Brasil acaba con su calvario
La selecci¨®n de Rivaldo y Roberto Carlos ya est¨¢ en el Mundial al ganar a Venezuela con facilidad
Brasil cumpli¨® con las expectativas, derrot¨® a la d¨¦bil Venezuela y mostr¨® un f¨²tbol ¨¢gil y creativo que en alg¨²n momento record¨® la belleza del de otros tiempos. Pero a la vez confirm¨® las preocupaciones: sigue presentando fallas inexplicables, hay desencuentro entre la defensa y el medio campo, el portero Marcos es inseguro y, en general, falta motivaci¨®n.
As¨ª, la clasificaci¨®n del tetracampe¨®n para el Mundial ha sido una larga agon¨ªa. Incluso se temi¨® muy en serio que no fuese a Corea y Jap¨®n. Habr¨ªa sido su primera ausencia de la Copa. Desde luego, su paseo ante los venezolanos no apag¨® sus equ¨ªvocos y sus disparates. M¨¢s que sus tres goles, lo que los aficionados guardan en su memoria son las derrotas humillantes frente a Chile, Paraguay, Bolivia y Ecuador o el empate con Per¨².
BRASIL 3| VENEZUELA 0
Brasil: Marcos; Roque Junior, Lucio, Edmilson; Belletti, Emerson, Juninho (Ronaldi-nho, m. 66), Rivaldo, Roberto Carlos; Luiz?o (Denilson, m. 57) y Edilson (Marcelinho Paraiba, m. 74). Venezuela: Dudamel; Gonz¨¢lez, Rafael Mea Vitali, Rey, Rojas; Vera, Miguel Mea Vitali, P¨¢ez (Elvis Mart¨ªnez, m. 31), Urdaneta (Vallenilla, m. 57); Noriega y Ruberth Mor¨¢n (Jim¨¦nez, m. 50). Goles: 1-0. M. 11. Luiz?o. 2-0. M. 18. Luiz?o. 3-0. M. 34. Rivaldo. ?rbitro: Daniel Gim¨¦nez (Argentina). Expuls¨® a los 47 minutos con la tarjeta roja directa a Vera por agredir a Juninho. Tambi¨¦n amonest¨® a Edilson, Emerson, Rafael Mea Vitali, Jim¨¦nez, Gonz¨¢lez y Vallenilla. ?ltima jornada clasificatoria para el Mundial de 2002. Setenta mil espectadores en el estadio Castelao, de S?o Luis.
La selecci¨®n brasile?a vive una de sus peores crisis. En los 18 partidos de las eliminatorias hubo cuatro entrenadores. Ninguno tuvo el tiempo m¨ªnimamente necesario para montar un equipo. Tuvieron que contentarse con colocar a 11 jugadores, confiar en su talento y pedir al cielo que alguna de sus instrucciones fuese obedecida. Eso, por no abundar en los enfrentamientos con los clubes europeos, cada vez m¨¢s reacios a liberar a sus estrellas. En definitiva, abierta la brecha con la hinchada, la Confederaci¨®n Brasile?a tuvo que llevar los partidos a ciudades peque?as en una desesperada b¨²squeda del apoyo del p¨²blico.
La evidente imposibilidad de armar una estructura coherente ha sido alarmante. Contra Argentina, por ejemplo, Brasil logr¨® su m¨¢s contundente victoria, en julio de 2000: 3-1. Pero, en el partido siguiente, un Chile mediocre le aplast¨®: 3-0. ?se es el principal problema del cuadro de Scolari, vence, pero no convence. Derrotar a Venezuela no quiere decir nada m¨¢s que eso: cumplir una obligaci¨®n. Un alivio pasajero, un descanso en una trayectoria angustiosa.
No se puede olvidar que el primer gol de Luiz?o contra Venezuela naci¨® de una jugada ilegal de Edilson que el ¨¢rbitro, el argentino Daniel Gim¨¦nez, permiti¨®. A partir de ese tanto, los brasile?os se sintieron m¨¢s estimulados, avanzaron ante un adversario confuso y, por primera vez en muchos partidos, lograron imponer su juego, ser temibles en vez de temerosos.
En total, 35 minutos de raro brillo individual. La estrella fue Edilson. ?l fue quien mostr¨® un f¨²tbol m¨¢s cercano al que hace algun tiempo era caracter¨ªstico de Brasil: ¨¢gil, ofensivo, creativo, alegre y eficaz. Todo lo contrario de la apat¨ªa de Rivaldo o del exceso de burocratismo de Roberto Carlos, quien, con tanto desafiar a los directivos del Madrid, no ofreci¨® el juego esperado, sino tan s¨®lo su capacidad de liderazgo sobre los m¨¢s j¨®venes e inexpertos compa?eros.
A¨²n faltan muchos meses para el Mundial. Lo que se espera ahora es que Brasil, en ese margen, logre unir de manera m¨ªnimamente arm¨®nica la defensa, el medio del campo y el ataque. Que logre resgatar la creatividad del f¨²tbol que alguna vez ha sido el mejor y el m¨¢s bello del mundo.
Es verdad que existen antecedentes de clasificaci¨®n a ¨²ltima hora. En 1969, por ejemplo, fue contra Paraguay. Brasil necesitaba un empate y logr¨® sellar su pasaporte para el Mundial de 1970 en M¨¦xico. S¨ª, exactamente; aqu¨¦l en el que se consagr¨® tricampe¨®n con Jairzinho, Gerson, Tost?o, Pel¨¦ y Rivelino y que es inolvidable incluso para los que entonces no hab¨ªan nacido todav¨ªa.
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