Oviedo recupera la memoria de Clar¨ªn en el centenario de su muerte

Leopoldo Alas, Clar¨ªn (1852-1901), combatido en vida, silenciado durante d¨¦cadas, 'ajusticiado' por la derecha totalitaria con el fusilamiento de uno de sus hijos en 1937, acallado durante la dictadura y redescubierto en la transici¨®n, sigue pesando, con su obra y su memoria, sobre Oviedo, la ciudad que se convulsionara con sentimientos de agravio con la publicaci¨®n en 1884 de La Regenta, estimada como una de las grandes obras del XIX.

Cien a?os despu¨¦s de su desaparici¨®n, la capital asturiana celebra desde hoy una intensa semana de actos acad¨¦micos y culturales para recuperar a uno de sus hijos m¨¢s ilustres y al que, por azares del destino, le 'nacieron', seg¨²n expresi¨®n clariniana, en Zamora.

La iniciativa p¨²blica y la privada, las administraciones central, auton¨®mica y local, la Universidad y la sociedad civil, y la derecha e izquierda pol¨ªticas se han puesto por vez primera de acuerdo, no sin atisbos de posibles fricciones por rangos y protocolos, para poner en valor y exaltar la talla y alcance intelectual y literario de Leopoldo Alas Ure?a. Si el 50 aniversario de su fallecimiento, en 1951, y el centenario de su nacimiento, un a?o despu¨¦s, ambos en pleno franquismo, fueron silenciados y omitidos por la sociedad ovetense, salvo epis¨®dicos homenajes casi clandestinos de peque?os reductos intelectuales, desde hoy la capital asturiana se va a volcar en una semana de actos. Un congreso internacional que reunir¨¢ a medio centenar de especialistas, una ambiciosa exposici¨®n y la presentaci¨®n del proyecto editorial de sus obras completas constituyen los grandes hitos de la efem¨¦ride, que en este caso no va a servir s¨®lo de homenaje y fasto, sino sobre todo de redescubrimiento y hallazgo del autor.

Obra y figura

Porque la obra y la figura de Clar¨ªn, pese a su muerte prematura, sigue ofreciendo notables espacios para el estudio y el an¨¢lisis. Y ello por la multiplicidad e intensidad de sus dedicaciones -narrador deslumbrante, articulista incisivo e ir¨®nico, cr¨ªtico literario temido, polemista ¨¢cido y combativo, catedr¨¢tico de Universidad relevante, intelectual krausista ligado a la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, miembro destacado del vanguardista reducto intelectual conocido como Grupo de Oviedo, anticlerical activo y pol¨ªtico republicano y liberal-, pero tambi¨¦n por la dilatada postergaci¨®n en que se sumi¨® su memoria, acrecentada tras la guerra civil, y por las adversas visicitudes que vivieron sus papeles personales durante y despu¨¦s de la guerra civil.

El manuscrito parcial de La Regenta, que desde hoy podr¨¢ contemplarse en Oviedo, apareci¨® entre los legajos del escritor que sus descendientes lograron preservar pese a las dram¨¢ticos avatares vividos por la familia a ra¨ªz de la contienda. Cristina Rodr¨ªguez Velasco, nuera del novelista, logr¨® poner a salvo parte de los archivos y biblioteca de Clar¨ªn. Esto fue despu¨¦s de que su marido, Leopoldo Alas Arg¨¹elles -rector de Universidad- fuera fusilado en 1937 y de que ella misma fuese depurada como funcionaria p¨²blica y se viera privada de su casa. La documentaci¨®n de Clar¨ªn sufri¨® varios traslados y permaneci¨® un tiempo oculta en un establo de Mieres, a 20 kil¨®metros de Oviedo, donde parte de los papeles fueron utilizados por un grupo de milicianos durante la guerra para hacer fuego y protegerse del fr¨ªo.

El original de La Regenta, recuperado hace apenas dos a?os por una bisnieta de Clar¨ªn, Ana Cristina Tolivar Alas, consta de s¨®lo un centenar de p¨¢ginas, pero sus anotaciones y las ilustraciones con las que el autor las acompa?¨® -bocetos y caricaturas de sus personajes- obligar¨¢n probablemente a revisar algunas creencias sobre la g¨¦nesis de la obra, la identidad real de las personas en las que se inspir¨® el autor y la vivisecci¨®n de aquella Vetusta decimon¨®nica.

La exposici¨®n Clar¨ªn y su tiempo, que se reparte en dos sedes distintas -en el Centro de Arte Moderno Ciudad de Oviedo (CAMCO) y el Centro Cultural Cajastur-, muestra tambi¨¦n el manuscrito de su cuento Adi¨®s, Cordera y el de su primer peri¨®dico, Juan Ruiz, as¨ª como dos docenas de cartas in¨¦ditas -a N¨²?ez de Arce, Castelar, Gald¨®s, Men¨¦ndez Pelayo y varios de sus compa?eros de la Universidad ovetense- y fragmentos de una comedia musical.