El gobierno, n¨²cleo esencial
'Se puede tal vez decir como excusa de las malas formas que no son m¨¢s que formas. Pero es un error. Las formas crecen a partir de los principios y operan para dar continuidad a los principios a partir de los cuales crecen. Es imposible poner en pr¨¢ctica una mala forma en cualquier cosa si no es con base en un mal principio. No puede estar enraizada en uno bueno. All¨ª donde las formas en cualquier gobierno son malas, se tiene una indicaci¨®n cierta de que los principios lo son tambi¨¦n'. Estas palabras de Thomas Paine, escritas hace ya m¨¢s de doscientos a?os (Rights of man; Collected Writings; The Library of America; NY, 1995; p¨¢gina 489), parece que estuvieran pensadas para la manera de proceder del Gobierno y de la mayor¨ªa parlamentaria del PP en su pretensi¨®n de imponerle la LOU a la sociedad espa?ola en general y a la Universidad en particular.
Es posible que la memoria me falle, pero no recuerdo que se haya aprobado ni una sola ley desde la entrada en vigor de la Constituci¨®n con tan malas formas, esto es, insultando tanto al sector directamente afectado por la norma o a los partidos de la oposici¨®n que a ella se oponen. Los rectores han sido (des)calificados como 'progres trasnochados' nada menos que por el presidente del Gobierno. Los estudiantes han sido tachados por la ministra de vagos ignorantes que ni siquiera se han molestado en leerse la ley y que protestan, en consecuencia, sin conocimiento de causa. Los profesores han sido presentados, tambi¨¦n por la ministra en sus declaraciones en Hoy por hoy, el mi¨¦rcoles 21, como portadores de intereses exclusivamente corporativos m¨¢s propios de la 'democracia org¨¢nica' de la ¨¦poca de Franco que de un Estado social y democr¨¢tico de derecho. La oposici¨®n del PSOE a la LOU ha sido calificada por Javier Arenas como 'antigua, retr¨®grada, cavern¨ªcola y contrarreformista'.
Cuando ¨¦stas son las formas, ?se puede tener raz¨®n en el fondo? ?Necesitar¨ªa insultar de esta manera el Gobierno si estuviera convencido de la bondad de la LOU para la Universidad espa?ola? ?Por qu¨¦ en lugar de vencer con su mayor¨ªa absoluta no pretende convencer con argumentos?
Las preguntas se responden por s¨ª mismas. Nadie discute que la mayor¨ªa parlamentaria del PP tiene legitimidad democr¨¢tica para aprobar la LOU. Pero dicha mayor¨ªa parlamentaria no deber¨ªa olvidar que la ley no s¨®lo es voluntas sino tambi¨¦n ratio y que debe poder ser justificada en t¨¦rminos de racionalidad y no s¨®lo de poder. En democracia no se puede tener raz¨®n contra la mayor¨ªa parlamentaria, pero no se tiene la raz¨®n por el solo hecho de ser la mayor¨ªa parlamentaria.
La verdad es que no se entiende muy bien la manera de proceder del Gobierno. No creo que haya casi nadie en la Universidad espa?ola que considere que la LRU no debe ser reformada. Nadie defiende la intangibilidad del actual marco jur¨ªdico universitario. Todo el mundo sabe que la LRU se hizo muy deprisa, inmediatamente despu¨¦s del acceso al Gobierno del PSOE, porque la situaci¨®n era literalmente insoportable al seguir en vigor la legislaci¨®n universitaria de la ¨¦poca de Franco. Y todo el mundo reconoce que, aunque el balance de la aplicaci¨®n de la ley no es negativo, la norma es manifiestamente mejorable.
Quiere decirse, pues, que no hab¨ªa en la Universidad mal ambiente para encarar una reforma de la LRU. Al contrario. Hab¨ªa un consenso bastante generalizado en la necesidad de reformarla, aunque no lo hubiera todav¨ªa en los t¨¦rminos en que habr¨ªa que hacerlo. Esto es lo que se tendr¨ªa que haber alcanzado en el debate del proyecto de ley, que antes de ser tramitado parlamentariamente tendr¨ªa que haber pasado por un debate en la sociedad, en el que habr¨ªan tenido que participar los destinatarios inmediatos de la norma, pero tambi¨¦n empresarios, colegios profesionales, sindicatos y organizaciones empresariales, etc¨¦tera.
