El c¨ªrculo
En principio, el asunto era complejo, pero las l¨ªneas de interpretaci¨®n y de actuaci¨®n parec¨ªan definirse con claridad. El atentado del 11-S, dirigido en concreto contra los Estados Unidos y de forma m¨¢s amplia contra las formas de vida y de pol¨ªtica occidentales, ten¨ªa como responsable a un sector bien delimitado del mundo isl¨¢mico. En pocas semanas adem¨¢s, su m¨¢ximo responsable tuvo la amabilidad de clarificar su filosof¨ªa integrista, sus objetivos e incluso sus coartadas. Result¨® tambi¨¦n obvio que la solidaridad comunitaria con el terrorismo escond¨ªa el malestar de buena parte de los musulmanes que para nada quer¨ªan ver implantado en sus sociedades el delirante rigorismo wahhab¨ª de Bin Laden o de los talibanes. Fueron los adversarios del mundo musulm¨¢n quienes hablaron, y de inmediato desde Israel, de choque de civilizaciones. En cuanto al Islam, la confrontaci¨®n de las sociedades democr¨¢ticas y laicas quedaba estrictamente acotada a las corrientes integristas y/o fundamentalistas, vivero del terror y amenaza tanto para la integraci¨®n de los musulmanes que trabajan entre nosotros como para el propio pluralismo vigente a¨²n hoy mayoritariamente en dar al-Islam. El esp¨ªritu de 'cruzada' de Bush qued¨® sofocado ante un rechazo generalizado.
Vistas las cosas desde Espa?a, el problema presentaba tres dimensiones asimismo bien definidas. Primero, evitar el impacto racista, para cuya desactivaci¨®n era clave precisar y explicar el car¨¢cter minoritario del terrorismo isl¨¢mico dentro del Islam. Segundo, eliminar policialmente las posibles ramas de Al-Qaeda en Espa?a. Tercero, tomarse en serio la integraci¨®n diferencial de nuestros musulmanes, evitando la educaci¨®n y la predicaci¨®n integristas as¨ª como la guetificaci¨®n de los inmigrantes. Lo primero y lo segundo han funcionado bien, y para lo tercero hay que ser al mismo tiempo optimista y cauteloso a medio plazo. Sin olvidar la exigencia de fondo, casi perogrullesca: una sociedad multicultural ha de ser informada y educada en el conocimiento de una pluralidad de culturas, el Islam entre ellas, siempre eso s¨ª sin digerir mitos como el de al-Andalus descrito por S. Fanjul.
Por desgracia, en ese esfuerzo de racionalizaci¨®n est¨¢n hasta ahora ausentes algunos de nuestros mejores arabistas, que en lugar de explicar desde sus conocimientos a los espa?oles el qui¨¦n y el c¨®mo del terrorismo isl¨¢mico, y su relaci¨®n con el conjunto del Islam, han preferido formar un c¨ªrculo similar al de los colonos de los western al verse atacados; s¨®lo que en este caso no hay indios que justifiquen semejante encierro, a no ser que tomen por tales a quienes pretenden sostener una mirada cr¨ªtica. Los art¨ªculos de Gema Mart¨ªn Mu?oz en este diario y en Claves constituyen un ejemplo inmejorable de ese enfoque, cuyo eje es el insostenible supuesto de que existe una mirada 'occidental' que tiende a deformar la imagen del Islam. Aqu¨ª s¨ª que se da el choque de civilizaciones: 'Desde el mundo occidental existe una impositiva cultura enraizadamente judeocristiana a la hora de comportarse con el mundo musulm¨¢n', escribe. Una prueba de la deformaci¨®n: hablar de terrorismo isl¨¢mico, cuando a su juicio el origen no se menciona en otros casos. (R¨¦plica: eso es falso, pues se habla de terrorismo vasco, de nazismo alem¨¢n o de terrorismo de Estado jud¨ªo o israel¨ª). Puestos a hacer invisible la realidad, la autora nos amonesta con las 'explicaciones' de que el fundamentalismo isl¨¢mico -t¨¦rmino para ella 'confuso'- es una creaci¨®n de los l¨ªderes pol¨ªticos ¨¢rabes, asumida por 'el imaginario occidental'. Genial. Por eso de Bin Laden lo m¨¢s que nos cont¨® era su condici¨®n de 'turbio' (m¨¢s bien es demasiado claro) y que ten¨ªa raz¨®n en sus cr¨ªticas. Relatar la g¨¦nesis y base social de los movimientos fundamentalistas, le resulta posible. Analizar sus pr¨¢cticas y su ideolog¨ªa, ni pensarlo. El de Argelia ser¨ªa 'participativo' y pr¨®ximo a la cultura democr¨¢tica, lo que supone olvidar todas las condenas de los te¨®ricos del FIS, en favor de la shuracracia. Para GMM, velo es identidad, no opresi¨®n. Y las mujeres en Ir¨¢n, de f¨¢bula ('se han impuesto en el espacio p¨²blico'). Comp¨¢rese esta defensa del c¨ªrculo de lo sagrado con otro C¨ªrculo, el que traza la pel¨ªcula del iran¨ª Jafar Panahi sobre la condici¨®n tr¨¢gica de las mujeres en el pa¨ªs de 'la revoluci¨®n bajo el velo'. Islamofilia frente a racismo: mala perspectiva.
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