El peor Depor tambi¨¦n gana
La Real Sociedad fue mejor que el l¨ªder, que sac¨® tres goles de la nada gracias a Makaay
Alguna fuerza oscura y maligna anida en Riazor para hacerle la vida imposible a John Toshack. Vapuleado casi siempre como visitante y v¨ªctima de una borrascosa ¨¦poca durante los dos a?os que entren¨® al Deportivo, el gal¨¦s no quiere ver A Coru?a ni en pintura. Tras el encuentro de anoche, su fobia seguramente se habr¨¢ acrecentado. ?Qu¨¦ ha hecho Toshack para merecer esto? Su equipo puso anoche casi todo el f¨²tbol que se pudo ver en Riazor ante el peor Deportivo de la temporada. Pero su demonio particular volvi¨® a jug¨¢rsela, y el cuadro de Irureta sac¨® tres goles de la nada en medio de un penoso desempe?o.
Llegaron los airados suplentes, aquellos que invocan una especie de derecho natural para contar con un puesto en el equipo, y el Deportivo se carcomi¨® como si lo hubiese invadido la polilla. Lo malo de hablar mucho es que luego se exige una respuesta proporcional en el campo. Y con futbolistas como Djalminha o Makaay, que tiran a dar a su entrenador cada vez que se sienten excluidos, el l¨ªder de la Liga mostr¨® anoche un rostro caricaturesco ante un rival que se presum¨ªa inofensivo y que, sin embargo, jug¨® bastante mejor.
DEPORTIVO 3| REAL SOCIEDAD 1
Deportivo: Molina; H¨¦ctor, C¨¦sar, Helder, Capdevila; Sergio (Emerson m. 51), Mauro Silva; V¨ªctor, Djalminha (Valer¨®n m. 68), Amavisca; y Makaay (Trist¨¢n m. 76). Real Sociedad: Alberto; Rekarte, Kvarme, Luiz Alberto, Aranzabal; Xabi Alonso, Idi¨¢kez; Tayfun (Demetradze m. 71), Khokhlov (Aramburu m. 79), De Pedro; y Jankauskas (De Paula m. 59). Goles: 0-1. M. 7. Gran gol de Xabi Alonso, quien, desde la frontal del ¨¢rea, coloca en la escuadra un centro de Khokhlov. 1-1. M. 35. Centro muy largo de V¨ªctor desde la derecha, Amavisca toca de cabeza en la parte opuesta del ¨¢rea y Makaay transforma el rechace. 2-1. M. 57. Makaay remata un centro de V¨ªctor. 3-1. M. 74. Makaay cabecea a centro de Emerson. ?rbitro: Daud¨¦n Ib¨¢?ez. Amonest¨® a Luiz Alberto y Mauro Silva. Unos 27.000 espectadores en Riazor
Djalminha no estuvo mal con la pelota y hasta traz¨® unos cuantos pases muy hermosos, pero se le vio falto de velocidad y desubicado en el campo, con un excesivo inter¨¦s por protagonizar todas las jugadas. Makaay, sin embargo, acab¨® marcando tres goles, lo que induce a pensar en una noche de gloria del holand¨¦s. Pero vi¨¦ndole como estaba al inicio del partido, nadie se hubiese jugado los cuartos a que saliese triunfante de su regreso. En cualquier caso, la magnitud del desastre se llev¨® por delante a casi todo el Deportivo. De Mauro Silva, por ejemplo, nadie puede decir una mala palabra por la actitud con que encaja la suplencia, pero anoche se vio que, lejos de su plenitud f¨ªsica, tampoco est¨¢ para grandes trotes. Por no hablar de la defensa, esa especie de centro de acogida al delantero que ha montado ¨²ltimamente el Deportivo en su ¨¢rea. Que le pregunten a Jankauskas, libre como un pajarillo para adelantarse a todos los balones que ca¨ªan por el centro.
Frente a un adversario tan ruinoso, la Real jug¨® lo que le dio la gana. Xabi Alonso, adem¨¢s de marcar un gran gol, dict¨® con excelente criterio el juego del equipo, y los dem¨¢s tuvieron bula para todo: para progresar por la banda, para combinar cerca del ¨¢rea, para tirar desde lejos ... Con un poquito m¨¢s de punter¨ªa, los de Toshack hubiesen resuelto el partido en la primera parte, un premio justo a su f¨²tbol y a su valent¨ªa. Ocasi¨®n m¨¢s clamorosa que la que tuvo Jankaukas para lograr el segundo es dif¨ªcil que se presente. Pero al lituano, con Molina fuera de la porter¨ªa, le dio por lanzar un proyectil antia¨¦reo. Mientras la Real ejerc¨ªa de samaritano ante la porter¨ªa contraria, al Deportivo le cay¨® el empate del cielo en una jugada aislada y se fue al descanso con la sensaci¨®n de que seguramente lo peor ya hab¨ªa pasado.
Y, sin embargo, todo sigui¨® exactamente igual, con el Deportivo hecho una birria y la Real jugando a sus anchas pero sin capacidad para pegar. Tanto se pareci¨® el inicio del segundo acto al primero que el cuadro de Irureta volvi¨® a marcar cuando el partido estaba m¨¢s dominado por su rival, como a quien le toca la loter¨ªa con un billete que encontr¨® en la calle. Entonces s¨ª, la Real sac¨® bandera blanca y al p¨²blico, que nunca le perdonar¨¢ sus antiguos desplantes, le dio por ensa?arse con Toshack. ?Qu¨¦ oscuras fuerzas del mal acechan al gal¨¦s en Riazor?
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