Con el proyecto de la LOU se tendr¨ªa que haber hecho lo que se hace con cualquier otro proyecto de ley. ?O es que la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil o del C¨®digo Penal se podr¨ªa haber hecho sin que se hubiera pronunciado sobre el texto articulado el Consejo General del Poder Judicial, sin contar con la opini¨®n de jueces y abogados, sin evaluar el coste econ¨®mico de la reforma y hubiera podido ser tramitada por el procedimiento de urgencia sin debate parlamentario alguno?
Nuevamente la pregunta se responde por s¨ª misma. ?Por qu¨¦, entonces, se ha procedido con la Universidad de la forma en que se ha hecho? ?Es que la situaci¨®n de la Universidad era tan insoportable y estaba internamente tan corrompida como para que la reforma tuviera que hacerse de manera perentoria y sin contar con los miembros de la comunidad universitaria?
Me temo que s¨ª, que ¨¦ste es el diagn¨®stico al que responde el proyecto de la LOU, aunque no se atreva a formularlo de manera expresa. Pues, de lo contrario, no se entiende nada. El Gobierno ha llegado a la conclusi¨®n de que con la Universidad no se puede contar para hacer ning¨²n tipo de reforma. Est¨¢ tan viciada de ra¨ªz que hay que proceder de manera quir¨²rgica y a toda velocidad.
?sta es la raz¨®n por la que la LOU m¨¢s que una ley de reforma de la Universidad, es una ley de reforma del gobierno de la Universidad. El obst¨¢culo para la reforma de la Universidad es su forma de gobierno. La f¨®rmula parlamentaria de gobierno, dise?ada en la LRU, ha degenerado en una direcci¨®n olig¨¢rquica, que ha corrompido por completo el funcionamiento de la instituci¨®n. Formalmente la f¨®rmula es democr¨¢tica, pero materialmente no s¨®lo no lo es, sino que no tiene posibilidad de ser reformada, ya que ha implicado a tantos profesores, alumnos y personal administrativo en una pr¨¢ctica viciosa, que ¨²nicamente puede ser sustituida por otra f¨®rmula distinta.
?ste es el n¨²cleo esencial de la LOU. Por eso los rectores y los claustros han sido identificados como los malos de la pel¨ªcula, con los que hay que acabar de manera inmediata. El problema principal de la Universidad es su f¨®rmula de gobierno. Si no se la sustituye por otra distinta, ser¨¢ imposible cualquier operaci¨®n de reforma. La actual lo acaba corrompiendo todo.
A ello responde la sustituci¨®n de la elecci¨®n del rector por el claustro por la elecci¨®ndel rector por sufragio universal directo, que es una f¨®rmula in¨¦dita en derecho comparado. Puesto que no se puede contar con la Universidad tal como est¨¢ gobernada en este momento para hacer la reforma, habr¨¢ que impon¨¦rsela primero y hacerla efectiva despu¨¦s mediante una autoridad universitaria unipersonal que no tenga que responder de su gesti¨®n ante la propia comunidad universitaria. El rector de la LOU tiene legitimidad democr¨¢tica en su origen, pero ning¨²n control democr¨¢tico en el ejercicio de su cargo. El claustro no controla ordinariamente la gesti¨®n del rector, sino que ¨²nicamente puede destituirlo por mayor¨ªa de dos tercios, es decir, pr¨¢cticamente nunca.
Corolario de este diagn¨®stico es la politizaci¨®n partidaria de la Universidad, que no s¨¦ si es el objetivo que parece buscarse, pero que va a resultar inevitable. Una elecci¨®n por sufragio universal directo, cuando el cuerpo electoral es tan numeroso como lo es el de las universidades de hoy, va a exigir una financiaci¨®n considerable, a la que no se va a poder hacer frente individualmente. Los candidatos a rector van a acabar siendo inevitablemente candidatos de partidos.
Hace unas semanas, F¨¦lix de Az¨²a se quejaba en su columna de contraportada de los mi¨¦rcoles de que el debate sobre la reforma de la Universidad se estuviera reduciendo al debate sobre el gobierno de la Universidad. Ten¨ªa toda la raz¨®n. Pero es que ¨¦se es el debate que la LOU nos ha impuesto. ?se es el n¨²cleo esencial de la LOU. Todos los que estamos dentro sabemos que no es verdad que cambie el sistema de acceso al profesorado ni que se vaya a introducir un procedimiento de evaluaci¨®n de la calidad de todas las universidades del conjunto del sistema. La LOU en este terreno incorpora la trampa que permite excepcionar los principios que establece. La superaci¨®n de la endogamia y el control de la calidad es pura ret¨®rica. Es el gobierno de las Universidades y nada m¨¢s que el gobierno lo que se pretende reformar. Y ¨¦se no es el problema de la Universidad.
Javier P¨¦rez Royo es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla.
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