El extra?o debate
La lectura del libro de declaraciones de Felipe Gonz¨¢lez a Juan Luis Cebri¨¢n, El futuro no es lo que era, no resulta en general muy estimulante, a pesar de momentos ingeniosos tales como el intercambio de opiniones sobre la monarqu¨ªa. Gonz¨¢lez tiende a componer una y otra vez la figura a fin de realzar la propia estatura como estadista, y por eso en cuanto topa con un asunto conflictivo, sus afirmaciones resultan menos cre¨ªbles. As¨ª, al hablar de su amistad con Mitterrand. Ser¨ªa privada, porque en el plano pol¨ªtico todos los s¨ªntomas eran de que Felipe no cre¨ªa en la victoria del eterno derrotado en las elecciones de 1981. Fui testigo de un episodio significativo, cuando poco antes de la victoria electoral, el instituto de investigaciones pol¨ªticas m¨¢s pr¨®ximo a Mitterrand, el ISER de Jean Pronteau, convoc¨® un coloquio para hacer un balance de la socialdemocracia al filo de los 80. All¨ª estaban, junto al futuro presidente, Jacques Delors, Lionel Jospin, a quien ahora Felipe califica de 'provinciano', Gilles Martinet, gente de los eurocomunistas PCE y PCI, socialistas italianos, belgas y alemanes, en tanto que el PSOE dej¨® en blanco su representaci¨®n. Las actas est¨¢n publicadas para probarlo. Rara amistad pol¨ªtica.
En el mismo terreno se sit¨²an sus reflexiones sobre otros temas m¨¢s graves como el GAL. A estas alturas, de nada sirve salir del paso diciendo que s¨®lo es terrorismo de Estado la decisi¨®n 'formal y organizada del Estado' de acabar con el terrorismo, de manera que otras actuaciones violentas contra ¨¦ste, realizadas bajo la protecci¨®n del Estado, reciben la etiqueta de 'acciones incontroladas, aun cuando sean pr¨®ximas a ciertos aparatos de poder'. El juego de palabras no explica nada, si bien evoca el desconcierto estrat¨¦gico con que desde la mala conciencia el PSOE se movi¨® durante a?os en la pol¨ªtica vasca, en el marco de una colaboraci¨®n subalterna con el PNV, condenada a fin de cuentas a la ruptura y a la impotencia cuando los nacionalistas decidieron jugar la baza de la soberan¨ªa. Una subalternidad que los socialistas vascos hab¨ªan de reencontrar tras el desastre electoral de 1998, ahora respecto del PP, para atender a la inexcusable exigencia de la oposici¨®n democr¨¢tica al terrorismo. Pacto imprescindible pero costoso al suponer el apoyo impl¨ªcito el 13-M a una presidencia vasca del PP.
Nada tiene de extra?o el malestar hoy reinante en el partido, consciente por lo dem¨¢s de que su l¨ªnea auton¨®mica y vasquista, profundamente enraizada en su historia, lleva dentro las ¨²nicas expectativas razonables para superar una crisis como la actual, caracterizada por la fractura interna de la sociedad vasca. Las gentes del PSE pueden consolarse pensando que su fracaso relativo coincide con el de la mayor¨ªa de vascos que defienden la autonom¨ªa, rechazan el terror y asumen la doble identidad de vascos y espa?oles. Pero como esa mayor¨ªa, siguen de perdedores, y adem¨¢s amenazados por la intimidaci¨®n y el crimen procedentes del nacionalismo etarra.
Un debate sobre la pol¨ªtica de alianzas del PSE no resolver¨ªa nada, porque es clara la conveniencia de recomponer el pacto con un PNV leal a las instituciones, pero eso no depende de los socialistas sino del PNV. Y los 'maragallianos' debieran enterarse de que no es el federalismo lo que est¨¢ en juego. La cuadratura del c¨ªrculo s¨®lo puede alcanzarse conjugando la lealtad al pacto antiterrorista con la definici¨®n de una perspectiva estrat¨¦gica integradora, libre de resabios de espa?olismo a lo Aznar, y tambi¨¦n sin concesiones a ese PNV de hoy que condena a ETA sin poner por delante la solidaridad de los dem¨®cratas e insiste cerrilmente por boca de Ibarretxe en encaminarse hacia una autodeterminaci¨®n puesta en pr¨¢ctica bajo el imperio del terror.
Conviene tenerlo en cuenta cuando Ibarretxe anuncia su pr¨®xima jugada de un refer¨¦ndum que vincule el rechazo de ETA con 'la voluntad de los vascos', l¨¦ase autodeterminaci¨®n. Tendr¨¢ el apoyo del submarino amarillo, que no rojo, de Madrazo, pero convendr¨ªa que el PSE en su pr¨®xima conferencia, haciendo de necesidad virtud, supiera transformar la r¨¦plica al dislate en un proyecto integrador para la construcci¨®n nacional vasca.
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