Una batalla frontal y directa
Cuentan que en el monte Aventino estaba situado el templo de la Buena Diosa, la Bona Dea, cuyo culto religioso era el m¨¢s antiguo de Roma seg¨²n Cicer¨®n. En sus celebraciones, se ofrec¨ªa a los ciudadanos toda clase de flores menos una, el mirto. Seg¨²n la tradici¨®n, Fauno, un nieto de Saturno que se manifestaba en las pesadillas, maltrat¨® a Bona Dea con unas varas de mirto antes de violarla y matarla.
En el a?o 2000, hubo 50 personas asesinadas por malos tratos en la casa. De ellas, 43 fueron mujeres y 7, hombres. Se denunciaron 22.354 agresiones, de las que 6.275 eran denuncias por delitos y 16.099 faltas. Este a?o, hasta septiembre, las v¨ªctimas ascend¨ªan ya a 37, (34 mujeres). A ¨¦stas habr¨¢ que sumar las ¨²ltimas v¨ªctimas, una de ellas asesinada con sus tres hijos. Hasta septiembre hay registradas 18.394 denuncias (4.608 lo son por delitos y 13.786 por faltas).
Ante tales cifras, es imposible expresar con exactitud el sentimiento de impotencia que sentimos. Los representantes pol¨ªticos, que tenemos el deber de defender los derechos y las libertades de todos, no podemos consentir sin embargo que este sentimiento bloquee o limite nuestra capacidad de actuar y luchar contra este terrorismo terrible, incesante y dif¨ªcil de combatir.
Algo est¨¢ fallando. Se ha hecho mucho y en mi opini¨®n, se ha hecho y se est¨¢ haciendo bien desde 1984, a?o en que comenzaron a hacerse p¨²blicas las cifras relativas a los malos tratos. Desde 1996, se han puesto marcha planes nacionales contra los malos tratos e incluso ha habido alguna comunidad que ha elaborado una ley espec¨ªfica. Durante un tiempo cre¨ªmos que lo que fallaba era la mentalidad de una generaci¨®n pasada y antigua, discriminadora y despreciadora de la mujer. Pero cuesta comprobar como, seg¨²n las organizaciones de lucha contra este tipo de violencia, las v¨ªctimas son cada vez m¨¢s j¨®venes.
En todas las autonom¨ªas se desarrollan preventivamente actuaciones educativas y formativas. Cada vez contamos con mayores recursos para la atenci¨®n a las v¨ªctimas de malos tratos, aunque nos parezcan a¨²n insuficientes. Que en toda Andaluc¨ªa haya s¨®lo 24 pisos tutelados, 15 casas de emergencia y 8 casas de acogida, no parecen cifras adecuadas a las necesidades. En todas las comunidades hay centros de informaci¨®n, hay servicios de atenci¨®n a estas v¨ªctimas que incluyen prestaciones de diverso tipo.
Se han introducido reformas en la legislaci¨®n civil y penal en 1996 y los juristas explican que pueden ser in¨²til nuevas reformas. Se han desarrollado extensas, costosas e impactantes campa?as contra los malos tratos en los medios de comunicaci¨®n. A¨²n as¨ª, ah¨ª tenemos m¨¢s de 20.000 denuncias por a?o, un n¨²mero que tiene muy poco que ver con la realidad cotidiana. Como todos sabemos, la mayor parte de las agresiones no se denuncian. Ciertamente se denuncian ahora cinco o seis veces m¨¢s que hace unos a?os y algo estamos avanzando, pero no logramos detener significativamente esta barbarie.
Los partidos pol¨ªticos elaboramos programas para tratar de erradicar la violencia de g¨¦nero, los malos tratos, el terrorismo familiar. Algo estamos consiguiendo. Se est¨¢ perdiendo el miedo a la ley del silencio con la que amenazan los agresores. Cada vez es menos posible alardear, como lo era hasta hace bien poco, de pegar, humillar o vejar a una mujer o, en menos casos, hombre en el ¨¢mbito dom¨¦stico o laboral. Es verdad. Pero lo es tambi¨¦n que debemos intentar algo m¨¢s.
Necesitamos que las fuerzas de seguridad y los jueces, en la aplicaci¨®n de las leyes, sean m¨¢s sensibles a este clamor social. Naturalmente, se han de respetar las garant¨ªas constitucionales de todos los acusados de cualquier delito, tambi¨¦n de los relacionados con la violencia dom¨¦stica. Pero tenemos que tener la m¨¢s completa seguridad de que cuando una mujer denuncia malos tratos, va a ser debidamente atendida y eficazmente defendida contra la agresi¨®n y de que el agresor va a ser ejemplarmente castigado.
Y necesitamos hacer patente que el consenso existente entre todos los partidos y organizaciones sociales. ?ste no es un tema partidista. Se ha llegado a un acuerdo important¨ªsimo en defensa de las libertades y contra el terrorismo. Se ha llegado a otro para la justicia, y para la financiaci¨®n de las autonom¨ªas. Yo creo necesario que, al menos en Andaluc¨ªa, hagamos un esfuerzo m¨¢s para simbolizar la unidad que tenemos contra la violencia de g¨¦nero y en hacer patente que la batalla contra este terrorismo dom¨¦stico va a ser, igualmente, directa y frontal.
No va a ser f¨¢cil ganar esta batalla, pero no me cabe duda de que si existe la unidad de todos, administraciones, organizaciones sociales, partidos, sindicatos y hombres y mujeres, al final venceremos. Pero la lucha tiene que ser ambiciosa. No nos podemos conformar con solucionar los efectos de la violencia de g¨¦nero, hay que solucionar el problema. El camino hacia la desaparici¨®n de la violencia de g¨¦nero tiene que partir de la educaci¨®n y la formaci¨®n. La educaci¨®n desde la infancia, en la igualdad de g¨¦neros es fundamental pero m¨¢s importante es, si cabe, la formaci¨®n de las mujeres para alcanzar su independencia econ¨®mica y social.
La violencia desaparece cuando desaparecen las v¨ªctimas y es muy dif¨ªcil que una mujer independiente, que juega un papel protagonista en la sociedad, que dispone de recursos econ¨®micos y reconocimiento social, sea cual sea su trabajo, se convierta en v¨ªctima. El reto mayor es por tanto contribuir a la igualdad real de hombres y mujeres, en el ¨¢mbito laboral y en la participaci¨®n social.
Te¨®fila Mart¨ªnez es presidenta del PP andaluz.
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