El derecho de los tigres
Producto de las guerras de religi¨®n que ensangrentaron Europa durante los siglos XVI y XVII, el concepto de tolerancia ha tenido un largo recorrido hist¨®rico que ha multiplicado sus significados. Primero fue una concesi¨®n graciosa y revocable dispensada a los discrepantes por el poder pol¨ªtico, sensible a los dictados de la humanidad o la prudencia. M¨¢s tarde, la tolerancia se ampli¨® hasta el derecho a la libertad de conciencia de agn¨®sticos y ateos. Finalmente, extendi¨® su radio de acci¨®n a las ideas pol¨ªticas, las costumbres sociales y las singularidades culturales. El transcurso del tiempo tambi¨¦n ha modificado sus fronteras de protecci¨®n: aunque los los seres humanos tengan derecho a expresar libremente sus creencias, esas opiniones pueden ser pac¨ªficamente criticadas con argumentos y entrar en conflicto con otros derechos tambi¨¦n fundamentales.
La intolerancia es peor que 'el derecho de los tigres': las fieras se destrozan para comer, pero 'nosotros nos hemos exterminado por unas frases'
Los atentados del 11 de septiembre mueven a recordar que la intolerancia religiosa contin¨²a gobernando amplias regiones del planeta e invitan a la relectura de los textos sobre libertad religiosa posteriores a la Reforma. La primera Carta sobre la tolerancia de John Locke, escrita en el exilio holand¨¦s durante el reinado de Jacobo II y publicada tras la victoria de la Gloriosa Revoluci¨®n, se propon¨ªa fijar 'las justas fronteras' entre las leg¨ªtimas competencias del Gobierno Civil y las indebidas interferencias del poder pol¨ªtico en los asuntos religiosos: ni el cuidado de las almas ha sido encomendado por Dios a los magistrados, ni la coerci¨®n f¨ªsica es capaz de erradicar las creencias ¨ªntimas, ni la felicidad o la salvaci¨®n de las personas puede depender de la religi¨®n implantada por el pr¨ªncipe en su territorio. Aunque el deber de tolerancia no impida a las Iglesias expulsar de sus filas a los recalcitrantes, prohibe, en cambio, el uso de la fuerza y las sanciones econ¨®micas contra los excomulgados. Dado que los gobernantes ignoran el camino de la salvaci¨®n, tampoco pueden impon¨¦rselo a sus s¨²bditos. 'Si en otro pa¨ªs, para un mahometano o para un pr¨ªncipe pagano, la religi¨®n cristiana parece ofensiva a Dios, ?no pueden los cristianos, por la misma raz¨®n y de la misma manera, ser extirpados?'. Locke niega, sin embargo, los beneficios de la tolerancia en una serie de supuestos: las opiniones contrarias a la sociedad humana y a las reglas morales de su preservaci¨®n; los disidentes que pretenden obtener privilegios; los fan¨¢ticos intolerantes ; la pertenencia a confesiones sometidas a un pr¨ªncipe extranjero; y los ateos, sospechosos de incumplir promesas, convenios y juramentos.
El Tratado de la tolerancia fue la militante r¨¦plica de Voltaire al inicuo proceso judicial de Jean Calas, un comerciante hugonote de Toulouse acusado falsamente de haber asesinado a uno de sus hijos. Ese panfleto culto, brillante y apasionado idealiza el grado de libertad religiosa existente entre griegos, romanos y jud¨ªos, evoca la matanza de la noche de san Bartolom¨¦, lamenta la revocaci¨®n del Edicto de Nantes y defiende la obra de los jansenistas; es tambi¨¦n una resuelta proclama a favor de la tolerancia universal sin distinci¨®n de credos: '?Qu¨¦! ?Hermano m¨ªo el turco? ?Hermano m¨ªo el chino, el jud¨ªo, el siam¨¦s? S¨ª, sin duda alguna'. Desde el siglo III, todas las disputas teol¨®gicas han tenido 'consecuencias funestas'. Los cristianos salen mal librados de las comparaciones: '?Hemos sido perseguidores, verdugos y asesinos de nuestros hermanos, hemos destruido cien ciudades, crucifijo y Biblia en mano, y no hemos cesado de derramar sangre y de encender hogueras!'. La intolerancia es peor que 'el derecho de los tigres': las fieras no se destrozan sino para comer pero 'nosotros nos hemos exterminado por unas frases'. El corolario es que los hombres deben ser tolerantes para exigir un trato recproc?.
Las reflexiones contempor¨¢neas desbordan el ¨¢mbito de la tolerancia religiosa para ocuparse de cualquier forma de libertad de conciencia, examinan los problemas creados por las inmigraciones masivas y se pronuncian sobre las eventuales colisiones entre determinadas particularidades culturales (como el trato dado a las mujeres en buena parte del mundo isl¨¢mico) y la universalidad de los derechos humanos. Sirva como ejemplo de ese tipo de enfoque el texto de Michael Walzer, que describe las caracter¨ªsticas de cinco reg¨ªmenes de tolerancia (imperios multinacionales, comunidad internacional, confederaciones, Estados nacionales y sociedades de inmigrantes), analiza las diversas actitudes posibles frente a los extra?os (resignaci¨®n, indiferencia, aceptaci¨®n estoica, curiosidad y entusiasmo) y examina los problemas de de la tolerancia en Estados Unidos, Canad¨¢, Europa, Francia e Israel.
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