Cient¨ªficos espa?oles hallan una hormona que regula el apetito
Un estudio realizado en ratas abre una v¨ªa para tratar la anorexia y la obesidad
Investigadores de Espa?a y de EE UU han encontrado una llave para el tratamiento de los trastornos de la alimentaci¨®n, como la anorexia, la bulimia y la obesidad, aunque de momento no saben c¨®mo usarla. El trabajo de una docena de expertos de ambos pa¨ªses durante cinco a?os ha permitido identificar la oleiletanolamida, una hormona que regula el apetito, induce la sensaci¨®n de saciedad y bloquea la capacidad del organismo para almacenar nutrientes.
La investigaci¨®n, realizada con ratas, ha permitido conocer su mecanismo de acci¨®n. Existe un precursor de la hormona (n-oleil-fosfatidil etanolamida) que se activa cuando el tubo digestivo recibe alimento. Ante el est¨ªmulo de la comida, se libera la hormona, que a trav¨¦s de la sangre llega a las terminales nerviosas y al h¨ªgado. Desde all¨ª, env¨ªa una se?al al centro de la saciedad y est¨ªmulo del apetito situado en el hipot¨¢lamo, en el cerebro. La respuesta inmediata es parar de comer.
Los autores del trabajo, publicado en Nature, inyectaron suero salino, ¨¢cido oleico y oleiletanolamida a animales a los que hab¨ªan dejado 24 horas sin comer, un tiempo equivalente a tres d¨ªas de ayuno en humanos. Los dos primeros grupos comieron con normalidad, pero los inoculados con la hormona no probaron los alimentos durante los primeros 60 minutos y apenas ingirieron la mitad en las cuatro horas siguientes. Adem¨¢s, administrada de forma continuada, esta sustancia redujo dr¨¢sticamente el aumento de peso de las ratas.
Uno de los coordinadores de la investigaci¨®n, Fernando Rodr¨ªguez, director de la Fundaci¨®n Hospital Carlos Haya de M¨¢laga, cree que el descubrimiento abre 'interesantes' posibilidades para desarrollar f¨¢rmacos con los que tratar las enfermedades provocadas por trastornos en la alimentaci¨®n. Pero Rodr¨ªguez calcula que estos resultados nunca se obtendr¨¢n antes de cinco a?os, ya que a¨²n se desconoce si la oleiletanolamida produce el mismo efecto en humanos que en animales. En definitiva, los investigadores saben que la hormona act¨²a sobre el metabolismo, pero ignoran c¨®mo lo regula.
Sistema nervioso
S¨ª han comprobado que este inhibidor de la ingesta -al que hasta ahora no se le hab¨ªa atribuido ninguna funci¨®n relevante en el organismo- act¨²a sobre el sistema nervioso perif¨¦rico, no sobre el cerebro. Por tanto, no tendr¨ªa afectos secundarios como ocurre con las anfetaminas, que si bien inducen la saciedad, provocan hiperlocomoci¨®n y alteraciones en el comportamiento.
Los experimentos hechos por el equipo, en el que han participado investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, de la de California y de la fundaci¨®n malague?a, han demostrado que s¨®lo con dosis muy grandes las ratas presentaron una relajaci¨®n similar a la que se produce tras una comida abundante. La hormona funciona a demanda, seg¨²n el tipo y la cantidad de alimentos que llegan al tubo digestivo.
Los autores de la investigaci¨®n han comprobado, adem¨¢s, que la oleiletanolamida aparece en la sangre tras un ayuno prolongado. Seg¨²n Rodr¨ªguez, pese a que podr¨ªa pensarse que deber¨ªa desaparecer para facilitar la ingesti¨®n de alimentos, lo que en realidad hace ante la falta de comida es cambiar el metabolismo y 'vaciar' las reservas que tiene el propio organismo. Los investigadores sostienen que la hormona proviene de la dieta, lo que facilitar¨ªa su regulaci¨®n.
El estudio ha sido financiado por la Universidad Complutense, la de California, el Plan Nacional sobre Drogas, el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, el Fondo de Investigaci¨®n Sanitaria, la Comunidad de Madrid y el Plan Andaluz de Investigaci¨®n. Los investigadores se plantean ahora una nueva fase: analizar la presencia de la hormona en pacientes con anorexia, bulimia, obesidad y otros trastornos de la alimentaci¨®n para tratar de determinar c¨®mo influye en esas patolog¨ªas, un paso indispensable para avanzar en su tratamiento. Pero continuar la investigaci¨®n costar¨ªa unos 50 millones de pesetas, una financiaci¨®n de la que por ahora no se dispone.
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