Deslumbradora oscuridad
Es in¨²til intentar saber si la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que abri¨® anoche sus pantallas, las habr¨ªa llenado con otra pel¨ªcula distinta de Kandahar si no estuviera todav¨ªa hiriendo la memoria de la gente la irrealidad o la surrealidad del derrumbamiento de dos enormes torres neoyorquinas. Pero esta imagen imposible no fue so?ada en una pesadilla de ojos abiertos, sino que ocurri¨®, y el sheriff Bush y su gente identificaron Afganist¨¢n como el territorio de la revancha; y el humilde, m¨ªnimo y escondido prodigio cinematogr¨¢fico del maestro iran¨ª Mohsen Makhmalbaf, que fue ideado y filmado meses antes del infierno neoyorquino, se ha convertido en una imagen insoslayable del infierno afgano, con un inesperado alcance de noticia mundial.
Y la Seminci, que es un festival sagaz, inteligente y abierto a la complejidad de las conexiones del cine con la vida, s¨®lo pod¨ªa arrancar, tal como hizo anoche, con el golpe de luz cegadora y turbadora de Kandahar, t¨ªtulo que es el nombre de una ciudad, la segunda, tras Kabul, m¨¢s populosa de Afganist¨¢n.
Todo, tras ver el conmovedor filme, empuja a fabular al espectador que los llamados (con bestial hipocres¨ªa) da?os colaterales de una de esas bombas destinadas a machacar un territorio pulverizado, cort¨® en seco el itinerario de Nafas, la mujer afgana totalmente ver¨ªdica que vol¨® clandestinamente desde su exilio en Canad¨¢ a los alrededores de Kandahar en busca de huellas de su hermana peque?a, una muchacha inv¨¢lida, con las piernas cortadas por una mina, que le hab¨ªa hecho llegar su prop¨®sito de quitarse la vida. En afgano nafas significa respirar, y eso es lo que hace a pleno pulm¨®n esta mujer atrapada en el irrespirable encierro de su burka, esa aterradora c¨¢rcel ¨ªntima tras la que se esconden millones de mujeres afganas aplastadas por una pinza entre talibanes y fumigadores de talibanes. No se conoce el final de esta dolorosa historia. Makhmalbaf la deja abierta y nos deja ver en su mirada un extremo pudor, un temor a vulnerar la delicadeza de las trastiendas personales de esta inmensa mujer libre.
Poema
El filme es una sorprendente, al mismo tiempo desoladora y deslumbradora, conjugaci¨®n de documento y de poema. Del ¨¢spero choque entre uno y otro saltan puntiagudas chispas de demoledora imaginaci¨®n surreal, llenas de energ¨ªa subversiva que convierte alguna de las escenas en im¨¢genes con eficacia de navajazo, pues la mirada de Makhmalbaf corta en dos lo que captura y desvela luego en la pantalla un juego de ambivalencias -horror que de pronto se hace ternura, tragedia que se hace humor, sequedad que se hace frondosidad, met¨¢fora que se hace videncia- que s¨®lo pueden manejar con esa combinaci¨®n de soltura y gravedad los elegidos del oficio de hacer pel¨ªculas.
Babelia
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