Los gitanos ya creen en la universidad
Las cosas no s¨®lo cambian en el mundo payo, sino tambi¨¦n en el gitano, un universo que, cada vez m¨¢s, se mira en el espejo de la sociedad mayoritaria. Aunque, eso s¨ª, lo hace de manera pausada y selectiva, eligiendo aquellos aspectos que le resultan beneficiosos, y rechazando los que le parecen m¨¢s antit¨¦ticos a su cultura. La universidad es ahora uno de los primeros, cuando la venta ambulante ya no es un seguro de trabajo, y al menos tres generaciones de gitanos valencianos han pasado ya por esta instituci¨®n y no por ello han dejado de lado sus ra¨ªces. No obstante, todos han sentido soledad y, en mayor o menor grado, la extra?a esquizofrenia de vivir entre dos mundos opuestos. Un sentimiento que parece dif¨ªcil de evocar, si no se ha padecido.
En estos momentos, la cifra de gitanos que cursan estudios universitarios en el territorio valenciano se acerca a la treintena, aunque no hay ning¨²n censo exacto y algunos de estos estudiantes son 'gitanos invisibles', t¨¦rmino antropol¨®gico que se usa para referirse a aquellos miembros de esta etnia que pasan inadvertidos. El n¨²mero actual de mujeres universitarias puede superar al de hombres, algo significativo en este colectivo. A lo largo de esta semana, en la UIMP de Valencia se imparte el curso Mujer gitana, donde, entre otros cosas, se analizar¨¢ la relaci¨®n de las j¨®venes con el sistema educativo. Guadalupe Jim¨¦nez tiene 23 a?os es una mujer absolutamente dispuesta a conseguir un objetivo. Desde luego, no extra?ar¨ªa si su cultura fuera paya, pero resulta que es gitana, y esto, a ojos de todos, hace que la cosa cambie. Est¨¢ muy dotada para el cante flamenco, y de hecho, lleva a cabo actuaciones profesionales. Pero Guadalupe no cree en los estereotipos -por ejemplo, su novio no es gitano- y el que una gitana encuentre trabajo s¨®lo en el cante o en la venta ambulante, es uno de ellos. 'Quiero ser enfermera, esa es mi meta', explica, y, para alcanzarla, ha comenzado a estudiar en la escuela universitaria del Hospital Cl¨ªnico de Valencia. Algunos casos como el suyo ser¨¢n revisados en el curso Mujer Gitana que, desde hoy hasta el viernes, se imparte en la sede de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) de Valencia bajo la coordinaci¨®n de las antrop¨®logas Teresa San Rom¨¢n y Carmen M¨¦ndez y del profesor de primaria Jes¨²s Salinas.
Guadalupe, y esto es a¨²n menos com¨²n, vino a estudiar a Valencia desde fuera. Ella procede de un pueblo de Albacete y proviene de una familia cl¨¢sica, con cinco hermanos, padre tratante de caballos y madre ama de casa. Su padre recel¨® de la decisi¨®n adoptada, pero su madre, en cambio, le apoy¨®. Quiz¨¢s a ello ayud¨® que la suya era la ¨²nica familia gitana de su pueblo, y la convivencia con 'los vecinos' (los payos) era muy buena. Lo suficiente como para que tomara de su cultura lo que considera m¨¢s interesante -'los estudios, la mayor autonom¨ªa de la mujer'- y lo aplicara a su propia vida. Entre sus compa?eros, Guadalupe se siente un poco 'la protagonista, porque no hay all¨ª m¨¢s gitanas; ellos y los profesores me valoran, no puedo decir que sienta racismo, pero a veces me encuentro rara, como sola'.
El vac¨ªo de la soledad es el s¨ªndrome t¨ªpico entre los gitanos universitarios: entenderse a uno mismo como un contradictorio eslab¨®n entre dos mundos puede ser algo vertiginoso y esquizofr¨¦nico. Y en ocasiones provoca que algunos estudiantes abandonen la carrera y vuelvan al c¨ªrculo opaco. Es un mecanismo de defensa para dejar de sentirse gitano entre payos, y payo entre gitanos. 'Aunque esto, por suerte est¨¢ cambiando de un modo decisivo', seg¨²n la opini¨®n de Ricardo Borrull, maestro de secundaria valenciano, y uno de los nombres clave para que en la Comunidad Valenciana las fam¨ªlias gitanas pierdan el terror a un posible 'apayamiento' de los hijos -sobre todo de las hijas, las potenciales transmisoras de los valores culturales a la descendencia- en su paso por los estudios superiores. Borrull est¨¢ casado con una gitana, ha tenido tres hijas, y todas estudian.
