El Roto re¨²ne sus dibujos sat¨ªricos en un libro y una exposici¨®n
El dibujante pide ¨¦tica para luchar contra la manipulaci¨®n del 'pensamiento propulsado'
Comprometido y feroz, Andr¨¦s R¨¢bago (Madrid, 1947) ha desplegado su talento de dibujante expresionista y sat¨ªrico desde los a?os duros de la dictadura hasta ahora mismo bajo dos heter¨®nimos principales: Ops y El Roto. Ahora, C¨ªrculo de Lectores edita en un libro una reuni¨®n de 50 dibujos del segundo, publicados en el dominical de El Peri¨®dico de Catalu?a, y los expone, en su sede madrile?a de O'Donnell, 11, hasta el 13 de enero.
La pluma moralista y humanista de El Roto (sin¨®nimo de marginado y desclasado en algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina) no deja t¨ªtere con cabeza en el libro y la exposici¨®n, titulados El pabell¨®n de azogue, porque 'somos como el azogue de los espejos, reflejamos la realidad y a la vez la construimos'.
Desde que al acabar el bachillerato decidi¨® dedicarse a la ilustraci¨®n, R¨¢bago ha firmado en un gran n¨²mero de publicaciones (La Codorniz, Hermano Lobo, Cuadernos para el Di¨¢logo,Triunfo y, ahora, EL PA?S). El autor de la antolog¨ªa, Felipe Hern¨¢ndez Cava, ha elegido una serie de dibujos realizados artesanalmente (son acuarelas lavadas sobre fotocopias que R¨¢bago recorta y pega), sin palabras y en color, que reflejan los intereses de El Roto en los ¨²ltimos tiempos.
Empresarios explotadores, pol¨ªticos c¨ªnicos, ricachones impasibles, plagiadores con guantes de boxeo, el Defensor del Pueblo, la libre competencia y el pensamiento ¨²nico, el Nudo Sur y las urbanizaciones, la Escuela de Chicago, la econom¨ªa virtual y la sumergida, Hollywood y el siglo XX, la televisi¨®n y la guerra desfilan ante los ojos en una sucesi¨®n de directos.
El Roto, dice Hern¨¢ndez Cava, descubre 'la esencia de lo que no nos dejan ver. Vemos s¨®lo lo que desean que veamos, lo m¨¢s alejado de la esencia. Su labor brillante, su servicio p¨²blico, es decirnos c¨®mo son las cosas en realidad'.
Y es ¨¦sa la sensaci¨®n que queda viendo los dibujos: que la verdad queda retratada por la mirada ¨¢cida y ¨¢crata y por el trazo duro y po¨¦tico de El Roto, un tipo capaz de plasmar en una imagen toda la hipocres¨ªa y la inmoralidad contempor¨¢neas.
'El compromiso es una cosa exigible a todos los que de alg¨²n modo nos creemos vivos', dice R¨¢bago. 'M¨¢s todav¨ªa entre los que trabajamos en los medios. Me molesta que se utilice el espacio que se tiene en beneficio propio, convertir este trabajo en una mera profesi¨®n, ser un fabricante de productos sat¨ªricos y humor¨ªsticos. Si alguna vez percibo eso, huyo despavorido'.
R¨¢bago se identifica como un 'lejano v¨¢stago de una tradici¨®n que empieza en Goya y prosigue en Gran Breta?a con la l¨ªnea limpia y precisa de Hogarth y Rowlandson, en Francia con Daumier y su escuela expresionista, en Alemania con los sat¨ªricos de la revista de entreguerras Simplicissimus, y que vuelve a Espa?a con Solana, al que yo reivindico como un gran sat¨ªrico, y Castelao'.
Poco queda de aquellos genios de la sutileza. Hern¨¢ndez Cava y R¨¢bago coinciden en se?alar que es un momento muy malo para la ilustraci¨®n sat¨ªrica. El Roto cree que el mayor peligro es la censura, 'las ocurrencias de los directores o redactores jefes de turno que dictan el tema sobre el que hay que dibujar, obligan a los dibujantes a presentar dos o tres bocetos y luego deciden cu¨¢l se publica'.
Esa situaci¨®n se produce, sobre todo, fuera de Espa?a, afirma R¨¢bago, pero en todas partes el dibujo sat¨ªrico requiere lo mismo: calidad pl¨¢stica -'si la forma no aguanta, el dibujo no queda'-, distancia y tiempo para reflexionar: 'No se debe usurpar la opini¨®n de los lectores. Es mejor que la tengan ya formada. As¨ª no la manipulas, s¨®lo ayudas a asentarla. Si el dibujo es bueno, dicen 'qu¨¦ bueno es esto'. Y si no lo comparten pueden decir 'qu¨¦ tonter¨ªa'.
Malos tiempos
Pero son malos tiempos para opinar contracorriente. 'Yo estoy c¨®modo en mi p¨¢gina regional, prefiero la sombra a los focos. Facilita los movimientos y la libertad. La paradoja es que hoy hay muchos medios pero las ideas son escasas. Mi teor¨ªa es que el poder hipn¨®tico de la televisi¨®n dificulta el pensamiento'.
R¨¢bago cree que 'la acci¨®n de las termitas sobre nuestro interior es imparable'. A?ade que 'una sociedad sin ¨¦tica es una sociedad condenada a su destrucci¨®n'. Y habla sin tapujos de la guerra, entre comillas. 'La sigo con cierto inter¨¦s y con horror. Llamarlo guerra es inconcebible. Est¨¢n destruyendo un pa¨ªs que ya estaba destruido, y con una brutalidad innecesaria: pasa de la edad de piedra a la edad de los cascotes. Pero tengo la sensaci¨®n de que detr¨¢s hay un ejercicio mucho m¨¢s complejo. Una manipulaci¨®n colectiva, que ya se apunt¨® con la guerra del Golfo, pero m¨¢s cient¨ªfica. Un proceso de pensamiento propulsado del que es muy dif¨ªcil escapar'.
Babelia
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