Conspiraci¨®n de afortunados
?Y si los afortunados de este mundo no fueran los multimillonarios, ni siquiera los que, de manera m¨¢s o menos p¨²blica, ejercen alguna forma de poder? Tal parece ser la premisa que recorre Intacto, deb¨² en la realizaci¨®n comercial de Juan Carlos Fresnadillo, que hab¨ªa logrado llamar la atenci¨®n sobre su obra con un cortometraje, Esposados, que lleg¨® a ser candidato para los Oscar. Para este su primer largometraje industrial, Fresnadillo ha elegido una historia sorprendente, un vago, elegante aunque un tanto previsible cruce entre el cine criminal y el drama amoroso.
La premisa parece atractiva: en el mundo existen unos pocos individuos tocados por la providencia que, sabedores de su don, se dedican a jugar con ¨¦l... y, entre otras cosas, se juegan a seres humanos a los que han despose¨ªdo previamente de cualquier posibilidad de fortuna. Y, para ello, no es preciso ser ni poderoso, ni joven, ni especialmente culto o sociable: basta s¨®lo la suerte. Desde ese arranque, que Fresnadillo confiesa nacido de un accidente que presenci¨® en el pasado, el dantesco choque de dos aviones en el aeropuerto de Los Rodeos, la pel¨ªcula discurre por senderos novedosos, al menos durante buena parte de su metraje.
INTACTO
Director: Juan Carlos Fresnadillo. Int¨¦rpretes: Leonardo Sbaraglia, Eusebio Poncela, M¨®nica L¨®pez, Max von Sydow, Antonio Dechent. G¨¦nero: drama criminal. Espa?a, 2001. Duraci¨®n: 108 minutos.
Le falta, no obstante, una inspiraci¨®n m¨¢s s¨®lida que la que le aporta el gui¨®n (que firman al alim¨®n Fresnadillo y Andr¨¦s Koppel) para hacer de Intacto la pel¨ªcula redonda que casi siempre se avizora entre sus im¨¢genes. Le falta un poco de locura, bastante pasi¨®n en lo que hace a la propia relaci¨®n entre los personajes: le sobra, en suma, contenci¨®n.
Pero, aunque parezca un contrasentido, es justamente desde la frialdad de la minuciosa puesta en im¨¢genes, desde la c¨¢mara manejada como un escalpelo, con la precisi¨®n de un cirujano, que Intacto se abre paso como una sorprendente ¨®pera prima, en la que lo que m¨¢s destaca es la justeza del movimiento, la pulcritud del corte en el montaje, la solidez con que los elementos del encuadre aparecen en ¨¦ste. O sea, la claridad del estilo, la firmeza del pulso de Fresnadillo, antes que un libreto mejorable. Le ayudan, y es ¨¦ste tambi¨¦n m¨¦rito suyo, unos actores soberbios: un Sbaraglia que ha pulido su acento argentino, unos sobrios M¨®nica L¨®pez y Antonio Dechent, el magn¨ªfico Max von Sydow, que cuenta por lecciones magistrales, y desde hace a?os, sus comparecencias en pantalla. Y, nobleza obliga, un Eusebio Poncela a quien no ve¨ªamos tan bien desde hace muchos a?os, en un trabajo ajustado, inquietante, magn¨ªfico.
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