La democracia paritaria, a prueba
Yo quer¨ªa tener seis mujeres, pero no aceptaron'. El que habla es Jos¨¦ Bono, presidente de Castilla-La Mancha. No es que est¨¦ mostrando de pronto su preferencia por la poligamia, sino que se refiere a su intento frustrado de incluir mujeres en su Gobierno. 'No quer¨ªan porque dec¨ªan que no iban a tener tiempo', agrega Bono. Y con ello apunta de lleno al problema de la democracia paritaria, recientemente planteado en el debate sobre el estado de su regi¨®n, en el que ¨¦l mismo propuso la modificaci¨®n de la Ley Electoral de Castilla-La Mancha. Su propuesta, 'que no puedan presentarse listas auton¨®micas que no respeten la representaci¨®n paritaria de mujeres y hombres' -es decir, que ninguno de los sexos tenga menos del 40% de candidatos ni m¨¢s del 60%-, es una f¨®rmula que ya esta incluida en los estatutos de algunos partidos pol¨ªticos, como el PSOE e Izquierda Unida.
En el Congreso, de los 350 esca?os, 99 los ocupan mujeres, mientras que en el Senado s¨®lo 63 de los 259 senadores son mujeres. En el Constitucional hay una, y ninguna en el Supremo
'No hay trabas legales, pero est¨¢ claro que hist¨®rica y socialmente el espacio p¨²blico se asocia a ellos, y el privado o familiar, a ellas', explica la secretaria de Igualdad del PSOE
La cuesti¨®n de la paridad pronto cruzar¨¢ los l¨ªmites de Castilla-La Mancha. El pr¨®ximo 6 de noviembre, el PSOE llevar¨¢ al Congreso una propuesta de ley en el mismo sentido.
Bono se tuvo que conformar con tener tres consejeras, adem¨¢s de seis consejeros. Pero sus dificultades para conseguir la paridad en su Gobierno pon¨ªan de relieve uno de los aspectos fundamentales sobre los que actualmente inciden las pol¨ªticas y los colectivos feministas: ?por qu¨¦ los hombres tienen tiempo para la pol¨ªtica y la mayor¨ªa de las mujeres no?
En una sociedad conformada casi a partes iguales por ambos sexos, y en un pa¨ªs como Espa?a, donde recientemente se han cumplido 70 a?os desde que la mujer consiguiera el derecho al voto, los cargos de las altas instituciones del Estado siguen estando mayoritariamente ocupados por hombres: de los 350 diputados del Congreso, 99 son mujeres (28,3%); de los 259 puestos en el Senado, 63 corresponden a senadoras (24,3%); de los 12 magistrados del Tribunal Constitucional, s¨®lo una es mujer (8,3%), aunque en unos d¨ªas ser¨¢n dos por primera vez en la historia de este pa¨ªs; de los m¨¢s de 70 magistrados del Supremo, ninguno es mujer ni lo ha sido nunca, pese a que ¨²ltimamente las oposiciones a juez son aprobadas por m¨¢s mujeres que hombres... Esta situaci¨®n ha llevado a plantearse medidas correctivas, llamadas de discriminaci¨®n positiva, que favorezcan la presencia de mujeres en la vida p¨²blica. Pero es precisamente en el tipo de medidas que deben tomarse para equilibrar esa balanza de la representatividad en lo que no hay acuerdo.
'No hay trabas legales, pero est¨¢ claro que hist¨®rica y socialmente el espacio p¨²blico se asocia a ellos, y el privado o familiar, a ellas. Los derechos legales no son los mismos que los reales. La historia nos demuestra que es necesario modificar la ley porque la buena voluntad no es suficiente', apunta Micaela Navarro, secretaria de Igualdad del PSOE y una de las 10 mujeres que conforman la ejecutiva socialista junto con 15 varones. 'Es lo justo, porque dejarlo en manos de los partidos es dejarlo al albur de sus dirigentes, que hasta el momento no son mujeres', agrega Cristina Alberdi, miembro de la Comisi¨®n de Justicia e Interior en el Congreso.
