Una juez de Sevilla condena a dos a?os de prisi¨®n a un agente que maltrat¨® a su esposa durante 19 a?os
La juez Rosario Marcos Mart¨ªn ha condenado a Enrique Jos¨¦ Garc¨ªa Robledo, un agente del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, a dos a?os de prisi¨®n e inhabilitaci¨®n especial de derecho de sufragio pasivo por un delito de malos tratos habituales en el ¨¢mbito familiar, adem¨¢s de imponerle la prohibici¨®n de aproximarse a la residencia de la v¨ªctima durante cinco a?os. El agresor tendr¨¢ tambi¨¦n que indemnizar a su esposa y sus cuatro hijas con dos millones de pesetas por da?os morales, seg¨²n la sentencia dictada el pasado 11 de octubre por la titular del Juzgado de lo Penal n¨²mero 6 de Sevilla.
El 28 de octubre de 1999 M. D. N. S. present¨® en el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 10 de Sevilla una denuncia contra su marido, Enrique Jos¨¦ Garc¨ªa Robledo, por supuesto delito de maltrato habitual y contra la integridad moral. Durante 19 a?os, sufri¨® la violencia en silencio, porque segu¨ªa 'enamorada' de su marido y porque confiaba en que podr¨ªa cambiar. Le cre¨ªa 'enfermo' y que podr¨ªa 'ayudarlo'.
Humillaciones
La mujer relat¨® ante el tribunal que el primer incidente ocurri¨® poco despu¨¦s de que naciera su primera hija, en septiembre de 1981, cuando viv¨ªan en Barcelona. Desde entonces se sucedieron las peleas, las humillaciones y un control econ¨®mico que se adentraba en el terreno de lo vejatorio. 'Despertaba a las ni?as a altas horas de la madrugada someti¨¦ndolas a un interrogatorio para ver si era cierto lo que le hab¨ªa contado ', detall¨® la mujer.
Lo denunci¨® en Barcelona un d¨ªa despu¨¦s de que la echara a la calle de forma violenta y decidi¨® regresar a Sevilla, pero M. D. N. S. segu¨ªa confiando en que su esposo podr¨ªa cambiar y, sobre todo, segu¨ªa 'enamorada'. Le perdon¨®, retir¨® la denuncia y volvieron los episodios violentos. Una noche se vio obligada a dormir en el trastero de la casa de Sevilla despu¨¦s de que la echara a la calle. Su testimonio fue corroborado por las dos hijas de la pareja (tienen cuatro) que declararon en el proceso. La mayor, que decidi¨® irse de casa en 1999 harta de vivir 'en una angustia permanente' y de ver a su madre 'hundida', declar¨® que su padre 'humillaba a su madre, le hac¨ªa incluso ponerse a cuatro patas y la trataba como a un perro, la levantaba de la cama y la echaba a la calle en pijama de forma que una vez tuvo que recogerla de la terraza desnuda'.
Otra de las hijas asegur¨® que en una ocasi¨®n 'sorprendi¨® a su padre encima de su madre tratando de ahogarla' y tuvo que interponerse para defenderla. La magistrada sostiene en la sentencia que las declaraciones de madre e hijas le merecen plena credibilidad por su 'contundencia' y porque la v¨ªctima siempre trataba de disculpar el comportamiento de su esposo. 'Siempre le perdonaba pensando que en realidad estaba enfermo y ella pod¨ªa cambiarlo', confes¨® llorando ante el tribunal la mujer.
En la sentencia, la juez Rosario Marcos Mart¨ªn considera probado que la v¨ªctima ha estado sometida durante toda su vida conyugal a cuatro de las formas de violencia citadas por el Consejo de Europa: f¨ªsica, sexual, psicol¨®gica y econ¨®mica. La prueba pericial psicol¨®gica practicada para el proceso concluy¨®, adem¨¢s, que la v¨ªctima presentaba los s¨ªntomas caracter¨ªsticos de una mujer 'maltratada continuamente' por su baja autoestima y su estado de ansiedad, que la llevaron a recibir tratamiento psicol¨®gico en el Centro de la Mujer de Sevilla.
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