Cientos de especies de gran inter¨¦s ecol¨®gico viven en el centro de C¨®rdoba
Los Sotos de la Albolafia alberga vida salvaje en medio de la urbe
'Ah¨ª abajo hay un calam¨®n', dice un transe¨²nte del centro de C¨®rdoba. Es un ave s¨®lida y regordeta, de plumaje azul brillante y el pico y las patas color rojo fuego. Camina y se balancea despacio, mirando el agua con atenci¨®n. Y esto no tendr¨ªa nada de particular si no fuera porque a diez metros escasos pasa ruidosamente un autob¨²s de la l¨ªnea 16. Es una especie exigente, pero vive a las mil maravillas, junto con otras muchas aves, en pleno centro de C¨®rdoba, en el nuevo Monumento Natural de los Sotos de la Albolafia.
Hace poco m¨¢s de un mes que la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Junta de Andaluc¨ªa otorg¨® a esta zona urbana la categor¨ªa de Monumento Natural. Es un espacio peque?o, arbolado, que se extiende en el intervalo entre el puente romano y el de San Rafael. Sus reducidas dimensiones no le impiden albergar grandes cantidades de variopinta vida salvaje. All¨ª habitan (y cr¨ªan) garzas reales, cormoranes, martines pescadores, garcillas boyeras, garcetas, cig¨¹e?as, ¨¢nades reales, fochas, abejarucos, avetoros, ¨¢guilas pescadoras y otras muchas especies.
Uno se pregunta por qu¨¦ han elegido este lugar, con tanto trasiego de coches y gentes, en medio de la ciudad. No ha sido un capricho; para empezar, las aves se benefician del efecto que los cient¨ªficos llaman isla de calor, y que hace que en el centro de C¨®rdoba la temperatura sea entre dos y tres grados m¨¢s alta que en el extrarradio, a causa de las emisiones de humo y de la disposici¨®n de los edificios, que condiciona la circulaci¨®n del aire.
Nutrias en el Guadalquivir
Existen m¨¢s razones. Desde que se depura la totalidad de las aguas residuales de la capital, el Guadalquivir est¨¢ mucho mejor. Lo que permite que aqu¨ª, bajo el puente romano, se vean incluso nutrias. Vienen desde el r¨ªo Yeguas, en el Parque Natural de Carde?a-Montoro, al norte de la provincia.
Las nutrias son una se?al viva de calidad ambiental, porque huyen de la contaminaci¨®n como del demonio: son lo que se llama una especie indicadora. Lo mismo pasa con los martines pescadores, esos p¨¢jaros peque?os y veloces, de color turquesa, que caen sobre los peces a la velocidad con la que los aviones de combate se precipitan sobre las filas enemigas. Donde est¨¢n ellos, estas especies apodadas de indicadores, es que las cosas van bien.
Otro factor importante a la hora de escoger h¨¢bitat es la seguridad. Aqu¨ª no hay depredadores.Y la comida est¨¢ asegurada. Son muchas las aves que se ganan el sustento pescando, pero las cig¨¹e?as y las gaviotas, entre otras, buscan alimento en el vertedero que est¨¢ a la salida de C¨®rdoba y en la depuradora de La Golondrina, donde hay tambi¨¦n una abundante colonia de garcillas boyeras.
Adem¨¢s de la avifauna, los Sotos tienen otros recursos. Est¨¢ el hist¨®rico molino de la Albolafia, que da nombre al conjunto y que se construy¨® en tiempos de Abderram¨¢n I para llevar el agua al Palacio de los Emires -ahora, Palacio Episcopal-.
La reina Isabel la Cat¨®lica, que se alojaba en el vecino Alc¨¢zar, mand¨® que lo detuvieran, porque el ruido de la noria no le dejaba dormir. Existen otros dos molinos m¨¢s, tambi¨¦n abandonados y da?ados por las crecidas del r¨ªo. Luis Rey, delegado provincial de Medio Ambiente, anuncia que la Consejer¨ªa planea rehabilitar uno de ellos con el objeto de convertirlo en un observatorio de aves.
Convenio en breve
En este Monumento Natural confluyen otras autoridades, adem¨¢s de la de la Junta de Andaluc¨ªa. El Ayuntamiento de C¨®rdoba y la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Guadalquivir tambi¨¦n tienen mucho que decir sobre su gesti¨®n. Por eso, se?ala Rey, van a reunirse en breve para firmar un convenio.
'Queremos empezar a intervenir a principios del a?o que viene. Hay que limpiar el entorno, regenerar la flora, recuperar alguna zona degradada, organizar itinerarios y plantear actividades de educaci¨®n ambiental y de investigaci¨®n', asegura el delegado.
Mientras, los habitantes de C¨®rdoba y los turistas que visitan la ciudad califal, tienen la oportunidad de ver documentales en vivo, sin necesidad de encender la televisi¨®n. Criaturas especiales, casi ¨²nicas, que pueden vivir en el centro de una ciudad.
Perros s¨ª, escopetas no
Las restricciones que impone la ley en los espacios naturales protegidos parecen m¨¢s llevaderas en la ciudad que en el campo. Probablemente a nadie se le ocurrir¨¢ cazar, ni levantar cercas o vallados, ni talar ¨¢rboles, ni quemar rastrojos en la zona m¨¢s c¨¦ntrica de C¨®rdoba. Quiz¨¢s s¨ª haya quien quiera nadar o navegar, con motor o sin ¨¦l, o acceder a la colonia de reproducci¨®n de las aves, y entonces se encontrar¨¢ con que no puede. Estas limitaciones est¨¢n destinadas a preservar la tranquilidad y el bienestar de las aves y, en general, a conservar los valores ambientales, hist¨®ricos y culturales. Las normas, sin embargo, reconocen el derecho de paso al reba?o de ovejas que pasta por all¨ª desde hace much¨ªsimo a?os. S¨®lo se regula la cantidad de ganado que puede entrar en la ¨¦poca de nidificaci¨®n, un momento delicado que transcurre entre el los primeros d¨ªas de febrero y el de agosto. El reglamento especifica tambi¨¦n el acceso libre para los visitantes e incluye una posibilidad especialmente interesante para los que tengan perro: los animales pueden pasear cuanto quieran, si se mantienen controlados.
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