China 2001: un socio fundamental en la OMC
Desde ayer hasta el martes 13 de noviembre tiene lugar la reuni¨®n ministerial de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) en Doha (Qatar). Dadas las circunstancias actuales de inestabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica, este encuentro es crucial para el nuevo orden mundial y la globalizaci¨®n. De forma aparentemente tangencial, pero desde luego no menos importante, ¨¦ste es tambi¨¦n un momento muy significativo para la pol¨ªtica econ¨®mica de la Rep¨²blica Popular China, al culminarse por fin los 15 a?os de negociaci¨®n para su ingreso en la OMC. Ultim¨¢ndose la admisi¨®n formal de China en la organizaci¨®n, se abre un nuevo cap¨ªtulo no s¨®lo para sus relaciones comerciales con los pa¨ªses miembros, sino tambi¨¦n para su econom¨ªa dom¨¦stica.
A corto plazo, se prev¨¦ una bajada sustancial de las barreras comerciales: se realizar¨¢ un recorte de las tarifas a las importaciones del 17% al 15%, reduci¨¦ndose al 10% en el a?o 2005. Los sectores m¨¢s afectados ser¨¢n los productos intensivos en recursos naturales (aceite, petr¨®leo y carb¨®n), los qu¨ªmicos y los farmac¨¦uticos, reflej¨¢ndose en una subida sustancial de las importaciones de los mismos. A medio plazo, la apertura del mercado de los servicios y de los sectores hasta ahora m¨¢s protegidos (telecomunicaciones, agricultura, autom¨®vil) conducir¨¢ al crecimiento exponencial de la inversi¨®n extranjera directa, gracias a la reducci¨®n sustancial de las barreras burocr¨¢ticas y financieras para establecerse en el mercado chino. A largo plazo, la estructura econ¨®mica estar¨¢ emparejada con un comercio menos restrictivo, fundamentalmente en los sectores intensivos en mano de obra (agricultura y manufactura), as¨ª como en los servicios y en las nuevas tecnolog¨ªas. Con un panorama de semejante envergadura, sus vecinos Jap¨®n y Corea del Sur deber¨¢n enfrentarse a la competencia creada por su nuevo rival comercial en el sector IT, mientras que la Uni¨®n Europea y los Estados Unidos se beneficiar¨¢n de la liberalizaci¨®n del comercio de los productos qu¨ªmicos y farmac¨¦uticos. Es decir, mientras China se adapta a las exigencias de la globalizaci¨®n, superando la ralentizaci¨®n econ¨®mica general y de la regi¨®n asi¨¢tica en particular, el hecho de convertirse en nuevo partenaire comercial en el marco de la OMC empujar¨¢ a una mayor explotaci¨®n de las ventajas comparativas respectivas de los pa¨ªses implicados.
Para comprender el enorme impacto del ingreso de China en la OMC conviene resaltar aspectos end¨¦micos que hoy caracterizan su orientaci¨®n econ¨®mica. China es una econom¨ªa de r¨¢pido crecimiento que en la actualidad est¨¢ realizando un ajuste estructural en la distribuci¨®n del trabajo y del capital. Por un lado, el pa¨ªs est¨¢ abordando la reasignaci¨®n de los trabajadores despedidos de las empresas estatales en el mercado laboral emergente. Seg¨²n fuentes oficiales, se prev¨¦ que los 20 millones de trabajadores sin empleo registrados podr¨¢n obtener un puesto de trabajo para mediados de 2002 como muy tarde, fundamentalmente en la econom¨ªa informal. Por otro lado, el capital est¨¢ recomponi¨¦ndose a trav¨¦s de la creciente circulaci¨®n de la masa monetaria, la apertura de mercados financieros, permitiendo a los inversores chinos la compra de acciones extranjeras, y la creciente tecnolog¨ªa extranjera derivada del fuerte aumento de la inversi¨®n extranjera directa -un 20,5%- con respecto al 2000.
China est¨¢ demostrando ser un mercado con crecientes oportunidades y desaf¨ªos que a la larga compensar¨¢n los esfuerzos de desarrollo y crecimiento actuales. La continuidad del sistema pol¨ªtico contrasta con una creciente credibilidad econ¨®mica, patente en las reformas progresivas que de forma prudente permiten el desarrollo, evitando conflictos sociales. Mientras que la transici¨®n actual de una econom¨ªa planificada a una econom¨ªa m¨¢s orientada hacia el mercado ha tra¨ªdo consigo protestas inevitables por la creciente tasa de desempleo declarado -entre 3% y 4%, seg¨²n fuentes oficiales-, as¨ª como una consecuente reducci¨®n en la demanda interna, reflejada por presiones deflacionistas, la econom¨ªa de China ha crecido a una r¨¢pida tasa anual del 7,9% en la primera mitad de este a?o.
Sin embargo, China no es una sola, sino varias Chinas. Si bien las ciudades de mayor tama?o y las regiones costeras en general se han desarrollado notablemente desde el lanzamiento de las reformas econ¨®micas a finales de los a?os setenta, las provincias m¨¢s remotas del oeste y del interior, as¨ª como la econom¨ªa rural en general, no se han beneficiado de los cambios mencionados. Las disparidades regionales y la relaci¨®n del nivel de vida entre el campo y la ciudad -estimada en una ratio del 2,5, seg¨²n fuentes acad¨¦micas- han aumentado, y a pesar de las masivas corrientes migratorias del campo a la ciudad, 900 millones de personas viven en el campo, con una econom¨ªa de subsistencia, careciendo en muchos casos de agua y, por tanto, de un m¨ªnimo de condiciones higi¨¦nicas y sanitarias. Adem¨¢s, los gobiernos locales tienen dificultades para estabilizar la producci¨®n agr¨ªcola de las cooperativas rurales en los niveles adecuados, as¨ª como para controlar de manera efectiva los pr¨¦stamos sin garant¨ªa de devoluci¨®n, que siguen siendo masivos. Aunque en los ¨²ltimos tres a?os el Consejo de Estado ha desplegado el llamado 'proyecto de erradicaci¨®n de la pobreza en las zonas del suroeste' ('xibu kaifa') mediante pol¨ªticas de subsidios y cr¨¦ditos bancarios preferenciales concedidos a los inversores que se establecen en la zona -tanto nacionales como extranjeros-, sigue habiendo bolsas de pobreza importantes.
La euforia econ¨®mica impulsada por el nuevo papel que le toca ahora desempe?ar a China en el proceso de globalizaci¨®n no deber¨ªa mermar los requisitos b¨¢sicos de una distribuci¨®n m¨¢s equitativa de la riqueza a lo largo y a lo ancho del pa¨ªs. Aunque China est¨¦ dando muestras de crecimiento sostenido, sus problemas econ¨®micos internos siguen siendo muy numerosos. Por consiguiente, el apoyo y reconocimiento continuado de la comunidad internacional tanto en los mercados financieros como en la propia OMC es fundamental para el progreso de China y de sus instituciones hacia un sistema social, pol¨ªtico y econ¨®mico m¨¢s moderno y equilibrado, que pueda as¨ª contribuir a potenciar su ventaja comparativa (factor trabajo) tanto en las zonas urbanas como rurales, promoviendo de forma m¨¢s efectiva la inversi¨®n privada (factor capital). Como nuevo socio de la OMC, China podr¨¢ ser entonces part¨ªcipe directo de las exigencias de la econom¨ªa mundial, adapt¨¢ndose igualmente al ajuste estructural interno vigente.
Leila Fern¨¢ndez-Stembridge es profesora asociada de Econom¨ªa de China en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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