M¨¦xico liberado (y m¨¢s transparente)
En 1967 se publica Cien a?os de soledad, pero salen tambi¨¦n a la luz mil a?os de la historia de M¨¦xico reflejados en un m¨¢gico espejo del tiempo que, en forma de novela, escribe Carlos Fuentes (1928) con el nombre de Cambio de piel.
Aquella m¨ªtica serpiente emplumada de Quetzalcoatl cambia de piel infinitas veces en la novela de Fuentes, desde los tiempos toltecas hasta la conquista de Hern¨¢n Cort¨¦s -uno de los planos temporales yuxtapuestos en la primera parte-, y de la colonia al M¨¦xico agitado de los sesenta, el de Pemex y las teleseries gringas. No en vano, el propio autor se avino a definir su obra como 'la novela que se refiere al encuentro de M¨¦xico con el mundo', una suerte de alegor¨ªa de la historia de su pa¨ªs. En efecto, el viaje de Javier, Isabel, Franz y Elizabeth a Cholula alcanza a ser una encrucijada del tiempo en la que convergen sus frustraciones de hoy y sus oblicuos pasados en la Espa?a inquisitorial, la Alemania del holocausto nazi, el Nueva York del jazz de los treinta, el infierno de Hiroshima y Vietnam o la Praga sombr¨ªa de entreguerras. Fuentes ya hab¨ªa comprendido que no pod¨ªa ser de otro modo cuando le confes¨® a Emir Rodr¨ªguez Monegal que 'no hay tal cosa como el progreso hist¨®rico, s¨®lo la repetici¨®n de una serie de actos ceremoniales', de ah¨ª que la transhistoricidad a la que se ha referido Raymond L. Williams vertebre la obra narrativa del Premio Cervantes de 1987. Con sobrada raz¨®n se ha dicho que Fuentes convirti¨® su novela en un laberinto por el que perderse en el tiempo como se perder¨ªa el lector en aquella novela de la cronolog¨ªa infinita perge?ada por Borges el ingenioso en 'El jard¨ªn de senderos que se bifurcan' de Ficciones.
CAMBIO DE PIEL
Carlos Fuentes Pr¨®logo de Felipe Gonz¨¢lez Seix Barral. Barcelona, 2001 399 p¨¢ginas. 3.200 pesetas
Fuentes se hab¨ªa forjado un prestigio incuestionable con La regi¨®n m¨¢s transparente (1958) y La muerte de Artemio Cruz (1962), dos novelas cruciales por las que atraviesa el caudaloso r¨ªo de la narrativa moderna -de Dos Passos a Faulkner, sus admirados maestros, mirando de reojo a Balzac- hasta llegar a la lengua espa?ola. Pero Cambio de piel le har¨ªa ganar el Biblioteca Breve y se convertir¨ªa en un modelo can¨®nico de novela moderna, de la realidad fragmentaria, del multiculturalismo cosmopolita, el grado cero de la escritura y el tiempo c¨ªclico, en la estirpe de Rayuela, de Cort¨¢zar, o El obsceno p¨¢jaro de la noche, de Donoso, entre la rabiosa vanguardia y el realismo epigonal. Constituye Cambio de piel una perpetua org¨ªa de tiempos, voces y espacios fundidos en un texto deseoso de revelar sus otros textos, de una par¨¢frasis de Hamlet como 'y hay m¨¢s cosas en el cielo y en la tierra, dragona, que las so?adas en tu filosof¨ªa' (p¨¢gina 216), a los ecos inequ¨ªvocos de Bajo el volc¨¢n, de Lowry, en la segunda parte, los mon¨®logos deshilvanados a la manera del Faulkner m¨¢s encendido en las p¨¢ginas 333 y siguientes, el collage de melodramas del cine de los cuarenta o el ejercicio de estilo del objetivismo nouveau roman de las p¨¢ginas 48 y siguientes. Los protagonistas -y el singular Narrador, que escurre el bulto cuando en realidad est¨¢ tan implicado en la trama - mudan de identidad, cambian de piel en sus constantes permutaciones sexuales y en su debate entre la realidad y el deseo, y por medio de recurrencias, como la mirada a trav¨¦s del retrovisor del autom¨®vil, suscitan un juego especular de identidades y alteridades en constante ¨®smosis ('Javier mir¨® a Franz. Y Franz le devolvi¨® la mirada', p¨¢gina 263), de cierta afinidad con los espejos enterrados y los claroscuros de Terra nostra (1975), con las m¨¢scaras del M¨¦xico azteca y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, desde luego, con la b¨²squeda de la identidad mexicana -uno de los objetivos visibles de la obra de Fuentes- que deviene abstrusa si el lector repara en que la novela entera se revela al final como el delirio de un loco encerrado en el manicomio del mundo.
Acaricie el lector los detalles y s¨ªmbolos del relato, tropiece con fragmentos de textos ajenos, d¨¦jese llevar por su po¨¦tica de la metamorfosis, capaz de fundir los abismos del subconsciente, la memoria, el sue?o y la realidad hist¨®rica hasta lograr la extra?a alquimia de la ficci¨®n entr¨®pica y posmoderna. Convi¨¦rtase en lector part¨ªcipe y, persuadido de que se encuentra ante un texto no lineal, ante una performance de posibilidades ilimitadas, como quiere Jos¨¦ Miguel Oviedo, act¨ªvelo como crea conveniente para incorporarlo a su propia experiencia. Disfrute con el cruce de universos que sustenta Cambio de piel, y l¨¦ala liberada para siempre del yugo de la censura que impidi¨® que viera la luz en Espa?a hasta 1974, pero al mismo tiempo oblig¨® a que Carlos Fuentes nos recordara que 'las palabras significan siempre el riesgo de la libertad'.
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