La mano de On¨¢n
Poco queda del ni?o terrible del ballet brit¨¢nico, de su ira pospunkie y sus excesos, en el fondo tan propios de los brit¨¢nicos de esa generaci¨®n irreflexiva y tachuelera que acab¨® en icono de postales. Michael Clark (Aberdeen, Escocia, 1962) hace ahora solamente dos fugaces apariciones que juegan a ser un cameo de s¨ª mismo. Clark cada vez m¨¢s se me parece a Nijinski, en lo f¨ªsico (su cr¨¢neo cauc¨¢sico, su mirada ausente) y en lo art¨ªstico: su empecinamiento, como el del ruso en su Till Eulenspiegel de 1916, tan cercano a la locura; el escoc¨¦s conserva la l¨ªnea can¨®nica de sus piernas y pies. Los dos son genios finiseculares, absortos en la provocaci¨®n.
La conexi¨®n de Clark y su obra con el mundo nocturno londinense de las discotecas vanguardistas es evidente, y es all¨ª donde est¨¢n los elementos de su est¨¦tica, a la vez compensadas con su enorme receptividad para lo core¨²tico. La colaboraci¨®n con el desaparecido Leigh Bowery (quien ide¨® los trajes de Fall y fue gur¨² de tendencias) es parte de esa b¨²squeda de atomizar fronteras con colores fuertes y emociones controvertidas. Moda ¨¢cida, glam-rock, algo de actitudes punk, se entrelazan con la inventiva danc¨ªstica y el resultado adquiere, muy a su pesar, valor testimonial.
Michael Clark Company
Fall. M¨²sica: The Fall; decorados: Trojan; vestuario: Leigh Bowery. Rise. M¨²sica: Primal Scream, Nina Simone y Mikis Theodorakis. Dise?os: Sarah Lucas. Luces: Charles Atlas. Coreograf¨ªas: Michael Clark. Festival de Oto?o. Teatro de Madrid. 23 de noviembre.
El core¨®grafo escoc¨¦s se erige como la estrella del ballet moderno ingl¨¦s de los ochenta. Los noventa no han sido para ¨¦l tan fruct¨ªferos, salvo sus dos incursiones en Stravinski. Su estilo compendia las herencias de Cunningham y Karol Armitage (con quien trabaj¨®) con citas elocuentes y bien estructuradas de virtuosismo acad¨¦mico. Es ballet neomoderno, y si en la primera parte hay frescor rupturista, en la segunda hay cierta oscuridad. Esta obra es un trabajo en evoluci¨®n que tendr¨¢ formato definitivo en Par¨ªs en mayo de 2002. Entonces se podr¨¢ ver hasta d¨®nde llega Clark con la mano del gran masturbador, elemento escenogr¨¢fico que roba protagonismo al buen baile de los ejecutantes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.