La mirada humilde
El fot¨®grafo Antonio Cubiles recuerda a sus 92 a?os una vida n¨®mada ligada al retrato
Podr¨ªa sacar pecho y pavonearse despu¨¦s de una carrera prol¨ªfica alabada por propios y ajenos. Podr¨ªa levantar la cabeza tanto como para ver s¨®lo a los que tiene y tuvo por debajo. Pero Antonio Cubiles, fot¨®grafo sevillano instalado desde 1963 en Fuengirola (M¨¢laga), es todo un ejemplo de sencillez y de humildad. Posterga la altaner¨ªa y desprende una modestia que le arrastra a sus 92 a?os -?A estas alturas!- a ponerse nervioso con un peque?o homenaje vestido de entrevista.
Su forma de ser es el retrato, un modo de vida con el que ha caminado desde los 14 a?os, cuando su padre le dijo: '?De verdad te gusta esto de la fotograf¨ªa?'. Tras un s¨ª de Perogrullo, su progenitor le busc¨® un puesto como ayudante de Castellano, un s¨ªmbolo del retrato en la plaza de La Campana junto a la calle Sierpes de Sevilla. All¨ª, Cubiles se cri¨® y vio, uno tras otro, los estudios donde posaban casi siempre los m¨¢s pudientes.
Comenz¨® como ayudante, pero pronto se hizo un hueco. 'Todos hac¨ªan las mismas fotos, las mismas poses con las manos en la rodilla. Yo cambi¨¦ y busqu¨¦ los rostros, los primeros planos', explica Cubiles sobre sus inicios en una diferenciaci¨®n que otros no entend¨ªan. 'Ahora la fotograf¨ªa est¨¢ demasiado marcada por las prisas y no se cuida tanto', opina.
Por su objetivo ha desfilado lo m¨¢s selecto de la aristocracia andaluza, pero tambi¨¦n los humildes, aunque menos. 'A los que no ten¨ªan mucho dinero les daba facilidades e incluso regalaba fotos', afirma. Por sus manos han pasado la princesa Grace Kelly, Eva Per¨®n, Lola Flores, Edward Kennedy, Orson Welles y el ahora rey Juan Carlos I, entre muchos otros. 'Al Rey le fotografi¨¦ con siete u ocho a?os. Llevaba unos pantalones cortos', recuerda el fot¨®grafo.
Aunque empez¨® en Sevilla al hilo de la Exposici¨®n Iberoamericana de 1929, su esp¨ªritu n¨®mada le ha llevado a Madrid, San Sebasti¨¢n, Ir¨²n, M¨¢laga y hasta Palermo (Italia). 'Llegaba a una ciudad nueva, montaba un estudio y el dinero que ganaba lo usaba para irme a otro lugar', explica.
El volumen de trabajo que lleg¨® a tener le oblig¨® a emplear hasta a 12 fot¨®grafos para encargos que ¨¦l no pod¨ªa atender. Y lleg¨® el abrupto par¨¦ntesis de la Guerra Civil, que le hizo subirse a los carros de combate para inmortalizar a los soldados.
Han sido 66 a?os de profesi¨®n en los que Cubiles tambi¨¦n trabaj¨® para diarios como Abc, la agencia Europa Press o la revista Paris Match. Y en la d¨¦cada de los noventa comienza la retah¨ªla de homenajes. La Asociaci¨®n de Fot¨®grafos de Prensa de Sevilla le distingue como uno de los decanos de la profesi¨®n en Espa?a. A ¨¦sta le siguieron muchas otras 'emboscadas' en C¨®rdoba, Almer¨ªa o en M¨¢laga, a cargo de la Asociaci¨®n Nacional de Informadores Gr¨¢ficos de Prensa y Televisi¨®n.
'Pas¨¦ horas en el escaparate de una tienda de fotos con la nariz pegada al cristal admirando las c¨¢maras. Y el encargado me dijo que pasara. Despu¨¦s de tocar aquellas maravillas, ahora no me imagino qu¨¦ hubiera hecho si no existiese la fotograf¨ªa', asevera un Cubiles cuyas arrugas y cejas de sabio a¨²n conservan mil y un recuerdos.
Del daguerrotipo a la c¨¢mara digital
Como Antonio Cubiles, una lista interminable de compa?eros ha enriquecido la experiencia fotogr¨¢fica desde el daguerrotipo, el ya emblem¨¢tico primer artilugio que data de 1839, hasta las c¨¢maras digitales que ahora ganan terreno en un mundo de inmediatez. El libro Cr¨®nica de un siglo de fotograf¨ªa en Espa?a, de Francisco Torres D¨ªaz, hace un detallado recorrido por la Espa?a fotogr¨¢fica a partir de los testimonios de 40 especialistas fot¨®grafos, mayoristas, importadores, laboratorios, tiendas, asociaciones... En la obra se desglosan, d¨¦cada a d¨¦cada, las modas, los adelantos t¨¦cnicos, los autores, las tendencias y, por supuesto, las c¨¢maras. Todo ello enlazado con los diferentes contextos hist¨®ricos del pa¨ªs. Especial protagonismo cobra la Guerra Civil. En el libro no faltan ejemplos de retratos con aires del cine negro, una tendencia de finales del siglo XIX y principios del XX. Otra figura sentimental de principios de la centuria es la del minutero. El autor los define como 'fot¨®grafos ambulantes que recorr¨ªan playas, paseos y ferias retratando gente para venderles la fotograf¨ªa al minuto'. Este tipo de trabajos permaneci¨® en Espa?a hasta los a?os sesenta. Cr¨®nica de un siglo de fotograf¨ªa en Espa?a tambi¨¦n realiza un recorrido por los avances t¨¦cnicos que permitieron a los fot¨®grafos de prensa ir eludiendo los problemas de la inmediatez o con los pesados equipos que han sido un lastre para las maltrechas espaldas de estos profesionales. La c¨¢mara de 35 mil¨ªmetros se extendi¨® en los a?os cuarenta y propici¨® una mayor versatilidad por su ligereza y menor tama?o. La obra de Francisco Torres no deja a un lado la prensa de sociedad y relata c¨®mo en los cincuenta surge el s¨ªmbolo de la foto robada y, a la postre, el germen de los dolores de cabeza de los famosos: el paparazzi.
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