-, intenta romper este absurdo encierro que s¨®lo favorece al PP. Nada es m¨¢s pat¨¦tico y m¨¢s insultante para la sociedad catalana que el continuo goteo de consignas con que el PP avasalla a CiU, dict¨¢ndole lo que tiene que hacer y decir y la aceptaci¨®n cabizbaja de los dirigentes de CiU ante cada conminaci¨®n. Y nada es tan insultante para los ciudadanos de Catalu?a como la sumisi¨®n de un pol¨ªtico de gran talla como Jordi Pujol ante Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
De hecho, Catalu?a se aguanta pol¨ªticamente gracias a la buena labor de la mayor¨ªa de los ayuntamientos, muy activos en las grandes periferias y en las poblaciones claves del mapa catal¨¢n, mientras otro gran invento de CiU, los Consejos Comarcales, se hunde en la m¨¢s absoluta inanici¨®n.
Este estancamiento pol¨ªtico repercute forzosamente en la econom¨ªa, aunque no con dimensiones tan profundas. Pero es evidente que el ritmo de crecimiento no es el de a?os atr¨¢s y que la distancia entre Barcelona y Madrid como grandes sedes financieras aumenta cada d¨ªa en detrimento de la primera. En este terreno, como en otros, la pol¨ªtica de recentralizaci¨®n que ha practicado y sigue practicando el PP es tan visible como visible es el bajo tono de una buena parte del empresariado y del Gobierno catalanes. Y algo parecido ocurre en una pol¨ªtica cultural que no s¨®lo recentraliza, sino que saca de las profundidades a tantas voces del espa?olismo m¨¢s rancio, mientras que la Catalu?a de CiU deriva hacia un cierto provincianismo.
A mi entender, ¨¦ste es el sentido profundo de la moci¨®n de censura presentada por Pasqual Maragall. Todos sab¨ªamos que la moci¨®n no triunfar¨ªa, porque CiU y el PP segu¨ªan siendo titulares del esca?o decisivo. Pero era evidente que la moci¨®n, si se planteaba bien, era un mensaje muy serio y, a la vez, la demostraci¨®n clara y evidente de que exist¨ªa una alternativa dispuesta a cambiar el ritmo cansino de la actual mayor¨ªa y a colocar al PP de Catalu?a en su justo espacio pol¨ªtico. Pero, por encima de todo, era tambi¨¦n la demostraci¨®n de que existen programas bien construidos, dirigentes capaces de coger el relevo pol¨ªtico en las pr¨®ximas elecciones y posibilidades de nuevas alianzas.
?ste es, sin duda, el tema clave porque en los dos a?os que quedan hasta la nueva convocatoria electoral el problema de las alianzas dif¨ªcilmente podr¨¢ continuar como hasta ahora sin que se produzca un estallido. Naturalmente, unas elecciones generales en Espa?a pueden modificar el actual panorama pol¨ªtico y, en este caso, las relaciones entre los partidos catalanes y los partidos mayoritarios del resto de Espa?a seguramente tendr¨¢n que replantearse de otra manera. Lo que hemos visto ahora es un Pasqual Maragall y un PSC con planteamientos de futuro s¨®lidos, una Converg¨¨ncia i Uni¨® con nuevos l¨ªderes, pero que tendr¨¢ que superar con dificultades el important¨ªsimo escollo del relevo de Jordi Pujol, un PP que vive exclusivamente de la renta del Gobierno central y no tiene ninguna posibilidad de salirse de ella, una Esquerra Republicana que podr¨¢ ser clave en la formaci¨®n de una nueva mayor¨ªa si es capaz de aguantar bien su cohesi¨®n interna y una Iniciativa per Catalunya en condiciones de aportar importantes granos de arena a una mayor¨ªa de centro-izquierda.
