Riojano en Chile

PRIMITIVO Gurpegui, Primi para los amigos, es decir, para todos los amantes del vino, los toros y la buena mesa, es una rara mezcla de audacia, tenacidad y entusiasmo, incluso en tiempos de mudanza. Capeado el temporal de sus bodegas espa?olas con acierto, se ha ido a las Am¨¦ricas a buscar fortuna, en este caso bajo la forma de un vi?edo en el Valle Central de Chile, donde se elaboran los mejores tintos del pa¨ªs. Y all¨ª se ha impuesto la quim¨¦rica tarea de hacer un vino chileno con esp¨ªritu y car¨¢cter riojano.

Para tan alto empe?o, Gurpegui y un en¨®logo franc¨¦s se valen de la uva pinot noir, de dif¨ªcil y esquiva elaboraci¨®n, pero que puede aportar al poderoso cabernet sauvignon de estas tierras f¨¦rtiles y soleadas la finura imprescindible para que su Bar¨®n de Gurpegui pueda asemejarse a los vinos elaborados con nuestra elegante y muy espa?ola tempranillo. As¨ª las cosas, sorprende que el vino, nacido bajo el volc¨¢n andino, y salido de aquellos barros de aluvi¨®n y ceniza, muestre un car¨¢cter tan estilizado, m¨¢s afrancesado que riojano, pero con el encanto de quien hace del mestizaje todo un arte.

Por ejemplo, en la nariz se aprecia, a primer olfato, una profusi¨®n de frutillos rojos y negros (moras, ar¨¢ndanos, frambuesas, cerezas en alcohol) que se van apagando como un tenue acorde, para imponerse entonces las notas vibrantes de la buena madera francesa (cedro, clavo, pimienta negra, vainilla tostada), y dar paso, a su vez, al profundo y sostenido eco del poderoso cabernet (cuero, chocolate amargo), refrescado por una ligera brisa bals¨¢mica (eucalipto). Un viaje arom¨¢tico, ciertamente ex¨®tico, que nos lleva con naturalidad hacia el paladar sedoso, el gusto efusivo, el sabor a frutas licorosas que impregnan de frescura sus delicados taninos.

Ya tiene m¨¦rito: un vino fino en tiempos de tintos de poderosa estructura, que ni es muy riojano ni muy chileno, sino simplemente un buen vino.