P¨¢rrafos sobre intolerancia
La intolerancia, en el sentido de sospecha y hostilidad hacia los sistemas de creencias y las costumbres de otros pueblos, es desgraciadamente un problema a escala mundial del que no es m¨¢s responsable un Estado determinado o grupo de estados que otros. Me gustar¨ªa discutir cuatro aspectos del problema como se presenta en este momento.
1. Muchas personas asumen, sin reflexionar sobre la cuesti¨®n, que las diferencias en el color de la piel, rasgos faciales y cabello constituyen rasgos diferenciales entre diferentes grupos de seres humanos, cuando de hecho estas diferencias no tienen absolutamente nada que ver con las capacidades f¨ªsicas, intelectuales, morales o emocionales de la humanidad como especie ¨²nica.
Leer, ense?ar y dialogar son elementos esenciales para erradicar la intolerancia
2. La supremac¨ªa econ¨®mica y cient¨ªfica de Occidente durante los ¨²ltimos tres siglos ha creado una sensaci¨®n de superioridad racial en el Occidente y un resentimiento y una envidia concomitantes hacia el mundo no occidental.
3. Tanto en el mundo cristiano como en el isl¨¢mico existen sectas fundamentalistas que se consideran por principio como representantes de la ¨²nica religi¨®n verdadera. Para estos grupos la tolerancia real supondr¨ªa el rechazo de sus propias creencias.
4. En algunos casos, afortunadamente no muy numerosos, existen costumbres definidas religiosamente como la ablaci¨®n femenina que los occidentales no pueden tolerar, o los rostros descubiertos o la exhibici¨®n del vestido femenino que la mayor¨ªa de los musulmanes religiosos no pueden tolerar.
Mientras hab¨ªa poco contacto cotidiano entre poblaciones cristianas y musulmanas los casos arriba citado no amenazaban ni la estabilidad del mundo occidental ni la estabilidad del mundo musulm¨¢n. Sin embargo, el aumento notable del comercio mundial y del turismo, de la emigraci¨®n a gran escala de pa¨ªses musulmanes econ¨®micamente subdesarrollados a pa¨ªses occidentales ricos, y del terrorismo tanto en pa¨ªses occidentales como musulmanes hace imperativo, por razones morales como por razones econ¨®micas, reducir tan deprisa como sea posible los elementos de intolerancia mutua. Quisiera hacer las siguientes sugerencias con la esperanza de contribuir a esta necesaria reducci¨®n de la intolerancia.
1. Debemos aprender -nosotros y nuestros hijos- a no categorizar a las personas por sus rasgos f¨ªsicos externos, a pesar de que ha sido considerado una cuesti¨®n de 'sentido com¨²n' durante miles de a?os. Esta definici¨®n ¨¦tnica o religiosa se convierte en un factor activo en la creaci¨®n de hostilidad involuntaria. Si categorizamos a una persona por su religi¨®n o por el color de su piel y luego le atribuimos una serie de caracter¨ªsticas que asociamos con tal creencia o tal color estamos forzando a estas personas a defenderse como miembros de un colectivo determinado, a pesar de que como individuos disientan en¨¦rgicamente de las creencias que se atribuyen al colectivo. El gran educador y obispo luterano dan¨¦s del siglo XIX Nicholas Grundtvig sol¨ªa predicar a sus compatriotas que primero eran seres humanos y en segundo lugar eran daneses (o la identidad que prefirieran escoger). Toda la raza humana tiene que aprender a pensar en estos t¨¦rminos.
2. Deber¨ªamos hacer lo posible para apoyar las actividades de organizaciones no gubernamentales, como Amnist¨ªa Internacional o M¨¦dicos sin Fronteras, para aumentar los intercambios educativos, los campamentos de verano, los aprendizajes y las becas de trabajo. Leer, ense?ar y dialogar son, naturalmente, elementos esenciales en cualquier esfuerzo por erradicar la intolerancia, pero en el fondo no hay sustituto para el contacto humano y la interacci¨®n como medio para reducir las barreras entre culturas diferentes.
3. El mundo occidental ha sido y sigue siendo culpable de explotar tanto las riquezas humanas como las riquezas naturales de los mundos isl¨¢mico, africano y amerindio, una verdad que ha de ser reconocida y corregida dando una mayor autonom¨ªa econ¨®mica a las naciones menos desarrolladas. Pero un aspecto importante del problema de la intolerancia es el hecho de que los principales medios de comunicaci¨®n, y muchos libros de texto escolares utilizados en pa¨ªses como Egipto, Arabia Saud¨ª, Siria, Iraq, Ir¨¢n y Paquist¨¢n son m¨¢s intolerantes y contienen m¨¢s prejuicios que la prensa y los libros de texto occidentales. Definir toda pol¨ªtica occidental como 'estratagema sionista' y referirse generalmente a los occidentales como 'infieles' l¨®gicamente hace m¨¢s dif¨ªcil reducir la intolerancia. Necesitamos que sin caer en la victimizaci¨®n ni en la hip¨¦rbole se hagan serios esfuerzos para reconocer el contenido objetivo de nuestras relaciones existentes y para intentar comprender nuestras diferencias culturales como miembros iguales de un solo g¨¦nero humano.
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