Un decorado para Mar¨ªa Callas

Franco Zeffirelli lo intent¨®, pero no consigui¨® que Mar¨ªa Callas se transformara en Carmen sobre un escenario -aunque su grabaci¨®n del personaje sea legendaria-. Quiz¨¢ a la gran diva griega le daba miedo el esp¨ªritu rebelde de esa cigarrera que hu¨ªa de ataduras con los hombres. Al final, el director italiano se ha salido con la suya en el largometraje Callas forever. Aunque ya no sea la Callas de carne y hueso, sino a trav¨¦s de la actriz Fanny Ardant, la soprano aparecer¨¢ en la pantalla encarnando a la gitana de la ¨®pera de Bizet. La altiva y se?orial Osuna, un municipio de la campi?a sevillana a 80 kil¨®metros de la capital, le presta el decorado.

Con el equipo lleg¨® la revoluci¨®n a este pueblo en el que cada uno de sus 20.000 habitantes vivi¨® los d¨ªas del rodaje como si ellos fueran los protagonistas. La calle de San Pedro, que m¨¢s parece un cat¨¢logo de portadas barrocas, conquist¨® al director italiano y se convirti¨® en el escenario del pase¨ªllo hacia la plaza, cuando suena la famosa aria del toreador. En esa calle se encuentra el palacio del Cabildo Colegial, un p¨®sito (granero) en el que la Iglesia atesoraba los diezmos de los agricultores, levantado en 1773 por Alonso Ruiz Florindo. El palacio del Marqu¨¦s de la Gomera, convertido ahora en hotel y restaurante con muy buen gusto, da ¨ªnfulas a cualquiera aunque s¨®lo se tome un caf¨¦. Adem¨¢s es una muestra de que el poder¨ªo econ¨®mico del pueblo no se circunscribe al pasado. En el siglo XV, Osuna fue la capital del se?or¨ªo del conde de Ure?a y, despu¨¦s, duque de Osuna.

Dicen los vecinos que las chumberas en las que a Zeffirelli se le antoj¨® montar un campamento de gitanos para que su Carmen / Callas / Ardant hiciera mutis son tan antiguas como la propia colegiata. Su singularidad debi¨® de ser lo que motiv¨® el cambio de planes del director de Romeo y Julieta, que ya ten¨ªa todo previsto para rodar esa escena en Guadix (Granada) y en el ¨²ltimo momento opt¨® por continuar en el municipio sevillano. Y es que Osuna, que ha tenido que tragar quina con los caprichos de Zeffirelli, pretende labrarse un porvenir como anfitriona de rodajes.

El papa Paulo III otorg¨® una primera bula en 1535 para que el cuarto conde de Ure?a pudiera levantar la colegiata. Seguro que el edificio, de traza sobria, que se yergue en el punto m¨¢s alto del pueblo, era buena atalaya para que los 36 cargos de este templo no perdieran detalle de las idas y venidas de sus feligreses.

Cuadros de Ribera

Tan s¨®lo la contemplaci¨®n de los cinco lienzos de Jos¨¦ de Ribera que cuelgan de las paredes del templo justifican la visita. Eso se encarga de dejarlo muy claro Rosario Ribera, que no es descendiente del Espa?oleto, sino la persona que acompa?a a los visitantes en el recorrido por el monumento y, adem¨¢s, los despide arranc¨¢ndole unas notas al realejo (¨®rgano de mesa) del siglo XVI, uno de los m¨¢s antiguos de Espa?a. Las pinturas, tan grandiosas como Expiraci¨®n de Cristo o Martirio de san Bartolom¨¦, est¨¢n firmadas entre 1616 y 1627 y las regal¨® a esta iglesia el tercer duque de Osuna, tambi¨¦n virrey de N¨¢poles. Fue en esta ciudad italiana donde se conocieron arist¨®crata y pintor y donde se hizo el encargo.

Justo frente a la colegiata, con un pante¨®n ducal que parece una iglesia de tres naves en miniatura, los duques de Osuna financiaron la construcci¨®n de la universidad. La empresa, iniciada en 1548, pretend¨ªa contrarrestar los ataques her¨¦ticos del mism¨ªsimo Enrique VIII de Inglaterra. En este magn¨ªfico edificio con artesonados mud¨¦jares se estudiaba teolog¨ªa, medicina, artes, c¨¢nones y leyes, aunque parece ser que no alcanz¨® mucha fama. 'En Osuna y en Orihuela, todo cuela'. Cervantes recoge este malicioso dicho que corr¨ªa de boca en boca entre los estudiantes m¨¢s holgazanes. Actualmente, las disciplinas han cambiado, pero el edificio conserva su uso.

El mismo cerro alberga el monasterio de la Encarnaci¨®n (1549), que se levant¨® como hospital y fue el primero en separar a los enfermos en pabellones de agudos, cr¨®nicos y convalecientes. Ahora es convento de mercedarias descalzas y su museo guarda una espl¨¦ndida colecci¨®n de azulejos. Los vestigios de la antigua Urso, habitada desde el a?o 1000 antes de Cristo, est¨¢n custodiados en la Torre del Agua, una construcci¨®n almohade del siglo XII que se ha convertido en el Museo Arqueol¨®gico. La lista de iglesias, palacios y conventos es tan larga como la de bares de tapas. En Osuna no se malgasta ninguna mirada, y menos a¨²n ahora que la c¨¢mara de Zeffirelli ha hecho famosas hasta las pencas de sus chumberas.