Creo, en definitiva, que se ha abierto la esperanza de una acci¨®n pol¨ªtica infinitamente m¨¢s clara, m¨¢s abierta y m¨¢s real que la de los ¨²ltimos ciclos y, sobre todo, de los dos ¨²ltimos a?os. Y sobre todo, creo que las propuestas se han planteado y se plantear¨¢n en el futuro no s¨®lo para el electorado catal¨¢n, sino tambi¨¦n con vistas a la acci¨®n pol¨ªtica en toda Espa?a y a los futuros retos de una Europa que va a entrar en una fase decisiva de su construcci¨®n definitiva. Si hasta ahora se hablaba, por ejemplo, de federalismo en t¨¦rminos gen¨¦ricos, creo que muy pronto se hablar¨¢ en t¨¦rminos concretos con la vista dirigida a toda Catalu?a, al conjunto de Espa?a y a la nueva Europa.No s¨¦ cu¨¢l ha sido fuera de Catalu?a la repercusi¨®n del debate sobre la moci¨®n de censura presentada en el Parlament por Pasqual Maragall en nombre del Partit dels Socialistes (PSC), pero me temo que s¨®lo en determinados espacios se le habr¨¢ prestado la atenci¨®n que se merec¨ªa. Es una l¨¢stima, porque la moci¨®n y su debate han resultado ser un acontecimiento parlamentario de muy buen nivel pol¨ªtico y medi¨¢tico, en el que se han discutido serios problemas y se han abierto no menos serias perspectivas. Pero sobre todo porque ha removido las aguas en una Catalu?a que en los ¨²ltimos a?os se ha estado encerrando cada vez m¨¢s en s¨ª misma.
A mi entender, Catalu?a se ha estado estancando peligrosamente en el plano pol¨ªtico, y esto ha repercutido tambi¨¦n en el econ¨®mico y en el cultural. En el plano pol¨ªtico, porque desde hace algunos a?os, y muy especialmente en los dos ¨²ltimos, hemos vivido en un mundo que yo calificar¨ªa de irreal. Como es bien sabido, en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, el partido m¨¢s votado fue el PSC, liderado por Pasqual Maragall. Pero el ligero avance del Partido Popular y el retroceso de Converg¨¨ncia i Uni¨® dieron lugar a una extra?a coalici¨®n de estos dos ¨²ltimos que, juntos -y para m¨¢s inri enfrentados entre s¨ª- alcanzaron un esca?o m¨¢s que la suma de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. Desde entonces, Catalu?a ha tenido un Gobierno que no es tal, porque el partido gobernante es minoritario, y su l¨ªder, Jordi Pujol, se ha dedicado sobre todo a buscar un sucesor. Pero, por encima de todo, Converg¨¨ncia i Uni¨® ha dejado de gobernar porque quien le dicta la l¨ªnea a seguir es el PP, con un argumento muy simple y muy contundente: 'Vosotros -o sea, Jordi Pujol y su equipo- no pod¨¦is gobernar sin nosotros. Nosotros podemos actuar sin vosotros, aqu¨ª y en Madrid'. Jordi Pujol y los suyos han aceptado esta servidumbre y el resultado ha sido un estancamiento pol¨ªtico sin precedentes, mientras la oposici¨®n, mayoritaria en votos y s¨®lo perdedora por un esca?o -manejado, adem¨¢s, desde el Gobierno de Madrid-, intenta romper este absurdo encierro que s¨®lo favorece al PP. Nada es m¨¢s pat¨¦tico y m¨¢s insultante para la sociedad catalana que el continuo goteo de consignas con que el PP avasalla a CiU, dict¨¢ndole lo que tiene que hacer y decir y la aceptaci¨®n cabizbaja de los dirigentes de CiU ante cada conminaci¨®n. Y nada es tan insultante para los ciudadanos de Catalu?a como la sumisi¨®n de un pol¨ªtico de gran talla como Jordi Pujol ante Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
De hecho, Catalu?a se aguanta pol¨ªticamente gracias a la buena labor de la mayor¨ªa de los ayuntamientos, muy activos en las grandes periferias y en las poblaciones claves del mapa catal¨¢n, mientras otro gran invento de CiU, los Consejos Comarcales, se hunde en la m¨¢s absoluta inanici¨®n.
