Fernando Le¨®n filma el alma de una aldea ind¨ªgena de M¨¦xico
'Caminantes' vive la espera y la esperanza del indio ante el movimiento zapatista de Marcos
Un enorme suceso ocurri¨® al principio de este a?o. Una caravana de autobuses en los que viajaban los dirigentes del movimiento de liberaci¨®n de los campesinos de Chiapas, en M¨¦xico, movimiento pac¨ªfico del que tira el Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional del subcomandante Marcos, sali¨® de sus territorios de retaguardia en la selva Lacandona hacia la capital mexicana, para all¨ª ba?ar en multitudes la idea de su lucha.
El cineasta espa?ol Fernando Le¨®n de Aranoa, director de Barrio, se fue all¨ª con un m¨ªnimo equipo de fotograf¨ªa y sonorizaci¨®n, con objeto de atrapar la esencia de este acontecimiento, que desde antes de su comienzo ya alcanzaba las resonancias de un cap¨ªtulo peque?o, pero imborrable y de consecuencias incalculables, de la historia de este amargo comienzo de siglo. Lo ocurrido en las carreteras de M¨¦xico y finalmente en la plaza de las Tres Culturas del Distrito Federal era una materia inabarcable para el molde casero, artesanal, de un n¨²cleo de filmaci¨®n documental tan m¨ªnimo y tan atado a las -magn¨ªficas, porque sus obras son inimitables- estrecheces de un presupuesto de militancia, lleno de sagacidad, de pasi¨®n e incluso de fascinaci¨®n, pero pobre como los hombres a los que iba a filmar de t¨² a t¨².
La vida de una aldea ind¨ªgena mexicana se ve alterada, casi vuelta del rev¨¦s, ante la noticia de que por la carretera que la flanquea va a pasar la caravana del subcomandante Marcos, que har¨¢ uno de sus altos en el largo camino precisamente en ella. Y es eso, la s¨²bita alteraci¨®n, el vuelco interior que experimenta esta comunidad campesina, lo que filma Le¨®n de Aranoa. Y hay vibrantes signos de inteligencia en su mirada porque, mediante un estrechamiento del campo de esta mirada, ensancha parad¨®jicamente el campo de captura de la c¨¢mara, que as¨ª puede abarcar la totalidad del vasto fen¨®meno atrapando desde un rinc¨®n su esencia o, si se quiere, su alma refugiada en una aldea ofendida, estancada y situada fuera del tiempo.
El acierto formal del documento es as¨ª pleno, porque al encerrarse la c¨¢mara en esta aldea consigue lo m¨¢s dif¨ªcil de lograr en un verdadero documento, que es la conquista de un punto de vista n¨ªtido y la posibilidad de que el espectador se sit¨²e -y, por tanto, se identifique con ¨¦l- frontalmente ante el suceso filmado. El resultado es la cadencia serena, apacible y honda de Caminantes, un documento que rezuma verdad y que, a trav¨¦s de la configuraci¨®n po¨¦tica de esta verdad en ritmos l¨ªricos de montaje y en reiteraciones que buscan la musicalidad interior de la imagen, adquiere proporciones metaf¨®ricas.
Caminantes, que se exhibir¨¢ en los festivales de La Habana y Sundance, y se estrena hoy en Barcelona, se vertebra alrededor de un sencillo montaje paralelo de, por un lado, la vida de la aldea a la espera del paso por ella de la caravana de Marcos, y, por otro, la palabra transparente de este di¨¢fano hombre oculto, que monologa ante la c¨¢mara de Le¨®n de Aranoa sobre los rincones del alma del movimiento campesino que desde hace 18 a?os remueve el subsuelo de la memoria de M¨¦xico. Y se percibe en la pantalla que el cineasta filma algo que ama. Las formas del andar humano que la c¨¢mara de Le¨®n de Aranoa explora en la conciencia de los campesinos zapatistas s¨®lo pueden alcanzar la intensidad que alcanzan porque hay un exquisito respeto del filmador por lo filmado, que es la pobreza humana, la dificultad de vivir y los hermosos destellos de imaginaci¨®n que escapan de estas carencias como camino para destruirlas: 'La tierra no crece, pero nosotros somos cada vez m¨¢s', dice un campesino en el filme, un hombre que se queja de que 'no sabe expresar sus sentimientos' pero que, desde esa mudez de su alma, alcanza tan exacta y elevada elocuencia.
Babelia
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