Pese a que todas hacen referencia a las dificultades para consolidar sus puestos, las conclusiones son distintas. Mar¨ªa Jes¨²s Sainz, secretaria de la Mesa del Congreso y presidenta del PP en Santiago, asegura que 'la democracia ser¨¢ m¨¢s perfecta cuanto m¨¢s tienda a la paridad, en l¨ªnea con la pol¨ªtica europea' (en el Parlamento Europeo, casi el 40% son mujeres). Pero, en relaci¨®n a la modificaci¨®n de la Ley Electoral, apela 'a la reflexi¨®n responsable de quienes lo proponen. Esa ley entra dentro del bloque constitucional y requiere un consenso especial. Hay otros caminos m¨¢s naturales que tienen que ver con el compromiso de los partidos', argumenta.
Sin embargo, los juristas consultados no encuentran impedimentos constitucionales en la modificaci¨®n de dicha normativa. Al contrario, recuerdan que el art¨ªculo 9.2 de la Constituci¨®n recoge que 'corresponde a los poderes p¨²blicos promover las condiciones que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas'.
Gregorio Peces-Barba, uno de los padres de la Constituci¨®n, insiste en este aspecto: 'La Constituci¨®n no lo impide, m¨¢s bien lo permite. El argumento de quienes creen que tal medida supone una intervenci¨®n en la tendencia natural de las sociedades tiene poco fundamento'. En el mismo sentido, la catedr¨¢tica de derecho constitucional y presidenta del Instituto Europeo de Derecho, Teresa Freixes, dice: 'Modificar la Ley Electoral para favorecer la paridad no vulnera ni el derecho constitucional, ni el europeo, ni el internacional'.
El no de Ruiz Gallard¨®n
No obstante, el desacuerdo prevalece. Hay disparidad de opiniones entre los presidentes auton¨®micos. Mientras Bono planteaba directamente la cuesti¨®n en su regi¨®n, el popular Alberto Ruiz Gallard¨®n, en Madrid, mostraba su total rechazo: 'No soy en absoluto partidario de una paridad impuesta por ley. El objetivo debe ser que la presencia de mujeres en las listas sea consecuencia de su capacidad y m¨¦ritos'. Desde Andaluc¨ªa, el socialista Manuel Chaves hac¨ªa gala de su Gobierno, 'compuesto al 50% por hombres y por mujeres'.
Las posiciones est¨¢n sobre la mesa y su encuentro tiene fecha: 6 de noviembre.
La dificultad de hacer pol¨ªtica
SE NOS HA DICHO DE TODO: que no tenemos ambici¨®n, que no nos interesa o que no estamos preparadas. Pese a todo, las mujeres van entrando en los espacios p¨²blicos mientras los hombres no lo hacen en los privados. Y finalmente nos hacen elegir: la pol¨ªtica o la familia', dice ?ngeles Ru¨ªz Tagle, presidenta de la Coordinadora para el Lobby Europeo de Mujeres. Como casi todas las entrevistadas, es divorciada y con hijos. 'No queremos tener ese perfil 'curioso' pero nos lo ponen muy dif¨ªcil, siempre parece que ante la carga familiar la que debe renunciar es la mujer'. Cristina Alberdi (PSOE), Mar¨ªa Jes¨²s S¨¢inz (PP), Marisa Castro (IU)... Son mujeres con largas y nutridas trayectorias pol¨ªticas que en alg¨²n momento de su vida se han visto obligadas a elegir entre su vida personal o su vida p¨²blica. Todas est¨¢n divorciadas y todas reivindican el derecho de la mujer a reconciliar el espacio privado con el espacio p¨²blico sin necesidad de plegarse a los c¨¢nones masculinos. Apuestan por una pol¨ªtica m¨¢s humanizada, en la que los horarios y los recursos sociales apoyen la implicaci¨®n de las mujeres en pol¨ªtica a la vez que faciliten la introducci¨®n de los hombres en el ¨¢mbito privado. 'Tenemos un estado de Bienestar raqu¨ªtico', apostilla Marisa Castro. Estas mujeres consideran que su presencia en pol¨ªtica supone un cambio de prioridades: 'la preocupaci¨®n por la violencia de g¨¦nero es una de ellas', dice Alberdi. A la vez conviven con escenas cotidianas del Congreso: 'Cuando los plenos se alargan, se puede ver a las mujeres en las cabinas llamando a sus casas: '?han cenado ya?', '?se le ha quitado la fiebre?'', comenta Margarita Ur¨ªa, diputada del PNV. Otras recuerdan las veces que han hecho los deberes por tel¨¦fono con sus hijos. Frente a esa imagen, otra: 'los hombres permanecen en sus sitios y s¨®lo hablan de sus hijos para contar la ¨²ltima beca que les han concedido'.
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