'Hab¨ªa cad¨¢veres calcinados por todas partes'
Los vecinos de Queens, que pensaban hasta ayer que su barrio permanec¨ªa al margen de los problemas, vivieron momentos de p¨¢nico tras el desplome del Airbus
La mayor herida de Nueva York es la del nivel cero. Pero en Rockaway, una tranquila zona de Queens, el 11 de septiembre dej¨® decenas de cicatrices. Muchos de los bomberos que murieron en el World Trade Center viv¨ªan aqu¨ª. Ayer se abri¨® otra gran herida en Rockaway.
John Knox estaba en su sal¨®n, jugando con su ni?a de cuatro a?os, 'cuando de pronto tembl¨® todo'. Era un d¨ªa tranquilo en el barrio, el D¨ªa de los Veteranos de Guerra. Unos obreros estaban haciendo obras en casa de Knox y al principio pens¨® que se hab¨ªa derrumbado el muro. 'Hasta que sub¨ª a mi terraza y vi el humo', explic¨®. John Knox, bombero retirado, de 66 a?os, no dud¨® y corri¨® hacia las llamas. 'Todo estaba ardiendo. He sido bombero durante 38 a?os y nunca hab¨ªa visto nada igual. Hab¨ªa cad¨¢veres calcinados por todas partes y ard¨ªan una docena de casas. Los primeros en llegar fueron los bomberos que viv¨ªan en la zona. Eso contribuy¨® a que pudi¨¦ramos apagar el fuego muy r¨¢pidamente. El espect¨¢culo era horrible. Era como si el avi¨®n hubiera dejado una enorme huella digital de fuego'.
Knox estaba conmocionado. 'Nosotros ya hemos sufrido mucho. Unos 80 bomberos de este barrio murieron en los atentados de las Torres Gemelas. En las ¨²ltimas semanas he asistido a una veintena de funerales de compa?eros muertos. Hoy deb¨ªa asistir a otro. Mi vecina', explic¨®, se?alando la casita blanca de enfrente, 'perdi¨® a su hijo, que trabajaba en Kantor Fitzgerald', la firma financiera del World Trade Center que perdi¨® m¨¢s empleados. 'Somos una comunidad muy unida, nos conocemos todos', sigui¨® Knox.
'Ahora mismo no puedo pensar en los que han muerto. ?Sabe qui¨¦n viv¨ªa all¨ª, cerca del bloque incendiado? Mike Mor¨¢n, ?se acuerda?, el bombero que sali¨® por la tele en el concierto del Madison Square Garden y le dijo al mundo que Osama Bin Laden pod¨ªa 'besar su culo irland¨¦s'. 'Vivo en Rockaway', proclam¨®. Estaba muy afectado por la muerte de su hermano John. Mike es un buen hombre. No s¨¦ si sigue vivo. Eran muchos de familia y no tengo noticias de ninguno de ellos'.
Rockaway es una comunidad tranquila. 'Aqu¨ª viven muchos irlandeses y jud¨ªos. Convivimos en paz. La sinagoga est¨¢ justo enfrente de la iglesia. No hay criminalidad, lo ¨²nico que a veces pasa los s¨¢bados por la noche es que la gente se emborracha y se pelea, pero por lo dem¨¢s nunca hab¨ªa pasado nada'. Knox prefiri¨® no especular, pero indic¨® que no cre¨ªa en las 'coincidencias'. 'Esto se parece demasiado a lo que ya pas¨®', dijo.
Rockaway queda lejos de Manhattan, a unos 10 kil¨®metros. En el horizonte, sobre todo en un d¨ªa de viento y sol como el de ayer, apenas se perfilan los rascacielos. Es una peque?a franja costera unida a la isla de Queens tan s¨®lo por dos puentes que ayer quedaron cortados, dentro del plan de emergencia. 'Aqu¨ª nos sentimos seguros, lejos de la ciudad', coment¨® Knox. Muchos eligieron vivir en Rockaway por sus casas bajas, sus peque?os jardines y su acceso a las playas. En los c¨¦spedes todav¨ªa quedan calabazas y decoraciones de Halloween. En las ventanas hay banderas y llamamientos patri¨®ticos.
En Rockaway se oye continuamente el ruido de las olas y el grito de las gaviotas y, seg¨²n la direcci¨®n del viento, el rugido de los aviones que aterrizan y despegan en el vecino aeropuerto Kennedy. Ayer imperaban el humo, el olor a queroseno, los gritos de miles de bomberos y polic¨ªas y el ulular de coches y camiones.
Esther Grillo estaba en pijama, recogiendo su colada, cuando oy¨® dos fuertes detonaciones. 'Primero pens¨¦ que era el Concorde, que suele pasar aqu¨ª a velocidad supers¨®nica, pero mi marido vio mucho humo por la ventana y nos dimos cuenta de que algo hab¨ªa pasado', relat¨®. 'La gente corr¨ªa por las calles con p¨¢nico'. Esther frecuentaba el ¨¢rea destruida porque en ella abundaban los comercios. 'Acaban de abrir un nuevo restaurante de comida asi¨¢tica y hay una panader¨ªa excelente. No s¨¦ lo que habr¨¢ quedado'. Su vecina, Annie Graves, daba por perdida su oficina inmobiliaria. 'Iba a salir de casa cuando o¨ª los impactos. La gente empez¨® a correr hacia all¨¢ llorando. Yo tambi¨¦n corr¨ªa, pero nos topamos con una gran humareda negra y tuvimos que retroceder'.
Samantha Bernardino temblaba a¨²n. Andaba por la calle cuando parte de un motor cay¨® a poca distancia de ella, junto a una gasolinera. 'Era un trozo grande, como un coche, y estaba ardiendo. Alcanz¨® la parte trasera de un cami¨®n que repostaba en aquel momento. El due?o de la gasolinera sali¨® y grit¨® al conductor: '?Saca eso de ah¨ª que todo va a estallar!'. El conductor volvi¨® a subirse al veh¨ªculo y consigui¨® alejarlo'. Samantha estaba a punto de llorar. 'Esto es una locura. Todav¨ªa no soy consciente de lo que ha pasado'.
Por su parte, Luigi Scorrcia no hab¨ªa conseguido localizar a su hermana, que viv¨ªa en la zona de la cat¨¢strofe. 'He intentado llamarles', explic¨®, 'pero las l¨ªneas de tel¨¦fono no funcionan y no consigo acercarme al lugar. Yo vivo cerca de las Torres Gemelas. Cuando ocurrieron los atentados de septiembre, mi hermana, que vive aqu¨ª con su marido y sus dos ni?os, me propuso que viniera a vivir con ellos durante una temporada', y a?ade: 'Me dijo que en Rockaway estar¨ªa mucho m¨¢s seguro'.
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