Montoro recorta poderes a la Agencia Tributaria al limitar su autofinanciaci¨®n
Los inspectores denuncian la par¨¢lisis interna del organismo por la investigaci¨®n de Gescartera
El ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, ha decidido asumir directamente el control de la Agencia Tributaria en lo relativo a gastos de personal, lo que representa casi el 70% de su presupuesto. Igualmente, ha decidido reducir del 18% al 5% el porcentaje que sobre el fraude fiscal descubierto pod¨ªa ingresar hasta ahora la Agencia como incentivo al margen de la dotaci¨®n inicial. Y pone, por primera vez, un l¨ªmite de 50 millones de euros (8.319 millones de pesetas) a los posibles ingresos por esta v¨ªa. Estas modificaciones llegan en un momento de tirantez por la par¨¢lisis en la que, en opini¨®n de la asociaci¨®n de inspectores Apife, vive la Agencia desde hace tres meses por la investigaci¨®n interna del esc¨¢ndalo Gescartera.
Las modificaciones se han incluido en la Ley de Presupuestos del a?o 2002 y en la Ley de Acompa?amiento, y suponen, en la pr¨¢ctica, cercenar la autonom¨ªa de la Agencia Tributaria. Con su creaci¨®n en el a?o 1991 como orgamismo separado de la Secretar¨ªa de Estado de Hacienda, el entonces Gobierno del PSOE quiso dar a la Agencia un estatuto especial para preservarla de injerencias pol¨ªticas y dotarla de una mayor flexibilidad en la lucha contra el fraude.
Lo que en principio fue una idea muy innovadora, en la pr¨¢ctica empez¨® muy pronto a perder contenido cuando se decidi¨® que el secretario de Estado de Hacienda fuera el presidente de la Agencia. El control pol¨ªtico triunf¨® respecto de la intenci¨®n primitiva de situar a alguien con perfil m¨¢s t¨¦cnico e independiente al frente de la Agencia. Despu¨¦s lleg¨® el esc¨¢ndalo de la no demostrada amnist¨ªa fiscal en la etapa del PSOE y, m¨¢s recientemente, el de la agencia de valores Gescartera, y qued¨® totalmente despejada cualquier duda sobre la falta de autonom¨ªa de la Agencia.
Pero en los aspectos t¨¦cnicos, al menos sobre el papel, a¨²n quedaban algunos rasgos que dotaban a la Agencia de caracter¨ªsticas especiales dentro de la maquinaria administrativa. Salvando mucho las distancias, ser¨ªa algo parecido a la situaci¨®n del Banco de Espa?a. En el caso de la Agencia, la autonom¨ªa giraba sobre dos ejes: la pol¨ªtica de personal y la posibilidad de obtener ingresos en funci¨®n de los resultados.
Gastos de personalEl ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, ha decidido bajar varios pelda?os en el concepto inicial de la Agencia y ponerla, en la pr¨¢ctica, al nivel normativo del resto de organismos de la Administraci¨®n. En lo relativo a los gastos de personal, la modificaci¨®n consiste en que ser¨¢ el propio ministro quien deber¨¢ autorizar las variaciones 'internas' en los gastos de personal que se produzcan.
La normativa vigente se?alaba que las alteraciones globales del presupuesto de la Agencia tendr¨ªan que ser autorizadas por el ministro cuando no excedieran del 5% del presupuesto inicial, y por el Gobierno en caso contrario. Las variaciones 'internas' que no alterasen la cuant¨ªa global eran competencia del presidente de la Agencia. A partir de enero de 2002 ser¨¢ Montoro quien decida en cualquiera de los casos.
La otra modificaci¨®n de calado recorta de forma considerable (del 18% al 5%) el porcentaje que sobre los actos de liquidaci¨®n o de gesti¨®n ingrese la Agencia. Este incentivo a la lucha contra el fraude no se ha llevado nunca al l¨ªmite m¨¢ximo del 18%, pero era un arma legal en manos del presidente de la Agencia para obtener m¨¢s recursos cada a?o. Ahora no s¨®lo se baja bastante el list¨®n, sino que se pone por primera vez un l¨ªmite de 50 millones de euros (8.319 millones de pesetas) anuales por este concepto. Esta cuant¨ªa representa un peque?o porcentaje (casi el 4%) sobre el presupuesto global de la Agencia, que para 2002 asciende a 1.270 millones de euros (211.310 millones de pesetas).
Entre los funcionarios de la Agencia Tributaria consultados, las modificaciones -que el Ministerio de Hacienda se ha negado a comentar- responden a que Montoro quiere un mayor control, despu¨¦s de la convulsi¨®n que ha supuesto el esc¨¢ndalo de Gescartera y la desconfianza que la actuaci¨®n del anterior presidente, Enrique Gim¨¦nez Reyna, le ha generado sobre el funcionamiento de la propia Agencia.
El cambio en la presidencia de la Agencia y el hecho de que toda la actividad en los ¨²ltimos tres meses haya estado volcada en la investigaci¨®n interna de Gescartera, ha sometido a la organizaci¨®n a una nueva 'par¨¢lisis', seg¨²n explica el presidente de la asociaci¨®n de inspectores Apife, Antonio Corral. Igualmente, subraya la preocupaci¨®n del colectivo por los cambios normativos que afectan a la autonom¨ªa de la Agencia.
Tambi¨¦n el PSOE ha decidido poner en cuesti¨®n el funcionamiento de la Agencia Tributaria. Durante el ¨²ltimo debate de los Presupuestos Generales del Estado, el responsable de Econom¨ªa del principal partido de la oposici¨®n, Jordi Sevilla, anunci¨® la petici¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n en el Parlamento sobre la Agencia Tributaria. Sevilla denunci¨® la existencia de una deuda pendiente de cobro por valor de 7.742 millones de euros (1,28 billones de pesetas) que ha aumentado a un ritmo de 60.000 millones por a?o desde 1996. Hacienda lo atribuye a que se ha intensificado la lucha contra el fraude, a la nueva normativa para la suspensi¨®n de las deudas y al efecto del Estatuto del Contribuyente.
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