'Lo de casarse entre gitanos por el ritual pertinente despu¨¦s del paso por la universidad, es algo que han llevado a cabo diversos j¨®venes licenciados, y aunque se trata de una elecci¨®n personal, es un gesto admirable, porque transmite a las otras familias el mensaje de que no pasa nada, de que podemos seguir siendo gitanos tras el paso universitario'.
Este profesor opina que, gracias a decisiones como ¨¦stas, 'se ha conseguido que los estudiantes de nuestra etnia sean un referente para el resto, en vez de convertirse en lo contrario'. De cualquier modo, ser un referente no es un peso f¨¢cil para nadie. Borrull, de 45 a?os, pertenece a la segunda generaci¨®n gitana que pas¨® por la universidad. Desde entonces han habido dos m¨¢s, y cada vez menos, los estudiantes se convierten en 'gitanos invisibles', t¨¦rmino antropol¨®gico que define a los cal¨®s que se diluyen en la sociedad mayoritaria sin el reconocimiento p¨²blico de su condici¨®n ¨¦tnica. Incluso parece que se da el fen¨®meno contrario, el de que la universidad refuerza un retorno voluntario a excavar en las ra¨ªces, quiz¨¢s como acto de reafirmaci¨®n en lo m¨¢s rico de uno mismo.
Un informe realizado por el soci¨®logo Jos¨¦ Cabanes en el a?o 97 sobre la poblaci¨®n gitana de la Comunidad Valenciana apuntaba que, de entre 50.000 gitanos, hab¨ªa 20 cursando estudios superiores. No hay hoy recuentos espec¨ªficos, pero el propio Cabanes calcula que ahora 'pueden acercarse a la treintena, y al menos cinco han entrado por el acceso a mayores de 25 a?os'. Teniendo en cuenta que hay m¨¢s de cien mil universitarios, la proporci¨®n no es considerable. No obstante, es en Alicante donde m¨¢s casos se dan, y, seg¨²n Cabanes, 'hay m¨¢s universitarias mujeres que hombres. Para ellas, es un refuerzo individual dentro de la estructura social y tambi¨¦n un modo de moldear un destino predeterminado'. Han de vencer obst¨¢culos y suspicacias, 'pero suelen estar mucho m¨¢s preparadas para el esfuerzo del estudio superior'.
La mayor¨ªa eligen carreras cortas relacionadas con el contacto humano directo, como Magisterio o Trabajo social, aunque hay quienes cursan Filolog¨ªa, Psicolog¨ªa, o Derecho. 'La venta ambulante funciona muy mal, y ya todos son conscientes de que eso no es futuro para sus hijos. Adem¨¢s, los temores arcaicos de los gitanos mayores pesan hoy menos que antes; esto, y el que haya disminuido la natalidad, ayuda a contemplar una carrera como una salida', opina Jos¨¦ Cabanes, 'pero el hecho de que hoy la formaci¨®n acad¨¦mica no sea sin¨®nimo de mejora social o econ¨®mica, act¨²a en contra'. Estas disquisiciones s¨®lo se las permiten los miembros de la clase media, hijos de familias que llevan tiempo asentadas en un territorio, las m¨¢s imbuidas del contacto con las estructuras sociales mayoritarias. Los de m¨¢s abajo, ya tienen bastante con sobrevivir.Josefa Santiago estudia tercero de trabajo social en la Universidad de Alicante. Esta joven cree que los estudios universitarios estan tocados por 'un desinter¨¦s respecto a los temas que afectan a mi etnia; esto en mi carrera es un tema serio, porque luego la gente trabajar¨¢ con gitanos, y no tiene la menor idea de como somos'. Esta ausencia es generalizada en la Universidad. Y tampoco hay incentivos administrativos posteriores que garanticen una discriminaci¨®n laboral positiva al m¨ªnimo n¨²mero de gitanos que pasan por los estudios de mayor nivel. Quiz¨¢s el caso m¨¢s desconcertante sea el de Nicol¨¢s Jim¨¦nez, gitano soci¨®logo y uno de los pocos espa?oles que ha cursado estudios internacionales de roman¨®, lengua perdida que se supone que las asociaciones gitanas deben luchar por recuperar. Pese a esto ¨²ltimo, Nicol¨¢s no ha encontrado trabajo, y ahora vende fruta en el mercado de Alicante. 'La mayor¨ªa de las asociaciones van a lo suyo, a las subvenciones, y no se preocupan de nada m¨¢s', dice. 'Aqu¨ª encontramos una raz¨®n por la que los gitanos universitarios no suelen estar vinculados al asociacionismo', concluye el profesor de instituto Ricardo Borrull, 'y es que, en el caso de Valencia, los universitarios, como el resto de los gitanos, dudan de la honestidad de ciertos dirigentes asociativos y de parte de la Administraci¨®n'.
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