Jaque al poder valenciano
La cr¨ªtica al ser y existir de los valencianos, de lo que hist¨®ricamente somos y econ¨®micamente estamos, ha sido una tarea casi exclusiva de los sectores progresistas ind¨ªgenas y, de manera especial, del flor¨®n docente de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas, despu¨¦s de haberle desbrozado el camino una eminente orla de historiadores, feudatarios en su mayor parte de las propuestas e intuiciones de Joan Fuster as¨ª como de la metodolog¨ªa de maestros como Emili Giralt, Joan Regl¨¢, Ubieto y unos pocos m¨¢s que dejaron su huella prodigiosa en el claustro de nuestra universidad en unos momentos decisivos de la transici¨®n.
Los sumariamente citados y aludidos, adem¨¢s de una cohorte de curiosos o s¨®lo concienciados, han sido la levadura de un poderoso movimiento revisionista de nuestras entretelas que a¨²n perdura brillantemente. Aparte de una nutrida bibliograf¨ªa, su legado se reconoce asimismo en el tenaz y ampliamente cultivado escudri?amiento de nuestras frustraciones, carencias y flaquezas colectivas. Quiz¨¢ en otros apartados la izquierda se haya columpiado en la ret¨®rica, pero no en ¨¦ste, donde incluso desde la discrepancia hay que reconocerle el rigor, la perseverancia y la exclusiva de tal discurso.
De ah¨ª la rareza que conlleva una voz socialmente representativa y con vitola conservadora que asuma unas cuantas, pero relevantes, denuncias y mortificaciones hasta ahora ausentes en las declamaciones patri¨®ticas de la derecha valenciana. Me refiero al presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE), Federico F¨¦lix, que ha tenido la intrepidez de proclamar p¨²blicamente unas pocas verdades del barquero que, aun trat¨¢ndose de evidencias monumentales, siguen siendo soslayadas por los estamentos dirigentes de la clase gobernante. Para estos, como es sabido, vivimos el mejor de los mundos auton¨®micos posibles y el poder valenciano linda con la milagrer¨ªa.
Frente a una concepci¨®n tan confortable, el mentado empresario ha tenido el arrojo de reflexionar p¨²blicamente acerca de las quiebras y fisuras del entramado social y econ¨®mico valenciano contemplado en su marco comunitario y no s¨®lo capitalino. La novedad no reside en aquello que dice, pues es de sobra conocido, sino en que sea ¨¦l quien lo diga en contrapunto con la felicitaria jerigonza oficial. Es excepcional que un adalid de la gran patronal lamente nuestra indigencia en el cap¨ªtulo de innovaci¨®n y tecnolog¨ªa, el peso de la peque?a empresa, la desvertebraci¨®n del pa¨ªs, la falta de peso de las instancias sociales que de suyo merma la relevancia de nuestra presencia pol¨ªtica en Madrid, que es donde todav¨ªa se corta el bacalao.
Que no tengamos AVE, que est¨¦ amenazado el fabuloso desarrollo del puerto de Valencia por ralentizar las inversiones, que nuestras empresas de contrucci¨®n sean habitualmente el pariente pobre y subalterno de las grandes compa?¨ªas for¨¢neas, o que se nos relegue en el reparto de los recursos presupuestarios estatales no son sino el corolario de nuestras propias debilidades, de nuestro modesto poder, en suma. Que el dirigente de la prepotente AVE se agregue al coro de los cr¨ªticos puede ser un plausible cambio. Que el Se?or le proteja.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.