Este estancamiento pol¨ªtico repercute forzosamente en la econom¨ªa, aunque no con dimensiones tan profundas. Pero es evidente que el ritmo de crecimiento no es el de a?os atr¨¢s y que la distancia entre Barcelona y Madrid como grandes sedes financieras aumenta cada d¨ªa en detrimento de la primera. En este terreno, como en otros, la pol¨ªtica de recentralizaci¨®n que ha practicado y sigue practicando el PP es tan visible como visible es el bajo tono de una buena parte del empresariado y del Gobierno catalanes. Y algo parecido ocurre en una pol¨ªtica cultural que no s¨®lo recentraliza, sino que saca de las profundidades a tantas voces del espa?olismo m¨¢s rancio, mientras que la Catalu?a de CiU deriva hacia un cierto provincianismo.
A mi entender, ¨¦ste es el sentido profundo de la moci¨®n de censura presentada por Pasqual Maragall. Todos sab¨ªamos que la moci¨®n no triunfar¨ªa, porque CiU y el PP segu¨ªan siendo titulares del esca?o decisivo. Pero era evidente que la moci¨®n, si se planteaba bien, era un mensaje muy serio y, a la vez, la demostraci¨®n clara y evidente de que exist¨ªa una alternativa dispuesta a cambiar el ritmo cansino de la actual mayor¨ªa y a colocar al PP de Catalu?a en su justo espacio pol¨ªtico. Pero, por encima de todo, era tambi¨¦n la demostraci¨®n de que existen programas bien construidos, dirigentes capaces de coger el relevo pol¨ªtico en las pr¨®ximas elecciones y posibilidades de nuevas alianzas.
?ste es, sin duda, el tema clave porque en los dos a?os que quedan hasta la nueva convocatoria electoral el problema de las alianzas dif¨ªcilmente podr¨¢ continuar como hasta ahora sin que se produzca un estallido. Naturalmente, unas elecciones generales en Espa?a pueden modificar el actual panorama pol¨ªtico y, en este caso, las relaciones entre los partidos catalanes y los partidos mayoritarios del resto de Espa?a seguramente tendr¨¢n que replantearse de otra manera. Lo que hemos visto ahora es un Pasqual Maragall y un PSC con planteamientos de futuro s¨®lidos, una Converg¨¨ncia i Uni¨® con nuevos l¨ªderes, pero que tendr¨¢ que superar con dificultades el important¨ªsimo escollo del relevo de Jordi Pujol, un PP que vive exclusivamente de la renta del Gobierno central y no tiene ninguna posibilidad de salirse de ella, una Esquerra Republicana que podr¨¢ ser clave en la formaci¨®n de una nueva mayor¨ªa si es capaz de aguantar bien su cohesi¨®n interna y una Iniciativa per Catalunya en condiciones de aportar importantes granos de arena a una mayor¨ªa de centro-izquierda.
Creo, en definitiva, que se ha abierto la esperanza de una acci¨®n pol¨ªtica infinitamente m¨¢s clara, m¨¢s abierta y m¨¢s real que la de los ¨²ltimos ciclos y, sobre todo, de los dos ¨²ltimos a?os. Y sobre todo, creo que las propuestas se han planteado y se plantear¨¢n en el futuro no s¨®lo para el electorado catal¨¢n, sino tambi¨¦n con vistas a la acci¨®n pol¨ªtica en toda Espa?a y a los futuros retos de una Europa que va a entrar en una fase decisiva de su construcci¨®n definitiva. Si hasta ahora se hablaba, por ejemplo, de federalismo en t¨¦rminos gen¨¦ricos, creo que muy pronto se hablar¨¢ en t¨¦rminos concretos con la vista dirigida a toda Catalu?a, al conjunto de Espa?a y a la nueva Europa.
Jordi Sol¨¦ Tura es senador socialista de Entesa Catalana de Progr¨¦s.
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